martes, 30 de diciembre de 2008

Fin de año, año nuevo

Escribo estas líneas para despedir el año que pronto será viejo; un año deslumbrante en conflictos, fracasos y olvidos. Un año que termina, con Octavio Paz (Piedra de Sol, 1957),
“mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo”
Fin de año: A la multiplicación de los panes sigue el horror de la multiplicación de los decapitados y asesinados; 28 aumentos a los combustibles; inflación oficial al alza; discursos oficiosos donde solo cabe el cinismo y la mentira; los medios al servicio de lo políticamente correcto y del poderoso. Es lo que viene en 2009.
El 2008 será, para la historia de nuestro atribulado México, un año para repasar el destino escrito por el poder de la violencia y los privilegios, para decir, con Walt Whitman (Hojas de hierba, edición 1891-1892) (verso El año presente, de Adiós a mi fantasma)
“¿No tengo para ti una palabra que sea al mismo tiempo un
arma – algún mensaje breve y cruel?
(¿No he peleado en verdad hasta el fin de la batalla?) ¿Ya no quedan balas
Para todas tus afectaciones, tus ceceos, tus desdenes, tu multiforme necedad?
¿Ni para mi mismo – para mi propio yo rebelde, oculto en ti?
¡Humíllate, humíllate, altiva garganta! – aunque te ahogues;
Humilla tu rostro barbado y tu frente arrogante hasta el albañal;
Inclina el cuello hasta el suelo para recibir tus limosnas.”
Limosnas que el poder dispone para la mayoría, preocupada porque su situación está peor que en 2007, además de estar intranquila cuando piensa en su futuro; califica con 5.9 su situación económica; con siete las condiciones de su casa, y con 7.4 su ambiente de trabajo (Encuesta de María de las Heras). Incertidumbre, inseguridad, ansiedad, angustia.
Un fin de año, con Octavio Paz de nuevo, donde se aprecian
“cuartos a la deriva
entre ciudades que se van a pique,
cuartos y calles, nombres como heridas,
el cuarto con ventanas a otros cuartos
con el mismo papel descolorido”
Descoloridos colores que nos acompañarán en el 2009. Año al que apenas estamos por arribar, y ya lo conocemos, ya le sabemos algo. En 2008, 5,791 crímenes violentos, cuántos parroquianos se irán por la violencia, como Walt Whitman reclama (verso Una hora de locura y alegría, de Hijos de Adán), en
“¡Una hora de locura y alegría! ¡Oh, locura furiosa, no me aprisiones!
(¿Qué es esto que hace que me desate en tempestades?
¿Qué significan mis gritos en medio de los relámpagos y de los vientos enfurecidos?)
Pero, amable lector, esperemos que el 2009 sea, en lo personal, lo individual, lo colectivo, fuente de sosiego, esperanza, para que, con Jaime Sabines, resplandezcan los amorosos (1997), pues
“Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.”
Tal vez 2009 no será El año en año en vivimos en peligro (The year of living dangerously, 1982, filme de Peter Weir), pero ojalá sea el año en que cambiemos el estado actual de las cosas. Busquemos pues sosiego, paz en 2009; la lectura -poesía, narrativa, ficción, el buen cine, lo que quiera, con quien quiera, solo, con los suyos, con la vida, enaltecen nuestro espíritu, nuestra conciencia. Que 2009 sea lo que usted disponga, lo que usted decida.