Durante
el último gobierno panista, la relación México-Estados Unidos, por
esquizofrenia personal, ignorancia y mediocridad, favores económicos para
implementar esta guerra que empeora, cayó en la total subordinación a la
política y estrategia interna y continental de la Unión Americana.
Ahora
el gobierno priista confirma que más vale estar subordinado que protagonizar
una relación bilateral en la que la vecindad geográfica, la dependencia
económica, un proceso migratorio histórico, entre otros, sean integrados a una
estrategia que favorezca a nuestro país.
Señala
un subsecretario de la SRE, que en cuanto a los millones de indocumentados
mexicanos, no se le va a dar “gusto” a quienes insisten en que el gobierno
mexicano tenga una postura activa en un problema claramente bilateral,
diplomático, económico, político y social.
Como en
el siglo pasado, ni regresen, quédense en Estados Unidos y cualquier cosa que
ese país les otorgue, es lo mejor que podrían tener. Mientras tanto, México
“calladito”, sin aspavientos, se ve bien. Que los indocumentados, expulsados
por los gobiernos pasados se las arreglen.
La
postura mexicana está a tono con la política continental estadounidense que
define la migración como potencialmente terrorista. Y en la estrategia México
es parte de un entramado en la que nuestra frontera sur es clave para regular y
detener la migración centroamericana y el sur continental.
Barak
Obama profundizó la política restrictiva contra la inmigración que George W.
Bush implantó a raíz de los atentados terroristas de septiembre de 2001. El
segundo promovió las redadas y detenciones, mientras el primero las acentuó
criminalizando y deportando a 400 mil inmigrantes cada año.
El cálculo
político, que no alcanza a arraigar entre la derecha republicana, el Tea Party,
los antiinmigrantes y los anglosajones blancos protestatanes (WASP, siglas en
inglés), ha llevado al escalamiento de una política inmigratoria
discriminatoria, restrictiva y violatoria de los derechos humanos.
Mientras
tanto, en nuestro país el gobierno actual marcha con el estadounidense en
acatamiento a una estrategia que ve en los inmigrantes indocumentados una seria
amenaza. Una política continental que incluye la lucha contra el narcotráfico,
el terrorismo y el saneamiento económico del país del norte.
Pero
no solo eso. El gobierno mexicano espera, ante la eventualidad de una reforma
migratoria, alejar el fantasma del retorno masivo que termine por romper el
aparente idilio mediático que propaga unas supuestas “reformas estructurales”,
donde el extranjero es lo único que salvará a este país.
En el
plano interno, la “guerrilla” mediática que intenta fijar en las percepciones
de la ciudadanía un país inexistente y un futuro aún más improbable, no cesa.
Pero cada día esa plataforma ideológica-política se desvanece, a pesar de los
jilgueros mediáticos. Las reformas están despeñándose.
Tal es
el caso de las reformas educativa y laboral. La primera restringe y atenta
contra los derechos laborales del magisterio, además de suponer que los padres
de familia, sin tomar en cuenta su condición de precariedad, tendrán que
financiar una educación pública definida por el empresariado.
La
reforma laboral únicamente ha acentuado la precariedad laboral, para solaz
esparcimiento de los empresarios y los abusos de los “emprendedores” del
outsourcing. Datos oficiales muestran la caída libre del empleo, la pérdida del
poder adquisitivo y la indefensión de los trabajadores.
Como
se observa en los presupuestos de egresos e ingresos, tanto de la federación
como de Michoacán, la austeridad se aplica a los ciudadanos. Los legisladores,
burócratas de primer nivel, las áreas de propaganda (de comunicación social
nada tienen), tendrán aumentos más que sustantivos.
A la
fecha, las reformas educativa y laboral, junto con la propaganda de austeridad,
están deslegitimadas. Una es parte del saldo favorable de la movilización
magisterial; la segunda, las estadísticas la han evidenciado, y la tercera,
sigue produciendo efectos contrarios a los que se pretenden.
Sin
duda, “Manuel” e “Ingrid” terminaron de desnudar a los gobiernos de todos los
colores, al nacional y los estatales. Mientras la fiesta seguía, el desastre
nos mostró la realidad de un país devastado económica, social y ecológicamente.
La marginación, la pobreza, la violencia, la precariedad, siguen ahí.
En la
relación México-Estados Unidos continuará la herencia panista que también
devastó y desfiguró la larga tradición mexicana en cuanto a su papel en las
relaciones internacionales, mientras internamente la intransigencia de hecho y
mediática exhiben las caras de un gobierno y un país con graves problemas.
Obviedades. 1. Es razonable suponer que en cuanto al IVA en
alimentos y medicinas y otros impuestos planteados en la “reforma hacendaria”,
los diputados y senadores harán su tarea: aplicarlos para así dar otro respiro
a un presidente de la república cada vez más cuestionado y con importantes
derrotas. 2. Estudiantes de universidades privadas, en su derecho, alzan la voz
en contra del IVA en las colegiaturas, pero el “movimiento” tiene tufo pro-empresarial.
La IP usando a sus estudiantes para presionar al gobierno de EPN. 3. En
Sinaloa, el cartel del golfo reparte despensas ante la parálisis priista, mientras
en Michoacán en mantas se acusa a ese mismo gobierno de complicidad e
inoperancia. 4. Dice Gustavo Madero, el presidente del PAN, junto con los
pripanistas, que la privatización del petróleo y el sector energético de este
país está “sobreideologizada” como para someterla a consulta, pero saben que
una mayoría de mexicanos, independientemente de su grado de conservadurismo,
porque la izquierda sigue siendo una minoría, se opone. 6. El Papa Francisco,
en una extensa y provocadora entrevista, llamó a la anquilosada Iglesia
católica y a sus fieles, a hacer a un lado los extremismos sobre el aborto, la
homosexualidad, los matrimonios entre personas del mismo sexo, para renovar una
religión que debería ser luz ante tantas injusticias, discriminación y abuso de
poder. 7. 232 millones de personas, 3.2 por ciento de la población mundial,
viven actualmente en otro país. La mayoría de los migrantes salen del sur para
asentarse en otras naciones del sur y del norte, mientras Estados Unidos sigue
siendo el principal receptor. 8. El Pew Hispanic Center, en su reciente
reporte, afirma que la tendencia a la disminución de la inmigración
indocumentada en la Unión Americana se está revirtiendo. A marzo de 2012, el
número de indocumentados llegó a 11.7 millones respecto a los 11.3 de 2009. 9.
Efectivamente, el tipo de cambio ha aligerado la caída continua de las remesas,
pero ya es supina ignorancia seguir viéndolas como la única oportunidad para el
bienestar de las familias, mientras ninguna política pública se pone en marcha
en nuestro estado. 10. La emigración del sur del país a Estados Unidos sigue
cobrando relevancia: 81 por ciento son jóvenes entre 20 y 39 años que no han
concluido la secundaria; el 73 por ciento son hombres y el 27 por ciento
mujeres.