La campaña electoral de la derecha, ha puesto el énfasis en el miedo,
como un sentimiento individual manipulable, pues supone la prevalencia de un
miedo colectivo explotable a su favor. Busca que lo que llama miedo salga a
flote para que los mexicanos voten por la candidata derechista, Xóchitl Gálvez.
La propaganda hace hincapié en que los habitantes de México tienen miedo y que,
en los últimos cinco años, el miedo consume a los mexicanos y define su vida
cotidiana. Usan la inseguridad, la salud, la pandemia de COVID 19, los
feminicidios, los desaparecidos y a sus buscadoras, entre otros aspectos, para
intentar someter a la gente. Recientes encuestas del INEGI, una institución
pública, autónoma, que no podría ser acusada de ser comparsa del gobierno de la
4T, muestra que los mexicanos son felices, que la inseguridad persiste, pero en
algunos centros urbanos del país la percepción negativa baja o se ha estancado,
el empleo formal crece, la economía en general tiene un comportamiento favorable,
etc.
En el tema de salud, la derecha trata de confundir a los mexicanos
cuando dice que el seguro popular regresaría para que a nadie le falte atención
médica y medicinas, cuando fue un programa de Vicente Fox que le cobraba a
quienes estaban fuera del sistema de salud pública institucional (IMSS, ISSSTE,
PEMEX, SEDENA, MARINA). Los mexicanos sin adscripción a las instituciones
públicas de salud, podían ser atendidos en las mismas, pero la atención era
limitada. Y en el tema de materiales de curación, medicamentos y algunos
estudios, la gente tenía que pagar aparte o usar servicios subrogados a la
medicina privada, la que realmente se enriquecía con esta privatización
soterrada. Sobre la pandemia de COVID 19, la derecha paga a un grupúsculo de
derechistas, entre los que destacan Sergio Aguayo Quesada, el exministro José
Ramón Cossío, y otros exfuncionarios del PRI y el PAN, y personajes y
académicos ligados implícitamente a ambos partidos políticos, distinguidos por
su activismo anti AMLO, anti Hugo López-Gatell, anti 4T. Según sus sesudos
“análisis”, más de un millón de mexicanos murieron por la pandemia, lo que
mostraría la falta de atención del gobierno mexicano. Y se dicen “apartidistas”
e “independientes”.
En cuanto a la inseguridad, la derecha sigue con su propaganda de miedo,
ante hechos que caracterizaron a los gobiernos del PAN y el PRI. Claro, la
inseguridad subsiste, pero no podemos negar sus orígenes, menos que en el
contexto electoral actual esté siendo usada, no solo por la derecha y la
oligarquía, sino también por la delincuencia organizada, la que añora los
acuerdos que alcanzaron con el narcopresidente Felipe Calderón y su
exsecretario de Seguridad, hoy encarcelado en Estados Unidos, acusado por
narco. Los desaparecidos, son parte de esa guerra esquizofrénica, pero la
derecha busca capitalizar, descontextualizando hechos trágicos y dolorosos. Las
buscadoras, las familias de los desaparecidos/as, si bien han cuestionado el
papel del gobierno federal, han superado el miedo y han encontrado cientos de
fosas que el PAN y el PRI negaron y ocultaron, mientras el gobierno de AMLO ha
reconocido su existencia, aunque no ha podido darle solución a tan triste
situación.
Con todo, el miedo que la derecha busca propagar y manipular entre los
mexicanos, está calando fuerte entre la misma derecha. La denuncia en contra
del ministro en retiro, Arturo Zaldívar, es una muestra del pánico en el Poder
Judicial, ante la posibilidad de que el 2 de junio, no solo gane la presidencia
de la República la candidata de Morena-Pt-PVEM, Claudia Sheinbaum, sino también
se cumpla la idea del Plan C. Es decir, que esta coalición obtenga la mayoría
absoluta en el Congreso de la Unión (Senado y Cámara de Diputados), lo que
podría implicar aprobar y echar a andar la reforma del Poder Judicial. Los
miedos de la derecha, seguirán marcando la contienda electoral, porque es un
sentimiento individual que olvidaron los derechistas que también los acompaña.
Vivir lejos del presupuesto, los privilegios, aterroriza al PRIANRD y la oligarquía.