lunes, 23 de noviembre de 2009

Confusiones mexicanas y frutos estadounidenses

1. Las sinrazones del actual “gobierno” azul se agolpan en los medios, en los discursos, las actitudes. Hasta los levantacejas oficiosos y oficialistas, tan abundantes en los medios electrónicos, impresos y radiofónicos, en su férrea y psicótica defensa, se enredan ante tanta ineficacia, verbalismo insano y podredumbre.
El fracaso y la confusión blanquiazul afectan ya a su supuesto guía. Como su anterior “amigocho”, el señor de Los Pinos, cada que pisa suelo extranjero, lanza bravatas que devienen en disculpas y llamados a la “unidad y el dialogo”. En reciente viaje, acusó a la iniciativa privada de torpedear su paquete fiscal, para finalmente disculparse.
Sin duda, la mediocridad vende más en el extranjero. Lo mismo pasó con su “contundente crítica”, según los medios y jilgueros oficialistas, contra el proteccionismo estadounidense, el que siempre ha estado ahí, y el TLCAN, el cual fue diseñado para operar desfavorablemente y acentuar las asimetrías entre México y sus socios desarrollados.
2. El grotesco espectáculo antiabortista, celebrado, apoyado y promovido por la jerarquía eclesiástica católica y sus socios PRI-PAN, cuyo único fin es criminalizar a la mujer, apuntalar la violencia de género, socavar el derecho a decidir de millones de mujeres, recibe del Congreso de BCS un mensaje sin mucho escándalo mediático.
Aunque una golondrina no hace verano, la iniciativa presentada por una diputada perredista, con significativo respaldo, contraria el autoritarismo y exacerbado conservadurismo de los grupos que pretenden decidir lo que es moralmente aceptable para su propaganda ideológica, poder y dominio.
Mientras esa jerarquía eclesiástica clasista y progobiernista acusa a los electricistas por usar un estandarte de la Virgen de Guadalupe, como si los azules y sus acompañantes fuesen dueños de la fe de los mexicanos, un pequeño grupo de obispos católicos, conocidos por sus posturas progresistas, defiende el uso de la imagen y apoya al SME.
3. La homofobia azul también hace campaña. Un asambleísta del Distrito Federal convierte en “Jaula de las Locas” una iniciativa a favor del matrimonio de parejas del mismo sexo. Si mujeres, niños y niñas son violentados cotidianamente en la guerrita contra el narco, no se puede esperar otro trato a quienes ejercen su derecho a ser diferentes al fascismo andante.
Esta actitud, que alienta los crímenes de odio, refleja la ignorancia y el oscurantismo azul en asuntos como la educación pública también. Mientras una supuesta “representante popular” se enreda en vulgaridades (“grasientos”) contra las universidades públicas, la mediocridad clasista del titular de la SEP aplaude la “pasión” de quien vive de privilegios.
4. En Estados Unidos, la Cámara de Representantes dio su visto bueno a la reforma de salud del presidente Barack Obama. Ahora sigue la discusión, y de seguro las modificaciones, en el Senado de ese país. Una victoria a pesar de las recientes derrotas demócratas en dos entidades donde los votantes rechazaron al Partido Demócrata.
Asimismo, la comunidad latina se apuntó un triunfo al lograr la renuncia de Lou Dobbs, conocido locutor antiinmigrante de la cadena CNN. Una coalición de grupos de origen hispano, donde destaca el National Council of La Raza, promovieron una campaña para insertar un mensaje pagado en contra del personaje, pero fue rechazado por CNN.
Con todo, la presión fue in crescendo hasta que Lou Dobbs anunció al aire su retirada. Varios de sus comentarios de odio antiinmigrante pueden ser vistos en Youtube. A pesar de los llamados a la moderación y el derecho de réplica, armó una campaña de mentiras y abusos verbales contra los indocumentados, particularmente mexicanos.
5. La renuncia del locutor pareció enmarcar el anuncio de Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, quien afirmó que el gobierno de Obama espera que el Congreso de su país impulse una reforma inmigratoria integral a principios del 2010. Es una buena noticia, pero deposita en los congresistas la responsabilidad.
Así, el presidente Obama se libera de su compromiso de campaña y se prepara para otras batallas. Janet Napolitano afirmó que la reforma tendrá tres ejes: control serio y eficaz de la inmigración; una solución favorable para las familias y los trabajadores, y firmeza, pero con justicia, en el trato a los 12 millones de indocumentados que están en ese país.
6. Un ejemplo de control serio y eficaz para algunos estadounidenses, lo ofrece la celebrada Secure Communities Initiative que viene aplicando el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), del Departamento de Seguridad Interna (DHS, en inglés) de Estados Unidos, la cual ha identificado a más de 110 mil extranjeros criminales.
Es un programa acordado con autoridades locales que desde octubre de 2008 ha apresado a extranjeros de acuerdo con tres niveles: Nivel 1, asesinato, violación y secuestro (1,900 individuos ya deportados), y Nivel 2 y 3, con más de cien mil convictos por robo y serios crímenes contra la propiedad. Muchos, inmigrantes indocumentados.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Para exorcizar el horror de todos los días

¿Te atreves ahora, oh alma a caminar
conmigo hacia la región desconocida,
donde no hay piso para los pies
ni sendero que seguir?
Walt Whitman, Hojas de hierba

A la inseguridad de todos los días, la violencia insana, sumemos las mezquindades del “gobierno” azul y los “legisladores” de PRI-PAN que golpean nuevamente a la mayoría de los mexicanos, mientras protegen a los privilegiados y salvaguardan sus propios intereses y prerrogativas. Nada les importa el bienestar de la colectividad.

Pero amable lector, hoy haré a un lado lo que parece un desdén insano de la mafia política, la oligarquía y sus medios de comunicación, para pensar la inseguridad cotidiana que violenta la vida de la gente. La violencia verbal, el acoso, el abuso de género, las ejecuciones, masacres y asesinatos, tienen permiso diario.

Nuestra seguridad, confianza en los días por venir, se ha ido cubriendo de horror, desengaño y preocupación cotidiana. Salir a la calle, transitar por las conflictivas avenidas, termina de colmar la cotidianeidad que comenzó con la disposición de enfrentar el horror de todos los días. Ese susto que produce cierto poder recorriendo las calles.

No falta hora y día que la soldadesca, los policías, se impongan en nuestro cotidiano andar. Sirenas, rostros adustos, armamento, blindados. Todo acaba de nublar el día, la tarde, la noche antes de dormir. Uno se pregunta dónde fue el levantón, el secuestro exprés, la balacera. A quién se llevaron, a quién acribillaron.

Los medios impresos, tan profusos en nimiedades y frivolidades, exponen fotografías, notas mal redactadas y pesquisas imprecisas sobre los últimos ejecutados, descuartizados, secuestrados, desaparecidos. También hacen del espectáculo mediático de la guerrita contra el narco página roja de primer impacto.

Como quiera, la sonrisa afable, el saludo amistoso, nuestros ejes de todos los días, nos esperan y contactan. Miradas, sonrisas, cotidianos menesteres. Relajarse, enfrentar con la mirada en alto, los brazos abiertos, el deseo diario de avanzar, cambiar cosas, descubrir realidades. Eso es lo que nos mueve.

Decía mi querida madre, que en paz descansa, cuando no hacía con premura una tarea, un encargo que se nos dejaba, nada más “se te pasea el alma por el cuerpo”. Metáfora hermosa que parece desmentir que la psique (el alma) reside en el cerebro o que, si así fuera, se da permiso de recorrer nuestro cuerpo, buscando dar paz, armonía.

Sí, cuando el alma avanza por nuestro cuerpo, esa entelequia que dinamiza nuestro andar, armoniza nuestros fluidos, articulaciones, latidos, amores y desamores, encontramos algo de paz. El destino no está hecho, lo vamos haciendo cotidianamente, y el alma deslizándose por nuestro organismo va cubriendo desencantos y encantos.

Como antropólogo, fui entrenado para observar, buscar regularidades, pensar en patrones, a partir de las interacciones de las personas, de las relaciones sociales, en contextos afables y hostiles, pero el paseo del alma por el cuerpo lleva también al asombro, el descubrimiento, lo que tanto apreciaba uno de mis entrañables profesores.

Por eso, al pensar, observar, recopilar información de la cotidianeidad del horror, recapitulo en la saña, la amoralidad e inmoralidad del monstruo que enfrentamos diariamente. El descubrimiento de la alteridad, del otro, se convierte en desconocimiento como personas, homínidos, de quienes comenten tales atrocidades.

Un ex funcionario decapitado; varios hombres descuartizados; ejecuciones atroces. Quizás la insensibilidad crece porque el alma no se pasea tanto por el cuerpo. En defensa; negamos, en el mejor de los sentidos de Freud; quizás es lo que nos despierta todos los días. Los otros son personajes mediáticos, no los conozco. No quiero saber nada.

Pero lo mediático no quita las ganas de adelantarse, ni lo mediatizado lo jodido. Nuestro horror cotidiano se desvanece con las sonrisas de los cercanos, no de quienes conducen sus poderosos vehículos, quienes suponen que exorcizan su jodidez tras imponentes automóviles y las cotidianas violaciones a la civilidad y los reglamentos de tránsito.

El sentido de civilidad y de comunidad están hoy rotos. No nos reconocemos en los otros; los otros nos ven como adversarios; los desconocemos, a pesar de habitar espacios comunes. La cotidianidad es una maraña de intereses, individualismos, confrontaciones, ganas de sobrevivir al otro, a los otros. Marca de la violencia diaria.

La violencia no es una entelequia como nuestro cuerpo; nuestra alma que se pasea por nuestros recónditos e inhóspitos adentros, deposita en nosotros paz y mucha paciencia. Por ello, diariamente despertamos y acometemos tareas, obligaciones y derechos, mientras los otros, el Estado, la delincuencia, buscan amedrentarnos.

Estas líneas son para exorcizar la cotidianidad, no para eludir responsabilidades ciudadanas, tampoco porque el miedo gane e inmovilice. Sobresale la preocupación, la inseguridad. Pero hay que salir para regresar todos los días, ver la cara amable de quienes nos esperan. Porque, afortunadamente, vemos y nos ven.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Contubernios, festejos frustrados y clientelismo

En lo que parecía un picnic para Calderón, la presión parcial de las formas priistas y la sonrisa cómplice y complaciente del salinista coordinador del PRI en San Lázaro, hicieron que desistiera de su espectáculo mediático del primero de septiembre antes de entregar su informe a la Cámara de Diputados.
Así, en lugar de informar sobre el estado que guardan los asuntos de la nación, se había previsto un gran espectáculo para abundar en el incesante bombardeo mediático de la última semana sobre supuestos triunfos y mentiras vendidas como verdades, mientras el desempleo crece, la pobreza se entrampa en sí misma y la violencia no se acaba.
Con todo, el salinista coordinador del PRI salió presto a ofrecer la contrarreforma del artículo 69 de la Constitución, mismo que fue reformado en la legislatura que salió, con el beneplácito del PRI, para que el espectáculo sea trasladado de nuevo al Congreso de la Unión. La magia de la televisión que lavará el contubernio por venir.
Ese parece que será el tono de los 449 diputados que asumieron sus costosas y ostentosas curules el sábado pasado; una LXI Legislatura conformada también por un nutrido grupo de “legisladores” de todos los partidos, por quienes nadie votó, pero que llegan a llenarse los bolsillos y gozar los privilegios de tiempos de crisis.
Según el gobierno de Guatemala, México expulsó, en el presente año, a más de 43 mil centroamericanos. Muchos guatemaltecos y hondureños, aunque también hay registros de salvadoreños y nicaragüenses. Por su parte, la Cancillería mexicana reporta que en siete meses murieron 246 mexicanos al intentar ingresar a Estados Unidos.
Observamos dos situaciones contrastantes en las que connacionales y centroamericanos corren altos y trágicos riesgos. El gobierno mexicano cumple con su papel de policía migratorio al sur y el desierto del norte, ruta que la política inmigratoria estadounidense obliga a los indocumentados seguir, hace su parte.
Mientras ambos dramas suceden, se ensaya el viejo clientelismo en otra vacía reunión entre legisladores mexicanos y autonombrados líderes migrantes, muchos sonrientes, arropados por el neocardenismo. En ese marco, nadie mencionó que la cifra de migrantes locales muertos aumenta y que muchos menores migrantes solos repatriados son de estos lares.
Consultores, asesores y legisladores asistentes promueven el activismo de los migrantes organizados en Estados Unidos, con la finalidad de “influir” en la reforma migratoria por venir, pero olvidan que la misma es un asunto doméstico, relativo a la soberanía de ese país, por lo que prevalecerán los intereses internos.
Es saludable el activismo de los migrantes organizados, pero es cuestionable que sus asesores presionen para que influyan en la política estatal. Sus inversiones, a través de las remesas familiares, colectivas, filantrópicas, son muy importantes y su impacto local es innegable, pero su monto apenas representa una cuarta parte de las inversiones reales.
Observando el caso de los centroamericanos, cabe cuestionar la influencia que nuestro país, su gobierno y los asesores de los migrantes organizados podrían tener en la decisión estadounidense sobre la reforma migratoria, suponiendo que los centroamericanos intervinieran en nuestra política migratoria, a todas luces interna, doméstica.
El contraste es ilustrativo, a pesar de lo inhumana, corrupta y violenta que pueda ser la política inmigratoria del Estado mexicano, los legisladores y la propia sociedad se opondrían críticamente a intervenciones externas. Algo parecido se plantea en Estados Unidos. Incluso, los pro-inmigrantes saben que es un asunto soberano, doméstico.
La política que viene es de simulación, contubernio y clientelismo. Según se ve nada cambia. El siguiente trienio es para apretar más a la población que no tiene los privilegios de los legisladores. Decir “no a más sacrificios de las mayorías” y revisar los impuestos para “acordar” en lo oscurito, es la misma cantaleta del panismo-priismo.

viernes, 21 de agosto de 2009

Shocks y shows

Durante la pasada campaña electoral, el PAN-gobierno se ufanó, para consumo de incautos, del supuesto “buen” manejo de la economía, el “nulo” endeudamiento, entre otras mentiras mediáticas. El lector recordará el spot “Yo voy a votar por los que manejan nuestra economía con responsabilidad”. Hubo otro también sobre no endeudamiento.
Sin embargo, debacles, mentiras electoreras, amago de censura a la prensa no afín, no pueden seguir ocultando que el catarrito tantas veces aludido y la “responsabilidad” están hundiendo al país. Hoy se reconoce que la economía está en “shock” y los responsables irresponsables solo atinan a convertir el “shock” en show mediático.
Las políticas “contracíclicas” no han servido para mucho; países como Brasil y Perú están creciendo, mientras en México la tecnocracia neoliberal espera la recuperación de Estados Unidos aplicando las mismas recetas que profundizan la crisis. La caída de la producción industrial de nuestro vecino aminoró en julio, pero una golondrina no hace verano.
Incluso, la percepción externa sobre la fortaleza de nuestro país está en su peor momento. En términos de nuestras relaciones internacionales, el panismo fracasado ha subordinado a México a las políticas estadounidenses; en cuanto a la economía, hasta en las reuniones de los organismos financieros y de desarrollo se pregunta el porqué de nuestra debacle.
Respecto a la relación bilateral México-Estados Unidos, la cumbre de Guadalajara mostró los límites del “gobierno”. Una reunión social, un espectáculo mediático, mientras horas después la administración estadounidense anunció fondos adicionales para respaldar la Operación Stonegarden a través de la frontera sur de ese país, nuestra frontera norte.
Según Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna (DHS, en inglés), se busca detener la violencia, reforzar la política inmigrante y combatir el tráfico ilegal. Adicionalmente, se fortaleció el programa 287(g), una ley instaurada durante la administración Clinton que permite a los estados y localidades aplicar las leyes inmigratorias.
Asimismo, la carta de intención que las autoridades mexicanas y estadounidenses firmaron, con la finalidad de combatir conjuntamente el tráfico ilegal de armas y municiones, además de la creación de una fuerza de tarea de seguridad fronteriza, apuntalarán el programa 287(g), la Operación Stonegarden, las iniciativas locales y a los antiinmigrantes.
En tanto se integra y debate una reforma migratoria en Estados Unidos, se refuerza la actual política inmigratoria, cuyo sentido antiterrorista, antiinmigratorio, ligado a la necesidad de ese país de que las batallas contra el narco y los terroristas se peleen allende sus fronteras, continúe golpeando a la inmigración indocumentada.
Si bien la emigración a Estados Unidos no se acaba, su intensidad ha tendido a bajar, al menos desde el 2007. Los estudios más recientes también dan cuenta del descenso en el envío de remesas. La crisis económica, la política inmigratoria, sostenida en redadas, deportaciones y otros mecanismos punitivos, han tenido su impacto.
El reforzamiento de la actual política inmigratoria busca sentar las bases para debatir, y en su momento aprobar, una reforma migratoria que convenza a congresistas, antiinmigrantes, proinmigrantes, empresarios y la opinión pública estadounidense, la que será acotada por los intereses internos, domésticos. Su “integralidad” tendrá serios límites.

jueves, 13 de agosto de 2009

Cumbres mediáticas

Durante varios días, Guadalajara se convirtió en una ciudad sitiada y vigilada. La cumbre de América del Norte fue un encuentro para alinear al calderonato. Previamente se afirmó en Estados Unidos que no habría anuncios espectaculares, y Canadá fijó su postura irreversible e intransigente sobre las visas para mexicanos.
La reunión de Guadalajara, que animó a analistas y especuladores a apostar por amplias expectativas, fue el escenario para confirmar el alineamiento de Canadá y Estados Unidos en asuntos que realmente importan a ambos países, mientras se reserva a México el papel de comparsa y cumplidor de acuerdos a cambio de sostener la guerrita contra el narco.
Asuntos como la guerra contra el narco y el cerco contra la influenza sacaron de la agenda cuestiones fundamentales: las violaciones a los derechos humanos por parte del ejército mexicano, cuyo visto bueno firmado por el Departamento de Estado de Estados Unidos fue frenado en seco previamente, la reforma migratoria, el TLCAN.
Las demandas por revisar el TLCAN, al menos el capitulo agropecuario, y el diferendo del transporte mexicano, que viola flagrantemente el acuerdo, recibieron respuestas contundentes: una revisión en tiempos de crisis sería contraproducente, según el presidente Obama, y los Teasmters son más importantes que los transportistas mexicanos.
Quedó entonces una reunión a modo, en la que Calderón y México fueron únicamente anfitriones de los dos socios comerciales dominantes de América del Norte. El mote de “líderes” fue la ocurrencia de algún mercadólogo calderonista para consumo mediático. Con excepción de la súplica por los dólares de la Iniciativa Mérida, no hubo más nada.
En esta perspectiva, el encuentro no fue un fracaso. Fue la exhibición política de un “gobierno” ilegítimo, sin iniciativa y el peor manejo histórico de las relaciones bilaterales y trilaterales. Nuestro país no pasa de ser patio trasero. La reunión de Guadalajara confirmó el papel al que ha sido confinado por el panismo fracasado.
Para Estados Unidos y Canadá la reunión fue para mostrar el alineamiento de ambas naciones en la perspectiva continental que comparten problemas y objetivos comunes. Los intereses domésticos de los dos países (detener la inmigración, cercar la influenza, violencia fronteriza, lucha contra el narco afuera de sus fronteras) definieron el encuentro.
Las declaraciones finales (un borrador de la reforma migratoria “quizás” para fin de año), las sonrisas y los apretones de manos ilustran la retórica e hipocresía estadunidense en temas bilaterales. El hemisferio sur es un escenario en el que México juega el papel de guardián. No más. Por eso el envalentonamiento de Calderón.
En una declaración desafortunada, el líder del panismo machín (botas con Fox, machines panistas en duda) retó a quien fuera a presentar pruebas de violaciones a los derechos humanos por el ejército. Horas después, en medio del silencio cómplice de “analistas”, periodistas y medios oficialistas, Human Rights Watch (HRW) presentó las pruebas.
No es solamente un caso. Son docenas. Y tanto HRW como Amnistía Internacional y el periódico Washington Post han documentado las atrocidades cometidas por algunos miembros de la milicia mexicana. El envalentonamiento en el escenario de Guadalajara y los hipócritas elogios de Obama, son la cara de la derrota.
La guerrita contra el narco depende de los recursos estadounidenses, y por ende de la estrategia continental de Estados Unidos en América Latina. Para ese país es importante el control externo de la violencia, con la finalidad de evitarla en su territorio. Esa es la labor de México como parte de ese concepto inoperante llamado América del Norte.
Guadalajara fue así el gran escenario mediático para la quinta reunión entre tres países que supuestamente son socios comerciales y vecinos, además de haber firmado el TLCAN. Sin embargo, vimos a dos naciones que impusieron sus agendas domésticas a un “gobierno” que celebra la subordinación a los intereses geopolíticos de Estados Unidos.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Reforma migratoria en Estados Unidos y exclusiones michoacanas

El jueves pasado, el presidente de Estados Unidos se reunió con 30 legisladores demócratas y republicanos en Washington, DC. El encuentro anunciado semanas atrás, pospuesto en tres ocasiones, significa el arranque de nuevas reuniones para impulsar una reforma migratoria que, en palabras de Obama, es necesaria.
Las organizaciones pro-inmigrantes, algunos medios y analistas, recibieron con cautela y esperanza los planteamientos presidenciales. Aunque del lado republicano se favorece una reforma integral, la ampliación y revisión del actual programa de visas H-2A, que para efectos laborales es un programa de trabajadores huéspedes, gana adeptos.
Por parte de los demócratas, la legalización de 12 millones de indocumentados, la reunificación familiar, los cambios en la política interna que criminaliza la migración indocumentada, entre otros aspectos, tienen muchos adeptos. El problema es que algunos miembros del gabinete presidencial los valoran en votos.
Es decir, el relanzamiento de los trabajos a favor de una reforma migratoria comprehensiva no implica su inmediata aprobación. Abogados pro-inmigrantes sugieren que el camino a recorrer deberá comenzar en el Senado estadounidense, donde integrantes de ambos bandos políticos apoyan los principales puntos de una iniciativa presidencial.
Asimismo, el apoyo en la Cámara de Representantes, además del Senado, está ligado a las elecciones, por lo que muchas reelecciones podrían depender del carácter de los compromisos políticos. Sin duda las comunidades hispanas y mexicanas tendrán un papel fundamental, a pesar del creciente clima antiinmigrante.
Sobre este asunto, en la colaboración pasada comenté algunas preocupaciones, estudios y casos de agresiones a hispanos; el creciente clima antiinmigrante es buen caldo de cultivo para el ascenso de los crímenes de odio, además del impacto de la crisis económica que aunque afecta diferencialmente, tiene un peso en las percepciones de los desocupados.
Como he señalado en otro momento, la reforma migratoria no tendrá final feliz este año. Quizás a principios del 2010, dependiendo del contenido de una nueva propuesta, arrecie el cabildeo y la presión presidencial para ganar votos y buscar su ulterior aprobación. La migración a Estados Unidos, contra los pronósticos oficiales, no cesa; su disminución no ha cambiado las tendencias recientes, y el retorno masivo fue un hecho mediático.
Mientras tanto, en Michoacán los diputados están promoviendo una ley de los migrantes discriminatoria, focalizada, clientelar y burocrática. Acentúa el interés político por grupos y líderes en Estados Unidos, haciendo a un lado la urgente necesidad de generar leyes e instrumentos que atiendan la migración de manera comprehensiva e integral.
En Michoacán, así como en todo el país, la migración interna, interestatal, intraestatal, rural-urbana, interregional, y la migración a Canadá, deberían tener igual peso que la migración a Estados Unidos. Son fenómenos que forman parte de movimientos de población históricos y trascendentes, transformadores de nuestras realidades.
La ignorancia y el interés producen mamotretos legales que no resuelven problemas reales. La carencia de una visión integral de los fenómenos y procesos sociales es proverbial entre los legisladores; además, es cuestionable (quizás inconstitucional) un órgano binacional que dicte las políticas estatales y esté por encima de una Secretaría de Estado.

La reforma migratoria puede esperar

Mientras en México la alerta sanitaria por la influenza humana construyó una cortina mediática de dos semanas para disipar las preocupaciones sobre la economía en quiebra, el desempleo galopante, la violencia del narco, el sistema de salud pública fracturado, en Estados Unidos los signos negativos por una pronta reforma migratoria crecen.
El jueves pasado, el gobierno del presidente Obama presentó una propuesta de presupuesto para el próximo año fiscal que causó mayor zozobra. Solicita fondos para diseñar un sistema de verificación de empleos y dinero extra para contratar más personal y comprar equipo para patrullar su frontera sur, nuestra frontera norte.
De hecho, la propuesta remite el “problema” inmigratorio a la idea de la “guerra contra el crimen” y la “guerra contra las drogas”. Aunque recientemente el gobierno de Washington declaró nulo el concepto de “guerra contra las drogas”, por su fracaso rotundo, además de criminalizar a los ciudadanos adictos, no lo saca de la esfera del tema inmigratorio.
La “guerra contra las drogas” no aplica al interior de Estados Unidos, pero las cárceles de ese país están llenas de inmigrantes indocumentados que son criminalizados, por muchos ciudadanos que los perciben como criminales y un sistema judicial que convirtió las redadas, el uso indebido de números de seguro social, el empleo, en delitos.
Al parecer, el presidente Obama ha asumido la idea de que hay que aplicar de manera estricta las leyes migratorias, lo que antes criticaba. Según The New York Times, Obama argumenta que no podrá promover una reforma comprehensiva en tanto los votantes estén crean que las fronteras deben ser reforzadas.
En una reciente conferencia afirmo que si los estadounidenses no están convencidos de que se les garantice una frontera segura, no puede pedir un acuerdo que saque a los inmigrantes de las sombras vía la ciudadanía, porque la mayoría de la gente pensará que ese hecho promoverá que al año siguiente lleguen más inmigrantes a su país.
Planteada así, la postura presidencial está siendo duramente criticada. Los republicanos creen que el gobierno de Obama no sabe qué hacer con la migración, pues no la entiende y parece que no tiene un plan “B”. Algunos activistas y estudiosos alertan que es necesaria una postura más congruente, que vaya hacia adelante y rechace la doctrina Bush.
Sin duda, la recesión en ese país, cuya tasa de desempleo alcanzó 8.9 por ciento, la más alta desde 1983, las percepciones sobre una frontera explosiva, con un vecino que prácticamente ha perdido su guerrita, y la opinión pública acicateada por el miedo mediático de una epidemia, parecen influir en las ideas sobre la reforma migratoria.
Como lo he comentado, parece que este año apenas se abrirá en Estados Unidos el debate sobre la reforma migratoria; y no parece haber mucho margen de maniobra. En tanto, algunos legisladores de ese país están promoviendo una ley que refuerce el empleo en el sector agrícola, que podría beneficiar, con límites estrictos, a algunos indocumentados.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Obama, México y Latinoamérica

La Cumbre de las Américas terminó con una declaración cuestionada y firmada por el mandatario de Trinidad y Tobago “a nombre de” los asistentes; otro espectáculo mediático que en realidad tuvo la finalidad de relanzar la nueva retórica estadounidense, lo que Barack Obama consiguió con creces. Las declaraciones y fotos son elocuentes.
En un fin de semana, Obama relajó la situación dejada por su antecesor; mostró el rasero con el que medirá su acercamiento con Cuba y los Castro; hizo una diplomática aproximación con Hugo Chávez, y sopesó el liderazgo de Brasil con Lula. Esa Latinoamérica interesa políticamente a su gobierno; México es un problema de seguridad.
La Cumbre de las Américas fue el escenario para redefinir diplomática y políticamente el acercamiento entre el sur latinoamericano, a partir de donde termina México, y los Estados Unidos. Un rostro distinto, pero que olvidó las implicaciones de la crisis y las responsabilidades económicas, políticas, sociales y militares de este país en la región.
En México, la visita de Obama causó sensación mediática, pero más allá de los discursos no salió mucho en concreto. El acuerdo, si es que puede llamarse de algún modo, se centró en el control del trasiego de armas. Lo demás fueron elogios que solamente los medios afines al calderonato dieron por ciertos. Las referencias a la migración, simple diplomacia.
Mientras en Estados Unidos los medios refirieron la visita de Barack Obama a México como un acto amistoso y simbólico, en nuestro país la prensa impresa y electrónica hizo un detallado seguimiento de su presencia, aunque para pasmo de analistas, agoreros y calderonistas, los discursos sobre la relación bilateral tuvieron pocas convergencias.
La retórica es clara: no hay “nueva era en las relaciones”, tampoco puntos en común sobre la migración indocumentada y menos sobre el trasiego de armas de ese país hacia el nuestro. El tema, como he comentado en otro lado, es la guerrita contra el narco que es percibida como fallida y es una amenaza a la seguridad interna de Estados Unidos.
En su campaña, Obama prometió impulsar medidas relacionadas con la libre circulación de armas en Estados Unidos, pero dejó en claro que es un derecho constitucional y no se revertirá porque Calderón lo pida. Al nombrar un Zar para la frontera sur, nuestra frontera norte, supone que se emprenderán acciones para evitar el ingreso de armas y drogas.
Por ello, es elocuente la declaración de la secretaria de Seguridad Interna a la cadena CNN, donde afirmó que la prohibición de la venta de armas de asalto en Estados Unidos no reduciría la violencia de los cárteles de la droga en México, pues ya existen grandes arsenales en nuestro país y por la polémica que implicaría en su nación.
En México Obama resaltó la necesidad de combatir la pobreza, generar empleos y acabar con el terrorismo, en tanto para Calderón el narcotráfico es su gran lucha, además de un relleno sobre el cambio climático. Sobre migración hubo palabras amables, pero se sabe que cualquier asunto sobre el tema apenas está procesándose en Estados Unidos.
La prensa estadounidense repasó brevemente el impacto discursivo de la visita de Obama a México, resaltando el asunto de las armas (presión, reducción, solicitud, pedido de auxilio, según algunos medios). Asimismo, de las reuniones privadas no emergió un compromiso sólido sobre temas estratégicos, más allá del narcotráfico y sus implicaciones.

viernes, 10 de abril de 2009

La sonrisa de la diplomacia y el garrote

La esquizofrenia, centro de la política, la diplomacia y los políticos: Hillary Clinton, secretaria de Estado del gobierno de Obama, estuvo en México suavizando el escándalo del “Estado fallido”, mientras Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna, confirmaba la desconfianza sobre el derrotero de nuestro país en la guerrita contra el narco.
Hillary Clinton afirmó que el gobierno estadounidense tratará de detener el flujo de armas a los cárteles de la droga, además de asumir que la insaciable demanda de drogas en Estados Unidos alimenta su comercio. Rechazó que haya lugares ingobernables por la violencia en México, y señaló el compromiso de Obama por una reforma migratoria integral.
Asimismo, sostuvo que su país es “corresponsable” en la lucha que lleva a cabo México, ofreciendo reforzar la seguridad. Adicionalmente enfatizó que la relación Estados Unidos-México enfrenta nuevos desafíos y comprometió a su gobierno a enfrentar conjuntamente la violencia del narcotráfico.
Pero mientras la secretaria de Estado repartía sonrisas diplomáticas, la secretaria de Seguridad Interna anunciaba un acuerdo de Obama para enviar algo más de 450 nuevos agentes federales a la frontera con México, perros detectores de drogas, escáneres de Rayos X, analistas de inteligencia y otros recursos para reforzar su seguridad.
El garrote incluye un doble objetivo: asistir al gobierno mexicano y proteger a Estados Unidos de la violencia del narco. Se especula el envío de más agentes estadounidenses a México y el aumento de los fondos destinados a la Iniciativa Mérida, el programa de Bush contra el narcotráfico que abarca a Centroamérica.
La nominación como embajador de Estados Unidos en México, de Carlos Pascual, diplomático de origen cubano, experto en “estados fallidos”, es otra parte del garrote. Causó preocupaciones, como lo expresó la senadora priísta Rosario Green, ex secretaria de Relaciones Exteriores del zedillato, parece que el “mensajero es el mensaje”.
Para cerrar el periplo del garrote, el propio presidente Obama, en entrevista con la cadena de televisión CBS, transmitida el domingo pasado, afirmó que para Calderón, con todo y su “audacia”, su guerrita se ha salido de control, pues los cárteles de la droga tienen más poder y están minando y corrompiendo a grandes segmentos de la sociedad.
La comparación de la actitud calderónica con la del policía Elliot Ness contra Al Capone, fue un recurso mediático para confirmar la “preocupación” del gobierno estadounidense sobre la violencia del narcotráfico, pues sus implicaciones son percibidas como una seria amenaza para las comunidades de la frontera sur de ese país, norte de México.
Aunque descartó el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera, pues espera evaluar el impacto de la intensificación de las tareas policiales, no parece que esté desechado del todo. La seguridad interna de su país está en juego y la atención que preste a la guerrita de Calderón estará en función de que no traspase la frontera.
Como puede colegirse, la asistencia a México reconoce la incapacidad, impericia y mínima legitimidad del grupo en el poder. Mientras, el señor de Los Pinos departe con príncipes y princesas, y el germancito liga una carrera de exabruptos electoreros que intentan ocultar el fracaso, la falta de estrategias y la mediocridad.

lunes, 6 de abril de 2009

Visiones en conflicto

La semana pasada, la relación México-Estados Unidos mostró signos de agotamiento del modelo basado en la perspectiva de Bush; una visión unipolar, centrada en la seguridad interna estadounidense y la guerra anti-terrorista, mientras México asumía el enfoque como propio, eludía temas conflictivos, y resguardaba el paso fronterizo sureño.
El narcotráfico y su violencia; los informes del Departamento de Estado; la percepción manipulada sobre un “Estado fallido”; el supuesto de la amenaza a la seguridad interna estadounidense, y la prohibición del ingreso de camiones mexicanos a Estados Unidos produjeron una tibia respuesta y la captura de un capo para satisfacción del norte.
La “represalia” comercial, esto es, el aumento a los aranceles de varios productos, es en realidad una reacción mediática. Buena parte de los productos, a pesar de los dos mil millones de dólares que podrían implicar, no son realmente importantes. Fue una respuesta que se desgastó antes de su impacto y no toca las asimetrías de la relación.
Así, hace más daño a las exportaciones mexicanas de atún a ese país el bloqueo estadounidense a un panel por la controversia sobre dicho producto en la Organización Mundial de Comercio, que el alza a los aranceles a productos que aparentemente impactan el comercio entre México y Estados Unidos, pero carecen de importancia.
En otro lado he insistido en la necesidad de revisar el TLCAN, el cual ha sido más benéfico para el comercio estadounidense y la libre circulación de capitales, como en el caso de la banca “mexicana”, cuyas ganancias se van a las matrices. Para nuestro país ha sido medianamente favorable, persistiendo las profundas asimetrías.
La relación comercial entre ambos países ha estado marcada por la arrogancia estadounidense; ese es el caso del ingreso de los camiones mexicanos a suelo estadounidense. Asimismo, es el asunto de la libre circulación de la fuerza de trabajo, donde la migración indocumentada es criminalizada y vista como una amenaza.
Con excepción de este exabrupto comercial, México ha estado a la espera de la dirección estadounidense en temas fundamentales como comercio, seguridad, migración internacional. El mayor intento del panismo en tiempos de Fox, la llamada “enchilada completa”, terminó sepultada por la inoperancia política del calderonato.
En cuanto a la seguridad estadounidense, que no la mexicana, los arrebatos de hace unas semanas son el marco para definiciones del gobierno de Obama. Viene Hillary Clinton a preparar el escenario de la visita de Obama, en la que se discutirán asuntos de interés para Estados Unidos como el narcotráfico y sus violencias.
Adicionalmente, en el Senado de ese país se prepara una audiencia en la que se fijará por primera vez la postura del presidente Obama sobre México. "Violencia en la frontera sur: Amenazas de seguridad interior, vulnerabilidad y responsabilidades", nombre de la misma, fue convocada por el senador Joe Lieberman, demócrata por Connecticut.
El tráfico de armas, el consumo de drogas en Estados Unidos, ambos elementos que aceitan la violencia del narcotráfico y la producción y comercio de estupefacientes en nuestro país, fueron citados como temas importantes en otras audiencias en el Senado de ese país en las dos últimas semanas. El asunto es que prevalece la visión estadounidense.
Mientras, la visión mexicana se pierde en una guerrita que ha costado más de seis mil vidas, temor, miedo y mayor inseguridad. El impacto de la recesión global en México sigue siendo tema de negaciones y ninguneo, mostrando que el panismo y la clase política mexicana están más interesados en los rounds de sombra. La realidad es lo de menos.
El incremento de agentes y pertrechos, recién anunciados por la secretaria de Seguridad Interna y el subsecretario de Justicia, son parte de la postura que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, viene a enterar al calderonato, no a proponer, lo que reiterará el presidente Obama. La violencia en la frontera es una amenaza para ese país.

martes, 31 de marzo de 2009

Catastrofismos externos y catástrofes internas

A los presos políticos del foxiato y el calderonato de San Salvador Atenco

Reportes, informes y discursos alarmistas de agencias y funcionarios de Estados Unidos y la postura del presidente Obama aparentemente mesurado, reflejan las dobleces e hipocresía estadounidense, pero también exponen el deterioro calderónico: la bravata antes que la contundencia diplomática, la acusación antes que asumir las catástrofes internas.
En mayo de 2008, el think tank Stratfor Global Intelligence cuestionó la eficacia de la guerrita contra el narcotráfico y se preguntó si México estaba en el camino del Estado fallido. En diciembre de ese mismo año, la revista Forbes publicó en su portada una entrada que destacó a nuestro país como el próximo desastre.
Hace unos días, reportes del Departamento de Estado (tráfico de drogas y derechos humanos), una solicitud del gobierno de Texas para militarizar su frontera con México, declaraciones del responsable de inteligencia y el vicepresidente, el discurso del presidente Obama, y la confirmación de la visita de Hillary Clinton, reavivaron el debate.
Con excepción de la negativa de Obama para militarizar la frontera, la idea del Estado fallido ha causado molestia en Los Pinos. El concepto e índice de “Estado fallido” fue concebido por Pauline H. Baker en 1996, presidente del Fondo por la Paz (Fund for Peace), un think tank conservador asentado en Washington, DC.
El índice de 12 indicadores (cuatro sociales, dos económicos, y seis políticos), es publicado por Fund for Peace y la conservadora Foreign Policy desde 2005. No tiene relación con el libro de Noam Chomsky, Failed states: The abuse of power and the assault on democracy (American Empire Project), 2006, donde señala que su propio país es un Estado fallido.
México, sin mucho merecimiento, recibe un calificativo aplicado a países africanos. El “Estado fallido” (Max Weber), precisa: pérdida de control del territorio o el monopolio del uso legítimo de la fuerza, legitimidad de la autoridad erosionada, incapacidad para proveer servicios públicos e interactuar con otras naciones.
Si bien algunas de estas situaciones se presentan en ciertas regiones del país, el problema es un “gobierno fallido”; un grupo que asaltó el poder en 2006, obedece a quienes lo instalaron, y carece de estrategias, políticas públicas y agencias estatales eficaces. En cambio, genera impunidad, corrupción y complicidades con grupos paralelos de poder.
El “gobierno fallido” busca culpables antes que reconocerse parte del problema; imagina complots personales y contra sus “instituciones” mientras oculta la realidad; usa los medios masivos de comunicación para producir ilusiones “nirvánicas”; se envalentona antes de definir una estrategia diplomática, y miente cotidianamente.
Las presiones estadounidenses son parte de la hipocresía y el chauvinismo que ve afuera amenazas a su seguridad interna. No reconoce que el narcotráfico no es solo producción y trasiego; es también consumo. Implica redes de corrupción, impunidad y complicidades en ambos países; mafias, lavado de dinero, protección en los círculos de poder.
Asimismo, el catastrofismo externo es percibido como amenaza y se hace caso omiso de las catástrofes internas. El reciente informe de la Auditoria Superior de la Federación ilustra lo que se quiere ignorar. En los primeros años de este sexenio se intensificó la incidencia delictiva. Más de seis mil muertes violentas son difíciles de ocultar.

sábado, 14 de marzo de 2009

Las crisis de los otros y la seguridad interna estadounidense

La amenaza terrorista, en los términos de Bush, toma un nuevo cariz y lugar en la agenda geopolítica e interna de Obama, aunque la situación migratoria de los indocumentados aun arrastra las perversidades del gobierno anterior. La primera redada de la actual administración en una fábrica de motores en el estado de Washington es la muestra.
En la entrega anterior, comentamos ciertos cambios en el tema inmigratorio en el equipo de gobierno de Obama, así como la participación del presidente estadounidense en un popular programa de radio donde se pronunció por la reforma migratoria integral, pero la detención de 28 inmigrantes en Bellingham, Washington, contradice el dicho presidencial.
La reacción de grupos y abogados pro-inmigrantes y medios ha sido de alarma y desazón, contradice el planteamiento de Obama de enfocar el problema inmigratorio en los empleadores y menos en los trabajadores indocumentados, además de dar continuidad a la postura de algunos gobiernos locales criminalizando la inmigración.
Acorde con Justice Strategies, grupo de investigación no lucrativo de Nueva York, la política inmigratoria nacional y local, dejan de lado a criminales y crímenes más serios, al detener a jornaleros urbanos, vendedores ambulantes, automovilistas y trabajadores, además de desviar recursos financieros a costa de asuntos localmente importantes.
Esta orientación está tomando otro cariz con la alarma del Departamento de Estado y los aprestos de Texas por un posible colapso fronterizo. Reportes, informes, rumores, catalogan al narcotráfico y la violencia desatada, tanto en la frontera sur de Estados Unidos como en otros puntos de México, como amenaza a la seguridad interna de ese país.
También, se reconoce en Estados Unidos que las crisis de otros países, sobre todo por los efectos de la debacle financiera y económica causada por esa nación, pueden convertirse en seria amenaza para su seguridad interna. No es casual que el gobierno de Obama tenga como prioridad la crisis que descalabra globalmente.
La violencia del narcotráfico en México y su impacto en la frontera compartida con Estados Unidos, amenaza la seguridad interna de ese país porque es un territorio sobre el cual el Estado mexicano parece ya no tener control, pues a pesar del “esfuerzo” calderónico, los saldos siguen siendo negativos y en ascenso.
Para Estados Unidos el problema no es solamente militar. Destaca que la corrupción es uno de los principales problemas, pues prácticamente contamina toda la estructura gubernamental, genera impunidad, complicidades y mayor violencia. Por ejemplo, el sistema financiero está infectado, pero Calderón se niega a atacar su podredumbre.
En este contexto, destaca también el informe sobre los derechos humanos en México. Aunado a la corrupción, impunidad y complicidades, el abuso, el asesinato de líderes sociales y periodistas, la desaparición de personas, la violencia de género, la explotación sexual de infantes y mujeres, muestran un México catastrófico.
Los discursos que pretendieron alejar el catastrofismo, recibieron un golpe del vecino y socio comercial la semana pasada. Tanto el Departamento de Estado como la alarma texana develan un México en franco deterioro. El Estado fallido aludido semanas atrás. Pero desde mi punto de vista, sería un gobierno fallido, mentiroso y fracasado.
El impacto de la crisis financiera y económica estadounidense ha elevado el slogan de la globalización (piensa local, actúa global) a catástrofe; amenaza su seguridad interna, pues sus implicaciones económicas y sociales pueden deteriorar aún más las estructuras sociales de los países llamados emergentes por el neoliberalismo insano y la tecnocracia.Sin duda las opiniones de Estados Unidos tienen dobles intenciones, pero ponen el acento en problemas graves: la simulación gubernamental, el enfoque mediático para eludir la realidad, la violación a los derechos humanos, la corrupción, impunidad y complicidad que parecen ser las maneras perfectas del panismo. Un gobierno fallido, catastrófico y perverso.

jueves, 26 de febrero de 2009

Reposicionando el tema inmigratorio: Ambigüedades y problemas

En el contexto de la apoteósica asunción de Obama a la Presidencia de Estados Unidos, analistas y opinión pública enderezaron la crisis financiera, hoy crisis laboral, como el principal asunto de la nueva administración. La inmigración pasó a un lejano plano, aunque la reciente reforma al sistema de salud favorece a niños de inmigrantes.
La semana pasada el gobierno estadounidense dio los primeros pasos para reposicionar el tema inmigratorio. La postura de Rahm Emanuel, jefe de la oficina de Obama, estaría “evolucionando”, como lo demuestra su apoyo a la reforma del sistema de salud, la que no habría pasado sin su compromiso, acorde con líderes hispanos.
Asimismo, el mismo presidente Obama, en entrevista en el programa de gran audiencia Piolín por la mañana, de La Nueva 101.9 FM, dijo que convocaría a los líderes en el tema para preparar el borrador de una reforma integral, aunque es probable que políticamente sea difícil su aprobación por la situación económica.
En el programa radiofónico dijo que era necesario comenzar a trabajar; aunque su aprobación quizás tarde, está “muy comprometido” para hacer realidad la reforma. Llamó a las organizaciones pro-inmigrantes a proponer ideas para que sea aprobada por el Congreso. Además de la reforma, buscará mejorar el sistema de inmigración legal.
Si bien Obama expresó su compromiso por hacer realidad una de sus promesas de campaña, la reforma inmigratoria comprehensiva, su contenido, alcances y éxito estará condicionado por la respuesta del Congreso, la evolución de la crisis financiera, económica y laboral, y un cambio efectivo en las reglas de la inmigración legal.
Este reposicionamiento es importante, pues llega en un momento crítico para la inmigración: las secuelas de la política de Bush se siguen sintiendo, a pesar de que Janet Napolitano, la secretaria de Seguridad Interna (DHS, por sus siglas en inglés), anunció la revisión del programa de deportación y las redadas.
Política que golpea severamente a las comunidades de inmigrantes, independientemente de su estatus legal. En diversos puntos, prevalece la inseguridad y un perfil racial en la aplicación de la ley migratoria, pues se enfoca particularmente en la población latina o con apariencia hispana, inhibiéndola de reportar crímenes y de ejercer sus derechos.
Un reciente estudio del Pew Hispanic Center precisa que la política inmigratoria que heredó Obama está llenando las cárceles de latinos, representando actualmente el 40 por ciento de los convictos por delitos federales. 48 por ciento de los latinos están encarcelados por delitos inmigratorios, seguido por asuntos de drogas.
Muchos latinos no son ciudadanos estadounidenses y son sentenciados en alguno de los cuatro estados fronterizos con México. Asimismo, los inmigrantes indocumentados son deportados a sus países de origen al cumplir su sentencia. Según la American Civil Liberties Union la situación muestra la criminalización del sistema inmigratorio.
El reposicionamiento de Obama y los cambios en las percepciones sobre el tema inmigratorio en su gabinete, son sin duda positivos; el problema son las ambigüedades y la persistencia de una política inmigratoria que criminaliza la inmigración indocumentada, además de que tiene como objetivo racial a la población latina o hispana.
Ambigüedades y problemas que en la política interna y las relaciones México-Estados Unidos no parecen tener impacto. Douglas Massey, experto en inmigración de la Universidad de Princeton, en un evento del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) habló de un acuerdo entre ambos países además de la reforma inmigratoria.
El problema es bilateral y su solución no vendrá nada más del cambio de la política inmigratoria estadounidense. Nuestro país debe tomar la iniciativa, sobre todo cuando en Washington crece la preocupación por la seguridad interna en México, mientras la evasión de la realidad y culpar a los otros son política cotidiana panista-calderonista.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Inmigrantes indocumentados, entre el desempleo y la criminalización

En Estados Unidos, las noticias sobre los inmigrantes indocumentados toman tintes dramáticos. La recesión estadounidense sigue lanzando a la calle a miles de desempleados, siendo los hispanos uno de los grupos más afectados, en tanto las acciones antiinmigrantes suben de tono, como en el condado de Maricopa, Arizona.Hace dos semanas, más de 200 inmigrantes latinos, vestidos como prisioneros y forzados a marchar por las calles, fueron transferidos de una cárcel del condado de Maricopa, Arizona, a un campo de detención a las afueras de Phoenix. Hecho que recuerda las vejaciones a los japoneses en la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos.Mientras eran filmados por la televisión, iban custodiados por 50 oficiales con chalecos antibalas, ropa de combate, y armados con pistolas y rifles automáticos, además de dos unidades caninas y un helicóptero de la Oficina del Sheriff del condado de Maricopa. El traslado, más allá del show mediático, hizo gala de la criminalización de los inmigrantes.El trato inhumano, discriminatorio y criminalizante, encabezado por Joe Arpaio, sheriff del condado de Maricopa, furioso antiinmigrante de Arizona, pretende aleccionar moralmente a los detenidos por violar las leyes migratorias, además de usarlos para limpiar la zona de paso de indocumentados del área desértica de ese estado fronterizo.Dicha situación está inspirada en la política inmigratoria de Bush, que permitió que localmente diversas autoridades se tomaran atribuciones para “enfrentar” la inmigración indocumentada con iniciativas legales y acciones como la anterior, pero desconciertan la postura de Obama y el Departamento de Seguridad Interna (DHS, por sus siglas en inglés).Acorde con el Pew Hispanic Center, la cuestión laboral es hoy una de las más importantes preocupaciones de los estadounidenses. En la percepción pública la crisis financiera se ha convertido en una crisis laboral. De octubre de 2008 a febrero de este año, se cuadriplicó la inquietud, pasando de diez a 42 por ciento.La percepción sobre la disponibilidad de empleos en las localidades de los encuestados resulta negativa, al aumentar a 80 por ciento en este mes respecto a octubre de 2008 (64 por ciento). La expectativa general es de más recortes laborales; y entre quienes han logrado conservar su empleo, reducción de horas de trabajo y gastos personales y familiares.Entre los hispanos el desempleo de los nacidos en otro país aumentó de 5.1 por ciento a ocho por ciento del último trimestre del 2007 al final del 2008. Aunque los afroamericanos tienen la tasa más alta de desocupación, los cambios en el mercado laboral han afectado más severamente a los hispanos.Aunque es difícil identificar entre los inmigrantes a documentados e indocumentados, se estima que los segundos representan cerca del cinco por ciento de la fuerza laboral de Estados Unidos, y un tercio de los trabajadores nacidos en otro país de la misma. La mayor parte se ubica en la construcción (doce por ciento) y los mexicanos son el 55 por ciento del total.Entre los hispanos nacidos fuera de Estados Unidos, el empleo cayó 2.6 por ciento, entre los blancos 1.7 por ciento, los afroamericanos dos por ciento, y los asiáticos 1.6 por ciento. Asimismo, el número de los hispanos inmigrantes en la fuerza de trabajo apenas creció un 0.5 por ciento del último trimestre de 2007 al de 2008.No existe una relación causa-efecto entre la criminalización y el desempleo de los inmigrantes indocumentados, pero las iniciativas legales en marcha en algunas localidades de seguro han dejado sin empleo a muchos indocumentados; adicionalmente, la recesión económica es ya una crisis de empleo en Estados Unidos

miércoles, 28 de enero de 2009

Migrantes en la crisis

La lucha antiterrorista y la crisis financiera en Estados Unidos fueron el gran pretexto para la política inmigratoria de Bush: redadas, deportaciones, familias separadas, niños abandonados y abusos contra los inmigrantes indocumentados. Adicionalmente, se desató una ola de rumores sobre el retorno masivo de los migrantes mexicanos.
Distintos niveles del gobierno en México; organizaciones de migrantes; funcionarios gubernamentales; diputados estatales y federales; medios cazando e inflando declaraciones, cifras y rumores, han hecho del supuesto retorno masivo de los migrantes mexicanos bandera, alarma y cálculo interesado.
Tanto las redadas como las deportaciones son un hecho estadísticamente probado, así como sus repercusiones en familias, mujeres y niños; se calculan más de 400 mil deportaciones, unos 100 mil niños entre separados que permanecen en Estados Unidos y expatriados, además del alza o descenso de las aprehensiones en la frontera norte.
Sin embargo, a la fecha el retorno masivo solamente ha alimentado el escándalo mediático y una interminable danza de cifras. En el caso de Michoacán, en el 2008 las cifras gubernamentales ascendían a entre 20 y 30 mil; para los diputados 150 mil, mientras que para la Asociación Mundial de Mexicanos en el Exterior llegaban a 300 mil.
La crisis financiera afecta a los inmigrantes; con más fuerza a los indocumentados. El descenso en el envío de remesas, como el Pew Hispanic Center documenta (López et al. Hispanics and the economic downturn: Housing woes and remittance cuts. January 8, 2009), persiste, pero el flujo monetario continua.
No hay duda del impacto de la crisis, pero las especulaciones sobre el retorno masivo ignoran la dinámica del proceso migratorio, la reacción individual y familiar de los migrantes, los mecanismos para subsistir (Papademetriou y Terrazas, Immigrants and the current economic crisis. Migration Policy Institute, 2009).
Como Alarcón et al. (La crisis financiera en Estados Unidos y su impacto en la migración mexicana. Documento de Coyuntura. El Colegio de la Frontera Norte, 2008) lo documentan, en sectores como servicios, construcción y manufacturas se han perdido muchos empleos, pero el patrón migratorio persiste. No hay regreso masivo.
Las redes sociales de la migración internacional mexicana, las expectativas individuales y familiares, la situación interna crítica en México, entre otros factores, no muestran el retorno masivo, aunque la dimensión, profundidad y duración de la crisis financiera y económica estadounidense podrían redefinir la dinámica actual en el largo plazo.
En Michoacán, quien escribe estas líneas ha hecho algunos recorridos en municipios como Álvaro Obregón, Acuitzio y Morelia, observando: en ciertas localidades regresaron algunos migrantes por falta de empleo; en otras hay deportados; en unas hay migrantes que no se pudieron ir como acostumbraban; en varias el arribo de fin de año disminuyó.
Con todo, entre quienes llegaron en noviembre-diciembre prevalecen estas intenciones: regresar a Estados Unidos, posponer el retorno a ese país o no exponer sus planes. Como cada año ocurre, algunos ya comenzaron a irse, otros lo harán en febrero, y muchos más en marzo. Lo cierto es que el retorno masivo no es un hecho probado.
Los migrantes mexicanos, legales e indocumentados, están insertos en la sociedad estadounidense, conocen los mercados laborales locales y regionales, generan mecanismos individuales y colectivos para subsistir, se dispersan por territorio estadounidense, al perder un empleo en un sector buscan en otro y en otra localidad y región.El retorno masivo tendría serias implicaciones locales y regionales, pero el patrón migratorio actual y el comportamiento individual y colectivo sugieren que es un supuesto mediático y políticamente interesado. La valoración de nuestra situación interna es parte de la vida del migrante, así como el contexto sociocultural que sostiene la migración.

sábado, 24 de enero de 2009

Obama

La asunción de Barack Obama como 44º presidente de Estados Unidos fue la apoteosis de una ciudadanía cansada de 8 años de una presidencia imperial catastrófica y la expectativa del cambio; haber tomado la ruta de Abraham Lincoln hace menos de dos siglos en tren rumbo a Washington, DC, confirió al hecho una tremenda carga simbólica.
Carga adosada de discursos esperanzadores, reconocimientos a quienes pusieron algunos cimientos de esa nación, actitudes de apertura y unidad, todo enmarcado en una especie de orgía mediática; espectáculo tras espectáculo para honrar al ungido, en quien quizás se han depositado demasiadas expectativas.
Durante el recorrido en tren, Obama habló de "una nueva Declaración de la Independencia", libre de desprecio, prejuicios y discriminación; pidió “buscar juntos una mejor vida”, y subrayó sus grandes retos: la economía debilitada, las guerras en Irak y Afganistán, la amenaza del calentamiento global y la dependencia al petróleo extranjero.
El discurso de asunción este 20 de enero mezcló valores históricos, hazañas, heroicidad, honestidad, visión de futuro, la nueva era de responsabilidad, la nueva generación. En este contexto, señaló el "el fin de la era de las quejas mezquinas, de las falsas promesas, las recriminaciones y los dogmas desgastados" en la política estadounidense.
Habló de Estados Unidos “en guerra contra una vasta red de violencia y odio; la “economía… debilitada (por) la irresponsabilidad de algunos”, y por no tomar “decisiones firmes para… una nueva era”. Se perdieron “hogares, empleos, negocios, (el) servicio médico es muy costoso y… la forma en que (usa) la energía fortalece a (sus) adversarios”.
Asimismo, puntualizó “la falta de confianza en nuestra nación, un temor de que la declinación de Estados Unidos es inevitable y que la próxima generación debe reducir sus expectativas, hoy los retos que enfrentamos son reales, son muchos, que no se van a encarar con facilidad o en corto tiempo pero, sepan esto estadounidenses, van a ser encarados”.
Si bien no hubo una clara referencia al problema inmigratorio, reto que muy probablemente no esté en la agenda interna de inicio de su mandato, Obama recordó que Estados Unidos da la bienvenida a todos, además de que buscará rehacer el liderazgo de su país, tendiendo la mano a todos los países, pueblos y líderes.
El discurso del 44° presidente de Estados Unidos refrendó sin duda expectativas y esperanzas, así como la necesidad de dar vuelta a la página negra de Bush; aunque agradeció su servicio a la nación y apoyo para la transición, reconoce que los problemas que enfrenta ese país se fueron construyendo en los pasados ocho años.
Irresponsabilidad, falta de previsión, serios problemas con el mundo, avaricia, recesión, son algunos de los asuntos que reprocha a Bush, mientras enfatiza el inicio de una nueva era de responsabilidad, además de retomar algunos valores como el trabajo duro y conjunto para las nuevas generaciones, prometiendo enfrentar los retos.
No hay duda que el discurso de Barack Obama está lleno de esperanza, referencias a valores históricos estadounidenses y los retos producto de la presidencia imperial. Si observamos históricamente la asunción de un afroamericano al máximo cargo de una nación profundamente racista y desigual, tal ves estemos ante una nueva era.Sin embargo, las bases del capitalismo seguirán intactas. Aunque regresa el Estado como actor esencial de la dinámica económica y social, los principios esenciales de la globalización y el modelo económico de mercado continúan. Quizás sean demasiadas las expectativas, muy grandes las esperanzas, pero tiene el apoyo para cambiar muchas cosas.

martes, 6 de enero de 2009

Niñ@s migrantes indocumentad@s

El próximo 20 de enero, Estados Unidos de América dará un breve giro a su historia al asumir su presidencia un afroamericano. Ocho años de terror global sustentados en mentiras antiterroristas marcan la despedida de Bush: la masacre perpetrada por el Estado de Israel, Estado terrorista por excelencia, contra el pueblo palestino.
Mientras tanto, diversos sectores de la sociedad estadounidense contribuyen y se preparan para lo que parece será una apoteósica asunción a la presidencia por Barack Obama, en cuyo entorno se tejen acuerdos y desacuerdos sobre los temas importantes: la crisis financiera-económica, la inmigración, las guerras de Bush, etcétera.
En ese contexto, destacan los impactos dramáticos del legado de Bush en materia inmigratoria: redadas, deportaciones masivas, desintegración familiar, niñ@s sol@s deportad@s. Un reciente estudio del Center for Public Policy Priorities (CPPP), de Austin, Texas, da cuenta de las vicisitudes de más de 40 mil niñ@s indocumentad@s.
Acorde con Amy Thompson, autora de A child alone and without papers. A report on the return and repatriation of unaccompanied undocumented children by the United States (CPPP, September 2008), el gobierno estadounidense compromete los derechos, seguridad y bienestar de los niñ@s indocumentad@s que deporta.
El trato que da a l@s niñ@s migrantes es contrario a las leyes internacionales y a los estándares de bienestar de l@s menores de edad en Estados Unidos. Mientras están en custodia oficial se suceden maltrato y abusos, además de que es imposible identificar si l@s niñ@s son sujetos de las redes de tráfico de personas.
Asimismo, no existe un proceso uniforme para tratar con niñ@s indocumentad@s, ignorándose si tendrán acceso a un abogado, el tiempo de detención y el trato de que serán objeto. Durante la repatriación, la vulnerabilidad de l@s niñ@s aumenta por la falta de coordinación de los países involucrados y procedimientos que guíen el proceso.
Cuando el proceso concluye, no hay seguimiento para prevenir el maltrato infantil, además de faltar procedimientos que aseguren el bienestar de l@s menores y su reinserción social, para impedir que vivan situaciones peligrosas como caer en las redes de tráfico de personas o que regresen a vivir a las calles.
El reporte detalla las diversas situaciones que l@s menores indocumentad@s viven, tanto en Estados Unidos como al momento de ser entregados a las autoridades de sus países de origen. Cita estudios realizados en México y en Honduras como ejemplos de la problemática que enfrentan, estableciendo algunas sugerencias.
Llama a garantizarles el derecho a un consejero; evaluación y planeación consistente de su retorno; establecimiento de estándares transparentes y sólidos para la expulsión y repatriación; registro estadístico y documental de l@s niñ@s indocumentad@s no acompañad@s, y la colaboración entre las agencias binacionales involucradas.
Sugiere límites en el número de niñ@s a ser repatriados en un periodo determinado según los protocolos y capacidad del país de origen; evitar métodos de transporte que los pongan en riesgo innecesario; proveer asistencia de integración para facilitar su expulsión-repatriación, y mecanismos binacionales para compartir datos del proceso.
El caso de los niñ@s indocumentad@s deportad@s no acompañad@s es sintomático de una política inmigratoria que criminaliza la migración indocumentada, no respeta los derechos humanos y discrimina; adicionalmente, es apoyada por las autoridades de los países de origen, a quienes no les importa el trato que dan a l@s menores de edad.
Para consumo interno y espectáculo mediático se han tejido en México discursos sobre la no criminalización de la adolescencia, anatemas contra gobiernos bajo cuya responsabilidad sucedieron desgracias imperdonables (News Divine), vergonzosos usos políticos de adolescentes secuestrados y asesinados, y desprecios por adolescentes muertos por la delincuencia y la soldadesca.