lunes, 23 de marzo de 2020

La derecha y el coronavirus


El coronavirus ha logrado la convergencia, quizás momentánea pero oportunista, de las derechas en México. Desde los sectores conservadores moderados hasta la ultraderecha, todos al unísono esperan dividendos políticos e ideológicos de sus ataques con el presidente de México. La perversidad es persistente.
Las redes sociales, particularmente Twitter, son la caja de resonancia del odio, racismo, clasismo y desprecio de la oligarquía mexicana y sus amanuenses: Felipe Calderón, la comentocracia en la prensa golpista, intelectuales supuestos progres que muestran su verdadero rostro, políticos de partidos políticos, bots, trolls y clasemedieros, entre otros.
El No (72%) en la consulta sobre la permanencia o no de la cervecera Constellations Brands en Mexicali, hizo estallar las redes sociales con la amenaza del reelecto presidente de COPARMEX sobre la “destitución” del presidente de México y la secretaria de Gobernación, si no cancelaban el resultado del ejercicio democrático.
Sin duda, al empresariado golpista la democracia no le interesa. Lo ha demostrado en varias ocasiones: 2006, con la guerra sucia y el fraude que encumbró al espurio Felipe Calderón, en 2012, con el uso de recursos públicos y privados que llevaron a Los Pinos a Enrique Peña Nieto. En 2018, la jugarreta ya no les funcionó.
Durante las dos o tres últimas semanas, en el contexto del avance del coronavirus en el mundo y México, en redes sociales la derecha calderonista usó diversos hashtags para denigrar al presidente AMLO. Incluso, hasta la presuntuosa periodista Carmen Aristegui, usó un fotomontaje y un hashtag para golpear como si representaran la realidad,
Al respecto tenemos que ser claros y serios: buena parte de los hashtags que en Twitter se convierten en tendencia nacional están inflados con bots y trolls, independientemente de su origen ideológico, político y financiamiento. El periodismo crítico, no su caricatura golpista actual, debe ser cuidadoso para suponer que son tendencias reales.
Las tendencias en Twitter antiAMLO, infladas con bots y trolls, poco tienen que ver con la realidad. En las últimas semanas, por ejemplo, a pesar del ataque continuo, el presidente de México no ha interrumpido sus giras y mañaneras. En las primeras la gente se agolpa para recibirlo, saludarlo y tomarse una selfi con él, cuestionado tales hashtags.
En este contexto es importante revisar la supuesta caída en la aprobación de AMLO. En el ponderado de Oraculus.mx mantiene 60%. Si ha habido un descenso, pero no como algunas casas encuestadoras vociferan para impactar a la opinión pública. Asimismo, es esperable una tendencia a la baja por el desgaste y los ataques.
Los ataques provienen de la prensa tradicional, cuya agenda política e ideológica se ha trastocado en agenda golpista. La comentocracia, antes favorecida por el PAN y el PRI con recursos públicos, ha sido comprada por las derechas con la finalidad de golpear al presidente de México. El coronavirus es gran ejemplo.
De pronto, la comentocracia, tanto en la prensa tradicional como en medios electrónicos (radio, televisión) y portales web de noticias, se convirtió en “experta” en epidemiología. Todos los días escriben sobre la pandemia, además de exigir al gobierno federal que adopte tal o cual medida, respecto a las tomadas en Europa, Estados Unidos o Canadá.
Pero no solo la comentocracia: empresarios, políticos asociados a la derecha partidista, personajes ligados a Felipe Calderón, y el mismo expresidente, y bots, trolls y algunas cuentas en redes sociales, son hoy “expertos” en coronavirus. Cuando la economía experimenta problemas también son “expertos”, lo que no extraña.
Las derechas en México están actualmente furiosas; su odio es perverso. El problema es que no hay alternativas. Sobre el coronavirus exigen que se replique lo hecho en otros países, pero no reconoce lo que realmente se hace. Respecto la economía es lo mismo. El caso de Constellations Brands es ejemplo: inversión y empleos se perderán.

viernes, 20 de marzo de 2020

Coronavirus: contradicciones de clase

La pandemia de coronavirus, Covid19, no solo está infectando a los humanos en lo individual, colectivo, local, nacional, global, también tiende a redefinir las relaciones sociales y las fuerzas productivas. En México, en el contexto de la campaña golpista de la oligarquía, la fractura social no es ya solo política, sino de clase.
Después del 1 de julio de 2018, las fuerzas políticas tradicionales recibieron un severo revés con el ascenso de un movimiento social, hoy con serios problemas, que, por un lado, llevó al poder a un presidente de izquierda moderada, un tanto conservador en términos ideológicos, pero sin dinamitar totalmente a la oligarquía.
Los partidos políticos tradicionales vieron reducidos, no solo sus votos, sino también militancia, clientelas y simpatías. PAN, PRI, PRD, se hundieron por sus convergencias derechistas y el rechazo de millones de mexicanos a su rol en la corrupción y el saqueo del país, en tanto Morena se alzaba, no sin contradicciones como mayoría.
Del 1 de julio de 2018 a la actualidad, la oligarquía, en parte con los partidos políticos en la debacle y personajes como Felipe Calderón, quien sueña con regresar al poder para dar continuidad a su masacre, han enfilado una campaña golpista que pretende derrocar al gobierno de la 4T, en particular a su líder AMLO, presidente de México.
La campaña no ha estado exenta de guerras legales, mediáticas e ideológico-políticas en redes sociales, nuevo campo de batalla, mostrando rupturas profundas. Hay cada vez más un distanciamiento profundo entre las elites económicas y el resto de la población, un México mayoritario hoy intransigente y nada dispuesto a volver atrás.
Hace más de un siglo, John Kenneth Turner (México bárbaro, 1910, y Lesley Byrd Simpson (Muchos Méxicos, 1941), delinearon las profundas contradicciones de clase en México. En 2020, el intento golpista de algunos empresarios, cometócratas antes privilegiados, ciertos políticos e intelectualidad derechista, nos regresan al pasado.
El Covid19 es el entretelón de una guerra político-ideológica que prefigura la lucha de clases. Las redes sociales son el escenario, pero en la vida real los amparos, el golpeteo de ciertos sectores empresariales, políticos, intelectuales de derecha, prensa y otros medios, el rechazo falaz a todo acto de gobierno, alimentan la lucha de clases.
Sin duda es una lucha desigual y un contexto en el que, por un lado, sectores de clase media y baja empujan la defensa del presidente AMLO y la 4T, y por el otro, sectores de clase media, intelectuales orgánicos proempresariales, y la oligarquía, sostienen un golpeteo político e ideológico contra todo acto de un gobierno legítimo.
En 2018, 30 millones de mexicanos, 53% del padrón electoral, votaron por un líder, proyecto y cambio profundo. La corrupción y saqueo de PAN, PRI, PRD y partidos satélite como Movimiento Ciudadano, PVEM, PANAL, impulsaron a los mexicanos de diversos sectores económicos, sociales, políticos e ideológicos, a rechazarlos.
Si bien fue una lucha política, el escenario actual es de lucha de clases. La intelectualidad progresista, ligada a la prensa golpista, espeta a AMLO que su libertad de expresión es errónea y divide, pero no le interesa percatarse del odio y perversidades que la derecha y ultraderechas esparcen por diversos medios. Vaya progresismo.
El Covid19 es, momentáneamente, el escenario de las contradicciones de clase. Mientras Claudio X. González, acérrimo golpista antiAMLO promueve amparos (Lawfare) y el autoreelecto líder de la COPARPMEX lanzan campañas antigubernamentales, en redes sociales los proAMLO desmienten y organizan sus batallas.
Sin duda, en ambos lados convergen diversos sectores de clase. No el proletariado vs la burguesía, clases medias, clases no adjetivadas, ciertos sectores empresariales medios, pueblos sin nada, contra la oligarquía y segmentos: empresarios grandes, medianos y pequeños, clases medias, comentocracia, intelectuales de derecha, medios.

lunes, 16 de marzo de 2020

Carroña mediática


Domingo 15 de marzo de 2020. Dos tuits anunciaron casi simultáneamente la muerte del empresario José Kuri Harfush, quien se encuentra internado en un hospital privado del sur de la Ciudad de México por haber contraído el coronavirus en un viaje a Vail, Colorado, centro vacacional de los súper ricos en Estados Unidos.
La noticia corrió como reguero de pólvora, no por la supuesta lamentable muerte de un hombre a causa del Covid19, sino porque medios y comentócratas tenían ya su año cero de la pandemia: el primer muerto en tiempos de la 4T y el lunes siguiente sería nota de ocho columnas y motivo esperado de la comentocracia para atacar a AMLO.
Sin embargo, la competencia por el primer muerto divulgado por Raymundo Riva Palacio y Joaquín López Dóriga, se cayó horas después de que el empresario fue revivido por sus familiares: no había fallecido, pero estaba “muy muy grave”. Está intubado y su estado es crítico, pero los carroñeros perdieron una oportunidad dorada.
A la hora en que fue desmentido, poco después de las 9 pm, por SDPNoticias.com, llovieron en Twitter y otras redes sociales supuestas condolencias de conocidos personajes derechistas, quienes sin verificar dieron por muerto al empresario y se aprestaban a impulsar hashtags y fakenews para atacar a AMLO.
El desmentido de la familia cayó como bomba entre la derecha comentócrata, periodistas, intelectuales, PAN, PRI, PRD, pues no lograron armar un hashtag y conferencias de prensas para lucrar con la muerte de una persona. A eso se han dedicado durante más de un año. Recordemos el caso de la gobernadora de Puebla y su esposo.
Como quiera, la familia del empresario desmintió la versión de los conocidos periodistas antiAMLO, pero no han ofrecido disculpas por su exabrupto. Tampoco AristeguiOnline.com se ha disculpado por usar un fotomontaje y un hashtag que pretendieron denigrar al presidente de México, acusándolo de una perversidad.
En redes sociales, particularmente en Twitter, los hashtags antiAMLO son inventados, financiados e inflados por bots y trolls de la derecha y ultraderecha, buscando vulnerar la confianza de la gente en AMLO. Pero hacerlos pasar como “la opinión” de millones de mexicanos es despreciable. No representan más que el odio de la derecha.
Por ello, en Twitter fue severamente criticada Carmen Aristegui porque un comentario insidioso subido a su portal AristeguiOnline.com hace pasar un hashtag que denigra a AMLO como si fuese la “opinión” de millones de mexicanos. Adicionalmente, el odio de Denise Dresser y Sergio Aguayo Quezada, sobresalieron en su mesa política.
No se trató nada más del contenido de una nota insidiosa, la que replicó lo publicado el domingo en otros portales de noticias como si fuera la “opinión” de millones de mexicanos, sino el uso político de AristeguiNoticias.com de un fotomontaje, el cual fue desmentido por uno de los involucrados.
La derecha inventó un hashtag que denigra al presidente de México con un fotomontaje de una situación que jamás ocurrió: un simple beso a una niña durante su gira por Guerrero. El fotomontaje fue descubierto por una usuaria de Twitter, pero la derecha no cejó en posicionar una perversidad, bastante común entre los derechistas.
En tiempos de canallas, prensa, comentocracia e intelectualidad derechista, tratan de usar muertos vivientes y fotomontajes para encaminar su golpe de estado blando. Si los mexicanos tenían dudas de un golpe de estado en marcha, asómense a Twitter y Facebook, redes sociales que al parecer tienen contratos con la derecha para sus fines golpistas.
Por ejemplo, el senador de Nuevo León por la franquicia Movimiento Ciudadano, Samuel García, paga publicidad antiAMLO en Facebook e Instagram. Negocios son negocios, dirán, pero se usan las redes sociales para impulsar un golpe de estado que hasta la fecha no cuaja, pero el coronavirus, cree la derecha, será su gran regalo contra AMLO.