Faltan 10 meses para que concluya la presidencia de AMLO, lapso en el
que el clasismo, el odio y el desprecio de la derecha y la ultraderecha contra
el primer mandatario han prevalecido. Asimismo, en los cinco años pasados no
hubo debate, solo odio clasista e insulto político. Por ejemplo, la
calificadora Moody’s expresó su asombro por el crecimiento de la economía
mexicana, reconociendo que México crecerá 3.5% anual en 2023, aunque se prevé
que en 2024 no alcance ese nivel; igualmente, la secretaría de Economía reveló
que la inversión extranjera directa, en lo que va del año, sobrepasa los 30 mil
millones de dólares, la mitad proveniente de Estados Unidos; el IMSS reportó
cifras sin precedentes de empleo formal e informal, entre otros indicadores
económicos, pero la oposición no debate, sigue con su cantaleta del supuesto
desastre y exige a gritos parar las grandes obras de infraestructura del actual
gobierno, apuntalada por los medios corporativos golpistas y sus escribanos,
varios de los cuales retorcieron los resultados, incluso reconocidos por el
Fondo Monetario Internacional, para montar notas negativas.
Si se revisa la campaña del opositor derechista Frente Amplio por
México, encabezada por Xóchitl Gálvez Ruiz, vemos que al inicio se intentó
empatar su supuesta oferta política con las políticas públicas de la 4T, pero
se resume, como ya conocen los mexicanos, en la urgencia de sacar al presidente
de México de Palacio Nacional. Es decir, se retoma el insulto clasista y
político de inicios del actual sexenio, sin debate, sin cuestionamiento y, lo
más grave, sin propuestas alternas, excepto el deseo de regresar a la
corrupción, saqueo, complicidades, de las décadas neoliberales. En este
contexto, es interesante observar cómo la autollamada “izquierda verdadera” se
alinea a la propaganda de la derecha, cuando los mexicanos que la siguen
esperarían un mayor compromiso crítico con la verdad. Sin duda, la 4T, Morena y
el gobierno de AMLO son cuestionables en diversos aspectos, pero ni la derecha
y la ultraderecha ni la “izquierda verdadera” abren un debate con argumentos,
datos y desacuerdos reales. Van por AMLO.
Con todo, al primer mandatario le faltan 10 meses para dejar la
presidencia de la República, a pesar de las reiteradas mentiras de la derecha
sobre su supuesta permanencia y poder detrás de quien lo suceda. Acorde con las
encuestas más recientes, Claudia Sheinbaum, quien sería la primera mujer que
ocuparía el Poder Ejecutivo, participa en una precampaña y campaña electoral en
las que enfrenta misoginia, xenofobia y antisemitismo. La candidata de Morena
es de origen judío, nacida en la CDMX, pero ha tenido que resistir ataques de
la derecha y ultraderecha por el origen de sus abuelos (búlgaro y lituano), si
bien sus progenitores nacieron en México y participaron en el movimiento
estudiantil de 1968. Son conocidos los ataques de Vicente Fox en redes sociales
y la supuesta “pureza” indígena de la derechista Xóchitl Gálvez, candidata del
#PRIANRD y Claudio X. González. Asimismo, hombres y mujeres de la derecha la
han golpeado con su misoginia, al sostener que la candidata de Morena lo es
solo porque AMLO la respalda, como la derechista Denise Dresser afirma.
Entonces, los mexicanos y mexicanas serán parte de una campaña electoral
en la que supuestamente se confrontarán una “judía y extranjera” y una
“indígena”. Pero la derecha y ultraderecha, no solo mienten, sino que su hueca
propaganda electorera está plagada de mentiras y medias verdades, todas en
torno a las políticas públicas –sociales, inversión, obra pública, etc.-
implementadas por AMLO y la 4T. Es decir, la campaña de la oposición sigue
teniendo a AMLO como su principal objetivo a destruir. Por ejemplo, la
candidata de la alianza derechista, Xóchitl Gálvez, en su alienado discurso en
la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, dijo que había que acabar con
el “capitalismo rapaz” y la atención a los pobres, en un claro intento por
arrebatarle a AMLO el corazón de sus políticas sociales, pero es una mentira
mendaz e hipócrita, pues esta mujer representa a la oligarquía mexicana ¿o
supondrá que los mexicanos no saben que es candidata de una alianza partidista
de derecha encabezada por Claudio X. González, cuya fortuna la hizo con donaciones
de poderosos empresarios? Para creerle, primero tendría que deslindarse de sus
orígenes políticos, mentiras y ataques al presidente de la República.
Asimismo, el hecho de que dos mujeres sean candidatas a la presidencia
de México, no significa un cambio profundo en la ideología patriarcal. En el
caso de Xóchitl Gálvez, llegó a la candidatura por la decisión de varios
hombres: líderes de partidos de derecha, integrantes de la mafia neoliberal,
Claudio X. González, representante de la oligarquía, y poderosos empresarios
que añoran el régimen anterior. En cambio, Claudia Sheinbaum fue elegida por
medio de encuestas abiertas a toda la población, lo que de alguna manera
garantizó una opinión general sobre su postura política, trabajo como jefa de
Gobierno de la CDMX y su lugar como mujer. Con todo, que una mujer compita por
el Poder Ejecutivo, no garantiza romper el llamado techo de cristal, pues a
diferencia del trato que la comentocracia de derecha e izquierda, y los medios
corporativos golpistas brinda a la candidata de la derecha, a la contendiente
por Morena la maltratan con particular afán: judía, extranjera, llegó a donde
está por AMLO no por mérito propio, entre otras difamaciones misóginas,
xenófobas. Del clasismo, la derecha ahora ensaya su misoginia.