Mientras Joaquín López-Dóriga (Radio Fórmula) maldecía al gobierno
federal, por supuestamente no apoyar a Guerero -“su pinche información de
siempre”-dijo en alusión a la conferencia matutina-, y uno de sus reporteros lo
secundaba con “no hay ningún tipo de apoyo y todo es un desastre”, a sus
espaldas pasaban al menos tres camiones del Ejército mexicano y la Guardia
Nacional llevando agua y despensas. Y de pronto, el director de Quadratín
Guerrero sale con el bulo: hay 350 muertos por Otis, según las “funerarias de
Acapulco”. Y se hizo viral la mentira. Y los medios golpistas impresos y sus
escribanos montan la nueva #Fakenews, sin comprobar fuentes, sin corroborar la
información; y hacen del director de esa agencia de noticias, la “fuente”: lo
dijo Quadratin. Es la manera en la que los medios corporativos fabrican sus
notas, las mediatizan y ensalzan una mentira más, sin cuestionar, sin revisar
su veracidad.
Como quiera, a los medios corporativos golpistas lo que menos les
importa es la veracidad y la verdad. La nota es golpear al gobierno. Cientos de
videos circulan en redes sociales sobre la manera en la que el gobierno federal
se ha volcado para apoyar a los damnificados de Otis: reparto de despensas,
agua, comida caliente, limpieza de escombros, reinstalación de la electricidad,
entrega de enseres domésticos, anuncio de apoyo monetario a los afectados –los
más vulnerables, los hoteleros, etc., pero se insiste en un desastre que, en
algunas columnas, se sugiere fue obra de AMLO. Según varios escribanos y
locutores de los medios corporativos: AMLO sabía y no hizo nada, aunque los
expertos –los reales, no los televisivos o de redes sociales- han insistido en
su pasmo ante la manera en que Otis se convirtió en categoría 5; o que AMLO no
ha ido a Acapulco, aunque hay constancia de que horas después del paso del
huracán fue por carretera y tuvo que caminar un tramo de la autopista
siniestrada.
En la mañanera del martes 14 de noviembre, AMLO afirmó que había ido al
menos tres veces –hay videos y reportes en redes sociales- y el 15 de noviembre
regresó a Acapulco para supervisar los avances, horas antes de viajar a San
Francisco, California, Estados Unidos, para participar en la conferencia de la
APEC y reunirse con el presidente Joe Biden, pero un escribano a sueldo
insistió, tergiversando y mintiendo (Yahoo.com), que AMLO no había ido a
Acapulco para salvaguardar la investidura presidencial. El nuevo bulo es un
rumor de un supuesto funerario –funerarias, se dijo originalmente- sobre más de
350 muertos de Otis. Según la Fiscalía de Guerrero –una instancia independiente
del gobierno federal y estatal- el saldo es de 49 fallecidos y 57
desaparecidos, pero el director de la agencia Quadratín Guerrero lanza el bulo
en la televisión y la radio privadas, con la finalidad, no de proporcionar
información y cuestionar las cifras oficiales, sino con el fin de dar carroña a
los medios corporativos golpistas.
Los medios corporativos mexicanos hace años que no están a la altura de
la libertad de información y el derecho a la información, dos derechos que la
Constitución mexicana garantiza a toda la población. La derecha ha insistido en
la supuesta censura del “autócrata”, mientras la autollamada “izquierda
verdadera” alinea a la derecha sus espacios en la prensa impresa, la televisión
privada y pública, la radio, las plataformas en Internet y las redes sociales. Pero,
excepto la conferencia matutina, las giras del presidente, el uso de redes
sociales y algunos programas que son señalados de cercanos a la 4T y AMLO, el
gobierno federal está en desventaja ante los medios corporativos que se han
convertido en verdaderas máquinas de mentiras, manipulación y golpeteo
político. No hay día en que, por ejemplo, las 8 columnas de la prensa impresa,
los noticiarios de radio y televisión, programas de “opinión” en la televisión
privada y pública, notas en plataformas y comentarios en redes sociales, sean
parte de un coro golpista. Acorde con la teoría del golpe blando y el Lawfare,
los medios corporativos mexicanos son la avanzada de la derrota de la
democracia.
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