La crisis de los niños y niñas
migrantes es compartida, tanto por México como por Estados Unidos. Este país
como receptor, y el nuestro como territorio de tránsito. En ambos casos, las
respectivas políticas migratorias han sido un rotundo fracaso. Pero esta
situación tiene aristas que pocos reconocen y abordan.
Como lo señalé en mi última
colaboración, México y Centroamérica comparten, con sus especificidades, situaciones
en las que la violencia delincuencial y del Estado, la desigualdad, la pobreza,
la marginación, la complicidad, la impunidad, son parte de la cotidianidad de
migrantes y no migrantes.
En el caso de México, las
corrientes migratorias impulsadas por la IRCA (1986), los cambios en los
patrones migratorios, la masificación de la migración a Estados Unidos, las
crisis de los ochenta, los noventa y recientes, han configurado, a pesar de la
supuesta migración “cero”, una oleada migratoria de mujeres, niños y niñas.
La información empírica,
recolectada por diversos investigadores en distintas comunidades, localidades y
entidades del país, a partir de trabajo de campo intensivo, antropológico y
sociológico, nos muestra un patrón migratorio femenino importante, además de
corrientes migratorias de niños y niñas no acompañados.
Incluso, estas corrientes
continúan a pesar del alza de las remesas. Hoy, mediática y oficialmente, se
exalta de nuevo el aumento continuo en diez meses de las remesas, pero mientras
las condiciones locales, comunitarias y regionales que impulsan la migración
prevalezcan, no hay mucha diferencia.
A contracorriente de algunos
académicos, representantes de gobiernos, supuestos líderes, consultores, mi
postura ha sido consistente: las remesas proporcionan bienestar individual,
familiar y local, pero su papel en la marginación, pobreza y desarrollo local y
regional es limitada. Las remesas no desarrollan países.
Sin duda, la política migratoria
aplicada por el gobierno de Obama, mucho más restrictiva, violenta y violatoria
de los derechos humanos de los migrantes que la de su predecesor, ha impreso un
sello contradictorio. Por un lado, apoya a los dreamers, y por otro, atrapa y
expulsa a niños y niñas recién llegados.
En medio de su disputa con los
republicanos que dominan la Cámara de Representantes, Obama solicitó recursos
multimillonarios para paliar la crisis de los menores, pero se cuidó de
precisar que sería para reforzar la política migratoria para dar continuidad a
las deportaciones.
Acorde con el propio gobierno
estadounidense, más de 50 mil niños están hoy varados en la frontera sur de
Estados Unidos. Según algunos medios, pocos han sido deportados por la maraña
burocrática, la falta de recursos, la ausencia de defensores y normas ad hoc. El
propio sistema generó su propia debacle.
Con todo, la responsabilidad está
siendo trasladada a México y Centroamérica, sin importar sus implicaciones. En
nuestro país, curándose en salud, se aduce que el problema no es la violencia
en los países expulsores sino de los traficantes de menores. En realidad, ambos
aspectos están relacionados y falta considerar otros.
Según Estados Unidos, México no
hace lo suficiente, a pesar de sumarse a la política de ese país, debiendo apretar
el paso. El anunció no espero: el secretario de Gobierno afirmó que el gobierno
mexicano “impedirá” que los migrantes aborden el tren “La Bestia”, además de
detenerlos y deportarlos.
En Centroamérica, algunos
gobiernos rechazan que la violencia sea la causa de la ola migratoria, achacándoles
a los traficantes la culpa. Pero evitan mencionar que las políticas
estadounidenses dirigidas a la subregión, la marginación, la pobreza y las
actuales condiciones de violencia y desesperanza impulsan esta situación.
Sin duda el tráfico de personas,
en los países expulsores y en México, juega un papel importante, pero no puede
ser aislado del contexto de violencia generado por la delincuencia organizada y
la corrupción gubernamental. Menos de la pobreza, marginación y desigualdad
endémica en nuestro país y Centroamérica.
Obviedades. 1. “Se les peló el agente”: calificó una
diputada del PT la jugada de negocios de Carlos Slim, con el
“empequeñecimiento” de América Móvil. Lo que supuestos analistas de primera y
quinta celebran sin rubor como ganancia de las leyes secundarias de Telecom a
favor de Televisa, permitió al hombre más rico del mundo recoger miles de
millones de dólares en un día. 2. No es extraño que el PAN se sume al supuesto
reclamo de demostrar la inocencia de Mireles, pues su actuación a favor de la
Ley Peña-Televisa retrata sus intereses reales. 3. Por “ley”, las elites
políticas dispondrán el despojo de tierras por supuesta utilidad pública para
acrecentar las ganancias privadas. 4. En cuanto a la unidad y fragmentación de
la izquierda mexicana, hay que tener presente de cuál izquierda se habla. La
“izquierda mexicana realmente existente”, escogió la vía electoral, con sus
consecuentes complicidades y corruptelas, para alcanzar cualquier puesto de
elección popular. Hay otras izquierdas, las radicales, las clandestinas, la
zapatista. Unas siguen ancladas en los viejos esquemas, otras están
construyendo proyectos y caminos propios. Las tribus perredistas destacan por
sus complicidades y corruptelas, cercanía al poder, no gobierna pero si expolia,
huesera, en el gobierno se sirve; las otras izquierdas, como el PT, MC, etcétera,
acostumbran vivir del erario público, todas neoliberales y de derecha, y la
izquierda de AMLO, populista y excluyente. 5. Se consolidan 15 meses de intercambio
de favores, autoelogios. La Esfinge. No hay más allá de la egolatría y
egomanía. Dios los hace y el PRI los junta. 6. La ley Peña-Televisa, es la
primera avanzada expoliadora de las elites políticas en connivencia y complicidad
con las económicas; sigue la energética. Hay algunos beneficios para el
consumidor, pero muchos más para Televisa. 7. Michoacanos “varados” en Estados
Unidos. Primero, señores legisladores, revisen los datos reales. Acorde con
estimaciones de especialistas, de la cifra políticamente manejada, quizás la
mitad es más cercana a la realidad. Segundo, los michoacanos indocumentados,
pocos o muchos, están en una situación que ya no depende del gobierno mexicano
o local, sino de la política migratoria estadounidense; tercero, el
clientelismo, no va a resolver sus problemas, lo mejor es dejar de jugar al
diputado migrante, exigir que las condiciones en nuestro estado cambien y
generar propuestas reales de cambio, no declaraciones y discursos huecos. Esto
no significa ignorar a los migrantes michoacanos, pero hay que ser realistas,
dejar de mentir y usar políticamente el tema migratorio. 8. Los partidos en
este país, ahora con tres nuevos, dos de derecha y otro de izquierda, seguirán
costando millones a los ciudadanos, mientras la enclenque democracia naufraga.
9. La crisis financiera en Michoacán, se agravó en los periodos de FVF-JRG-FVF.
Miles de millones de pesos sin comprobar; una costosa campaña para culpar a los
gobiernos perredistas, y un estado intervenido por la Federación, con un
gobierno mediático, que sigue los dictados del procónsul. 10. Morelia de diez:
tres nuevas ejecuciones, baches por doquier, discursos idílicos, ganas de tener
la gubernatura para seguir hundiendo al estado, una ciudad en caos.