miércoles, 28 de enero de 2009

Migrantes en la crisis

La lucha antiterrorista y la crisis financiera en Estados Unidos fueron el gran pretexto para la política inmigratoria de Bush: redadas, deportaciones, familias separadas, niños abandonados y abusos contra los inmigrantes indocumentados. Adicionalmente, se desató una ola de rumores sobre el retorno masivo de los migrantes mexicanos.
Distintos niveles del gobierno en México; organizaciones de migrantes; funcionarios gubernamentales; diputados estatales y federales; medios cazando e inflando declaraciones, cifras y rumores, han hecho del supuesto retorno masivo de los migrantes mexicanos bandera, alarma y cálculo interesado.
Tanto las redadas como las deportaciones son un hecho estadísticamente probado, así como sus repercusiones en familias, mujeres y niños; se calculan más de 400 mil deportaciones, unos 100 mil niños entre separados que permanecen en Estados Unidos y expatriados, además del alza o descenso de las aprehensiones en la frontera norte.
Sin embargo, a la fecha el retorno masivo solamente ha alimentado el escándalo mediático y una interminable danza de cifras. En el caso de Michoacán, en el 2008 las cifras gubernamentales ascendían a entre 20 y 30 mil; para los diputados 150 mil, mientras que para la Asociación Mundial de Mexicanos en el Exterior llegaban a 300 mil.
La crisis financiera afecta a los inmigrantes; con más fuerza a los indocumentados. El descenso en el envío de remesas, como el Pew Hispanic Center documenta (López et al. Hispanics and the economic downturn: Housing woes and remittance cuts. January 8, 2009), persiste, pero el flujo monetario continua.
No hay duda del impacto de la crisis, pero las especulaciones sobre el retorno masivo ignoran la dinámica del proceso migratorio, la reacción individual y familiar de los migrantes, los mecanismos para subsistir (Papademetriou y Terrazas, Immigrants and the current economic crisis. Migration Policy Institute, 2009).
Como Alarcón et al. (La crisis financiera en Estados Unidos y su impacto en la migración mexicana. Documento de Coyuntura. El Colegio de la Frontera Norte, 2008) lo documentan, en sectores como servicios, construcción y manufacturas se han perdido muchos empleos, pero el patrón migratorio persiste. No hay regreso masivo.
Las redes sociales de la migración internacional mexicana, las expectativas individuales y familiares, la situación interna crítica en México, entre otros factores, no muestran el retorno masivo, aunque la dimensión, profundidad y duración de la crisis financiera y económica estadounidense podrían redefinir la dinámica actual en el largo plazo.
En Michoacán, quien escribe estas líneas ha hecho algunos recorridos en municipios como Álvaro Obregón, Acuitzio y Morelia, observando: en ciertas localidades regresaron algunos migrantes por falta de empleo; en otras hay deportados; en unas hay migrantes que no se pudieron ir como acostumbraban; en varias el arribo de fin de año disminuyó.
Con todo, entre quienes llegaron en noviembre-diciembre prevalecen estas intenciones: regresar a Estados Unidos, posponer el retorno a ese país o no exponer sus planes. Como cada año ocurre, algunos ya comenzaron a irse, otros lo harán en febrero, y muchos más en marzo. Lo cierto es que el retorno masivo no es un hecho probado.
Los migrantes mexicanos, legales e indocumentados, están insertos en la sociedad estadounidense, conocen los mercados laborales locales y regionales, generan mecanismos individuales y colectivos para subsistir, se dispersan por territorio estadounidense, al perder un empleo en un sector buscan en otro y en otra localidad y región.El retorno masivo tendría serias implicaciones locales y regionales, pero el patrón migratorio actual y el comportamiento individual y colectivo sugieren que es un supuesto mediático y políticamente interesado. La valoración de nuestra situación interna es parte de la vida del migrante, así como el contexto sociocultural que sostiene la migración.

sábado, 24 de enero de 2009

Obama

La asunción de Barack Obama como 44º presidente de Estados Unidos fue la apoteosis de una ciudadanía cansada de 8 años de una presidencia imperial catastrófica y la expectativa del cambio; haber tomado la ruta de Abraham Lincoln hace menos de dos siglos en tren rumbo a Washington, DC, confirió al hecho una tremenda carga simbólica.
Carga adosada de discursos esperanzadores, reconocimientos a quienes pusieron algunos cimientos de esa nación, actitudes de apertura y unidad, todo enmarcado en una especie de orgía mediática; espectáculo tras espectáculo para honrar al ungido, en quien quizás se han depositado demasiadas expectativas.
Durante el recorrido en tren, Obama habló de "una nueva Declaración de la Independencia", libre de desprecio, prejuicios y discriminación; pidió “buscar juntos una mejor vida”, y subrayó sus grandes retos: la economía debilitada, las guerras en Irak y Afganistán, la amenaza del calentamiento global y la dependencia al petróleo extranjero.
El discurso de asunción este 20 de enero mezcló valores históricos, hazañas, heroicidad, honestidad, visión de futuro, la nueva era de responsabilidad, la nueva generación. En este contexto, señaló el "el fin de la era de las quejas mezquinas, de las falsas promesas, las recriminaciones y los dogmas desgastados" en la política estadounidense.
Habló de Estados Unidos “en guerra contra una vasta red de violencia y odio; la “economía… debilitada (por) la irresponsabilidad de algunos”, y por no tomar “decisiones firmes para… una nueva era”. Se perdieron “hogares, empleos, negocios, (el) servicio médico es muy costoso y… la forma en que (usa) la energía fortalece a (sus) adversarios”.
Asimismo, puntualizó “la falta de confianza en nuestra nación, un temor de que la declinación de Estados Unidos es inevitable y que la próxima generación debe reducir sus expectativas, hoy los retos que enfrentamos son reales, son muchos, que no se van a encarar con facilidad o en corto tiempo pero, sepan esto estadounidenses, van a ser encarados”.
Si bien no hubo una clara referencia al problema inmigratorio, reto que muy probablemente no esté en la agenda interna de inicio de su mandato, Obama recordó que Estados Unidos da la bienvenida a todos, además de que buscará rehacer el liderazgo de su país, tendiendo la mano a todos los países, pueblos y líderes.
El discurso del 44° presidente de Estados Unidos refrendó sin duda expectativas y esperanzas, así como la necesidad de dar vuelta a la página negra de Bush; aunque agradeció su servicio a la nación y apoyo para la transición, reconoce que los problemas que enfrenta ese país se fueron construyendo en los pasados ocho años.
Irresponsabilidad, falta de previsión, serios problemas con el mundo, avaricia, recesión, son algunos de los asuntos que reprocha a Bush, mientras enfatiza el inicio de una nueva era de responsabilidad, además de retomar algunos valores como el trabajo duro y conjunto para las nuevas generaciones, prometiendo enfrentar los retos.
No hay duda que el discurso de Barack Obama está lleno de esperanza, referencias a valores históricos estadounidenses y los retos producto de la presidencia imperial. Si observamos históricamente la asunción de un afroamericano al máximo cargo de una nación profundamente racista y desigual, tal ves estemos ante una nueva era.Sin embargo, las bases del capitalismo seguirán intactas. Aunque regresa el Estado como actor esencial de la dinámica económica y social, los principios esenciales de la globalización y el modelo económico de mercado continúan. Quizás sean demasiadas las expectativas, muy grandes las esperanzas, pero tiene el apoyo para cambiar muchas cosas.

martes, 6 de enero de 2009

Niñ@s migrantes indocumentad@s

El próximo 20 de enero, Estados Unidos de América dará un breve giro a su historia al asumir su presidencia un afroamericano. Ocho años de terror global sustentados en mentiras antiterroristas marcan la despedida de Bush: la masacre perpetrada por el Estado de Israel, Estado terrorista por excelencia, contra el pueblo palestino.
Mientras tanto, diversos sectores de la sociedad estadounidense contribuyen y se preparan para lo que parece será una apoteósica asunción a la presidencia por Barack Obama, en cuyo entorno se tejen acuerdos y desacuerdos sobre los temas importantes: la crisis financiera-económica, la inmigración, las guerras de Bush, etcétera.
En ese contexto, destacan los impactos dramáticos del legado de Bush en materia inmigratoria: redadas, deportaciones masivas, desintegración familiar, niñ@s sol@s deportad@s. Un reciente estudio del Center for Public Policy Priorities (CPPP), de Austin, Texas, da cuenta de las vicisitudes de más de 40 mil niñ@s indocumentad@s.
Acorde con Amy Thompson, autora de A child alone and without papers. A report on the return and repatriation of unaccompanied undocumented children by the United States (CPPP, September 2008), el gobierno estadounidense compromete los derechos, seguridad y bienestar de los niñ@s indocumentad@s que deporta.
El trato que da a l@s niñ@s migrantes es contrario a las leyes internacionales y a los estándares de bienestar de l@s menores de edad en Estados Unidos. Mientras están en custodia oficial se suceden maltrato y abusos, además de que es imposible identificar si l@s niñ@s son sujetos de las redes de tráfico de personas.
Asimismo, no existe un proceso uniforme para tratar con niñ@s indocumentad@s, ignorándose si tendrán acceso a un abogado, el tiempo de detención y el trato de que serán objeto. Durante la repatriación, la vulnerabilidad de l@s niñ@s aumenta por la falta de coordinación de los países involucrados y procedimientos que guíen el proceso.
Cuando el proceso concluye, no hay seguimiento para prevenir el maltrato infantil, además de faltar procedimientos que aseguren el bienestar de l@s menores y su reinserción social, para impedir que vivan situaciones peligrosas como caer en las redes de tráfico de personas o que regresen a vivir a las calles.
El reporte detalla las diversas situaciones que l@s menores indocumentad@s viven, tanto en Estados Unidos como al momento de ser entregados a las autoridades de sus países de origen. Cita estudios realizados en México y en Honduras como ejemplos de la problemática que enfrentan, estableciendo algunas sugerencias.
Llama a garantizarles el derecho a un consejero; evaluación y planeación consistente de su retorno; establecimiento de estándares transparentes y sólidos para la expulsión y repatriación; registro estadístico y documental de l@s niñ@s indocumentad@s no acompañad@s, y la colaboración entre las agencias binacionales involucradas.
Sugiere límites en el número de niñ@s a ser repatriados en un periodo determinado según los protocolos y capacidad del país de origen; evitar métodos de transporte que los pongan en riesgo innecesario; proveer asistencia de integración para facilitar su expulsión-repatriación, y mecanismos binacionales para compartir datos del proceso.
El caso de los niñ@s indocumentad@s deportad@s no acompañad@s es sintomático de una política inmigratoria que criminaliza la migración indocumentada, no respeta los derechos humanos y discrimina; adicionalmente, es apoyada por las autoridades de los países de origen, a quienes no les importa el trato que dan a l@s menores de edad.
Para consumo interno y espectáculo mediático se han tejido en México discursos sobre la no criminalización de la adolescencia, anatemas contra gobiernos bajo cuya responsabilidad sucedieron desgracias imperdonables (News Divine), vergonzosos usos políticos de adolescentes secuestrados y asesinados, y desprecios por adolescentes muertos por la delincuencia y la soldadesca.