Las recién finalizadas contiendas internas de Morena y el derechista
Frente Amplio por México, han dejado en claro que en el próximo proceso
electoral la disputa será entre la transformación –su continuidad- y la restauración
del régimen de corrupción y saqueo. Si bien, la corrupción es un asunto que en
el primer sexenio de la 4T avanzó, sigue pendiente su erradicación. Lo mismo
puede decirse de la inseguridad, la que la esquizofrénica guerra del espurio
Felipe Calderón escaló hasta apoyar a uno de los carteles del narcotráfico y
sentar a un delincuente, hoy preso en Estados Unidos, en la secretaría de
Seguridad. La narrativa de la derecha continúa negando groseramente los cambios
económicos, sociales, culturales y políticos que el gobierno de AMLO impulsa. En
el plano económico indicadores como el PIB, la inflación, la inversión
extranjera, la inversión pública, entre otros, muestran importantes
comportamientos favorables a la macroeconomía y la microeconomía.
En el ámbito social, los recientes resultados de la ENIGH 2022 y la
evaluación del CONEVAL, muestran que en el contexto de la pandemia de COVID 19
y la severa crisis económica, las políticas públicas, en particular la política
social, de la 4T han tenido un impacto positivo en el bienestar de millones de
mexicanos. Que entre 5 y 9 millones de mexicanos hayan experimentado una
mejoría en sus ingresos para superar el umbral de la pobreza, y que la
desigualdad se haya reducido, prueban que las transferencias directas –adultos mayores,
becas educativas y laborales, apoyos a discapacitados y mujeres madres
solteras, apoyos a campesinos y pobladores rurales por medio del programa
Sembrando Vida-, sin intermediarios y la costosa burocracia de los programas de
combate a la pobreza (Pronasol, Prospera, etc.), son fundamento del bienestar
que reflejan las estadísticas. En este sentido, el falso debate sobre los
montos destinados a la política social anterior, ignoran que buena parte del presupuesto
de los gobiernos del #PRIAN, eran para la burocracia.
Sin duda, la política cultural ha tenido también un impacto, aún
limitado, pero positivo a favor de la diversidad étnica del país. Falta mucho
en el reconocimiento y posicionamiento de las culturas y sociedades indígenas,
pero el avance en diversos ámbitos es notable. La diversidad lingüística y
étnica del país ha sido visibilizada de diversas maneras. Aunque nada tiene que
ver con la 4T, directamente, el movimiento Poder Prieto, es parte de esa
visibilización, antes negada, discriminada y marginada. La mayoría de los
mexicanos –le guste o no a la derecha- provienen de la mezcla entre poblaciones
indígenas, europeas y africanas. El reconocimiento y visibilización de los
pueblos afromexicanos es parte de los cambios impulsados por la 4T. Y aunque
las feministas radicales no lo reconozcan, las mujeres son hoy ciudadanas
fundamentales de procesos laborales, sociales, culturales, políticos y económicos
que en los próximos años podrían transformar el país, más allá de acciones afirmativas,
cuotas y el feminismo burocrático-empresarial occidental.
En cuanto al ámbito político, la 4T no es solo paridad de género en el
gabinete presidencial y el Congreso de la Unión. La participación de la mujer
se ha visibilizado desde distintos frentes, aunque persiste la discriminación y
la misoginia. Asimismo, hay una apertura política sin par. En los medios
corporativos golpistas, diversos columneros escriben mentiras y atacan a #AMLO
sin consecuencias funestas, como en las épocas de Vicente Fox, Felipe Calderón
y Enrique Peña Nieto, aunque diariamente el presidente de México destina buena
parte de su conferencia matutina para desmentir los ataques y noticias falsas
que los medios corporativos propagan en sus editoriales, columnas, 8 columnas, plataformas
digitales y redes sociales. Como parte del Lawfare, la prensa, la televisión,
la radio, llevan a cabo una campaña golpista evidente. Así, 2024 es la batalla
por la democracia, la participación ciudadana, la conciencia y continuidad de
la transformación.