domingo, 6 de septiembre de 2009

Contubernios, festejos frustrados y clientelismo

En lo que parecía un picnic para Calderón, la presión parcial de las formas priistas y la sonrisa cómplice y complaciente del salinista coordinador del PRI en San Lázaro, hicieron que desistiera de su espectáculo mediático del primero de septiembre antes de entregar su informe a la Cámara de Diputados.
Así, en lugar de informar sobre el estado que guardan los asuntos de la nación, se había previsto un gran espectáculo para abundar en el incesante bombardeo mediático de la última semana sobre supuestos triunfos y mentiras vendidas como verdades, mientras el desempleo crece, la pobreza se entrampa en sí misma y la violencia no se acaba.
Con todo, el salinista coordinador del PRI salió presto a ofrecer la contrarreforma del artículo 69 de la Constitución, mismo que fue reformado en la legislatura que salió, con el beneplácito del PRI, para que el espectáculo sea trasladado de nuevo al Congreso de la Unión. La magia de la televisión que lavará el contubernio por venir.
Ese parece que será el tono de los 449 diputados que asumieron sus costosas y ostentosas curules el sábado pasado; una LXI Legislatura conformada también por un nutrido grupo de “legisladores” de todos los partidos, por quienes nadie votó, pero que llegan a llenarse los bolsillos y gozar los privilegios de tiempos de crisis.
Según el gobierno de Guatemala, México expulsó, en el presente año, a más de 43 mil centroamericanos. Muchos guatemaltecos y hondureños, aunque también hay registros de salvadoreños y nicaragüenses. Por su parte, la Cancillería mexicana reporta que en siete meses murieron 246 mexicanos al intentar ingresar a Estados Unidos.
Observamos dos situaciones contrastantes en las que connacionales y centroamericanos corren altos y trágicos riesgos. El gobierno mexicano cumple con su papel de policía migratorio al sur y el desierto del norte, ruta que la política inmigratoria estadounidense obliga a los indocumentados seguir, hace su parte.
Mientras ambos dramas suceden, se ensaya el viejo clientelismo en otra vacía reunión entre legisladores mexicanos y autonombrados líderes migrantes, muchos sonrientes, arropados por el neocardenismo. En ese marco, nadie mencionó que la cifra de migrantes locales muertos aumenta y que muchos menores migrantes solos repatriados son de estos lares.
Consultores, asesores y legisladores asistentes promueven el activismo de los migrantes organizados en Estados Unidos, con la finalidad de “influir” en la reforma migratoria por venir, pero olvidan que la misma es un asunto doméstico, relativo a la soberanía de ese país, por lo que prevalecerán los intereses internos.
Es saludable el activismo de los migrantes organizados, pero es cuestionable que sus asesores presionen para que influyan en la política estatal. Sus inversiones, a través de las remesas familiares, colectivas, filantrópicas, son muy importantes y su impacto local es innegable, pero su monto apenas representa una cuarta parte de las inversiones reales.
Observando el caso de los centroamericanos, cabe cuestionar la influencia que nuestro país, su gobierno y los asesores de los migrantes organizados podrían tener en la decisión estadounidense sobre la reforma migratoria, suponiendo que los centroamericanos intervinieran en nuestra política migratoria, a todas luces interna, doméstica.
El contraste es ilustrativo, a pesar de lo inhumana, corrupta y violenta que pueda ser la política inmigratoria del Estado mexicano, los legisladores y la propia sociedad se opondrían críticamente a intervenciones externas. Algo parecido se plantea en Estados Unidos. Incluso, los pro-inmigrantes saben que es un asunto soberano, doméstico.
La política que viene es de simulación, contubernio y clientelismo. Según se ve nada cambia. El siguiente trienio es para apretar más a la población que no tiene los privilegios de los legisladores. Decir “no a más sacrificios de las mayorías” y revisar los impuestos para “acordar” en lo oscurito, es la misma cantaleta del panismo-priismo.