martes, 28 de febrero de 2023

#MarchaFifi: de la euforia fotográfica a… ¿qué sigue?

 El 26 de febrero de 2023, las cúpulas partidistas y empresariales reactivaron a sus marchistas, logrando reunir a, según la propia oposición, 500 mil personas en el Zócalo de la #CDMX, pero acorde con datos oficiales, 90 mil o quizás más de 100 mil. Dos oradores, bien identificados con las complicidades de los gobiernos del PAN y del PRI, expusieron sendos discursos en los que presionan a la SCJN para declarar inconstitucional el llamado Plan B de la reforma electoral, y defienden, de manera engañosa, mentirosa y manipuladora, al INE y lo que suponen que es la democracia: una credencial de elector y el “voto libre”, el que, en ningún párrafo de la recién aprobada iniciativa, se menciona, mientras los impresentables personajes que dicen defender la democracia y el INE, como si fueran lo mismo, pretenden negar vínculos con la delincuencia organizada y las complicidades y participación en el saqueo y la corrupción.

Lo importante de esta segunda convocatoria de la derecha y ultraderecha en México, es que a través de diversos mecanismos clientelares, corporativos, acarreo y amenazas evidentes, lograron reunir a miles de personas durante 45 minutos en el corazón de la Ciudad de México, pero entre discursos de odio, mentiras y fotografías mediáticas que impresionan a la prensa extranjera y a las columnetas de los medios corporativos golpistas mexicanos, los asistentes, tanto los oradores como dirigentes y participantes, exponen su ignorancia. Testimonios en redes sociales dan cuenta que una buena parte de la gente no sabe de qué trata el Plan B, pero marcharon muy a gusto con su odio y desprecio en contra de un proyecto de gobierno legítimo y democrático, al que la derecha califica de dictadura, autoritaria, comunista, pero fueron a ejercer su derecho libremente.

Con todo, aunque miles llenaron el Zócalo de la Ciudad de México, no es el estallido de una movilización social y popular. Representa cómo los partidos políticos de la alianza derechista entregaron a las cúpulas empresariales, elites económicas y políticas, medios corporativos, cuotas de ciudadanos que forman parte de las corporaciones y clientela partidista. En realidad, millones de pesos están detrás de la marcha, pero no son los líderes del PRIAN los que deciden, sino la oligarquía, tanto mexicana como extranjera. En este sentido, es muy cuestionable que a la marcha se le pretenda mitificar como auténtico ejercicio ciudadano, cuando las supuestas motivaciones que la animaron son falsas. Muchos de los participantes –líderes, personajes políticos, empresarios, clasemedieros, entre otros- jamás antes defendieron la democracia.

La marcha fue también síntoma de una oposición fallida, sin rumbo, sin articulación, sin organicidad. En el día después, vemos a los líderes de los partidos de la alianza derechista refugiarse en discursos y videos autocomplacientes, en las redes sociales y los medios corporativos para repetir sus mentiras y odio. Gritan contra el "dictador", el comunismo y el autoritarismo, pero es obvio que se congregan y nadie los reprime. Los supuestos 500 mil en el zócalo #CDMX y "cerca" de un millón en otras ciudades, marchan, se congregan, pero quienes los organizan son las cúpulas de la derecha y ultraderecha partidista y empresarial, no los ciudadanos que asistieron a las marchas. Las cuotas partidistas y clientelares llevaron, también, acarreados, amenazados, simpatizantes y de seguro gente crédula de las mentiras de la derecha.

Haber llenado el Zócalo, impresiona a la prensa extranjera, y envalentona a congresistas estadounidenses racistas, clasistas, sean demócratas o republicanos, y al Departamento de Estado, pero callan los muros y las paredes en las que la imagen de Genaro García Luna fue arrancada con ira. La conmoción causada no puede ser ocultada, aunque se intente negarla. Lo preocupante es que el show mediático escale a que algunos asistentes sean usados como grupos de choque para impedir los triunfos electorales por venir de la izquierda electoral. La radicalización de la derecha podría escenificar situaciones que realmente amenacen la democracia, no al revés.

domingo, 26 de febrero de 2023

¿Narcoestado o narcogobierno?

 El Estado, conceptualmente hablando, es una abstracción de una forma de organización política integrada por un poder administrativo y soberano sobre un territorio. El Estado está constituido por la población, el territorio y el poder o la capacidad de organizar a una determinada población en un territorio. En México, como en otros países, existen tres poderes: Ejecutivo, legislativo y judicial, pero el gobierno es distinto del Estado. El gobierno es parte del Estado y es un organismo que administra los poderes, pero es necesario dejar en claro que Estado y gobierno son diferentes. Esta aclaración nos parece pertinente, porque lo que en México vivimos durante 12 años de gobiernos del PAN, fue un narcogobierno. Políticamente, la idea del narcoestado es importante, pero poco tiene que ver con la realidad de los narcogobiernos del PAN.

Días después de la declaración de culpabilidad de Genaro García Luna, el dirigente del PAN, sus diputados y senadores, y amigos afines, han pretendido desligarse, no solo del resultado del juicio en Nueva York contra el exfuncionario público de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, sino también de las implicaciones de haber nombrado y cobijado a un personaje hoy culpado de cargos graves en Estados Unidos, no en México. En nuestro país se le podrían imputar cargos realmente graves, los que incluirían al expresidente espurio Felipe Calderón, quien nombró a Genaro García Luna principal ejecutor de su esquizofrénica guerra que asesinó, despareció y victimizó a miles de mexicanos, y un círculo cercano, a ambos, de funcionarios que hicieron del segundo gobierno panista un narcogobierno. Felipe Calderón, por medio de su “súper policía”, tejió acuerdos con los narcos para legitimar su espuria administración.

Con todo, no se trató nada más de un narcogobierno: impunidad, complicidad, sobornos, saqueo, corrupción, asesinatos, feminicidios, desplazados, desaparecidos, lo caracterizaron. Millones de dólares llegaron a manos del súper policía, el expresidente espurio y su círculo de funcionarios corruptos incrustados en la burocracia que el gobierno de Vicente Fox impulsó. La carrera delincuencial de Genaro García Luna comenzó con el PRI, pero fue potenciada con los gobiernos del PAN. De dirigente de la AFI, agencia creada por Vicente Fox, quien lo nombró responsable, aunque Santiago Creel diga que ni lo conoció ni tuvo trato con él por cuestiones de organigrama burocrático, a secretario de Seguridad de Felipe Calderón, quien también ha negado que supiera lo que su subalterno hacía, pero que repite que asesinar y desaparecer a miles de mexicanos lo volvería a hacer. Dijo “no se distraigan”, en el colmo del cinismo el ex narcopresidente.

Ni el PAN ni Felipe Calderón se pueden desligar de Genaro García Luna. Uno porque lo nombró, condecoró y celebró públicamente, los del PAN porque lo sostuvieron a pesar de las denuncias, incluso de sus funcionarios, a quienes el espurio Calderón encarceló o reprimió. El PAN, con Vicente Fox y Felipe Calderón organizaron un narcogobierno que les permitiera gobernar para legitimar, de un lado, hacer lo que los intelectuales derechistas llamaron la transición democrática festín, y del otro, normalizar los acuerdos del PAN con los narcos para garantizar la gobernabilidad y los deseos de Washington para que su guerra contra el narco avanzara, entre trasiego de armas y dinero estadounidense que mató a miles de mexicanos. El narcogobierno del PAN no inició de la nada. Ambos expresidentes lo impulsaron.

La #MarchaFiFi del 26 de febrero, no es más que un intento por justificar a la delincuencia que prevaleció en los 12 años de gobiernos del PAN. No se trató nada más de acuerdos con delincuente, sino también del saqueo y la corrupción que el PAN promovió sin pudor, sin obstáculos. Martha Sahagún y sus hijos, y las fundaciones del espurio, son ejemplos. Entre el narcogobierno de Fox y Calderón, ingresaron al país 400 mil millones de dólares por la venta del petróleo, pero jamás se reflejó en bienestar y desarrollo para los mexicanos. Saqueo y corrupción del PAN.

jueves, 23 de febrero de 2023

PAN: de la victoria cultural a la victoria del narco

 De la fundación del Partido Acción Nacional en 1939, como respuesta “democristiana” mexicana al gobierno de tintes socialistas del General Lázaro Cárdenas del Río, a la formulación de Carlos Castillo Pereza, hombre medianamente inteligente, militante de ese partido político, de la victoria cultural, transcurrieron varias décadas en las que el PAN, esgrimiendo su talante conservador, se convirtió en alternativa para ciertos sectores de la clase media y las elites mexicanas. Al oponerse activamente al PRI, el PAN ocupó un lugar destacado en el imaginario social, mientras las izquierdas, después de la represión, desaparición y asesinato, se refugiaban en el anonimato o en organizaciones de corto alcance.

Cuando Castillo Pereza festinó la victoria cultural de su partido respecto a la ya añeja, corrupta y saqueadora del PRI, pretendió convertir al PAN en la única alternativa capaz de empujar al país por la senda de la democracia, bajo el esquema bipartidista tipo Estados Unidos. También significó el intento por volver más marginal a las izquierdas mexicanas, pues –decían los panistas- representaba valores extremos, ajenos a supuestos sobre la idiosincrasia mexicana. Pero esa victoria cultural pronto naufragó y se convirtió en pírrica, pues las dirigencias del PAN decidieron aliarse con el PRI de Salinas de Gortari y Zedillo, a cambio de cederles triunfos electorales legítimos, como parte de componendas para aparentemente cogobernar.

Los dos últimos gobiernos del PRI a fines del siglo XX, vieron como esas componendas se convertían en lo que después se llamaría PRIAN. La culminación de la alianza conservadora devino “normalidad” con el triunfo de Vicente Fox. Según dijeron, comenzaba la transición democrática que finalmente quedó en alternancia entre dos partidos políticos que representaban, política e ideológicamente, lo mismo. Entre los años de arreglos entre el PAN y el PRI de Salinas de Gortari y Zedillo y los doce años de administraciones del PAN, no solo se pretendió consolidar el neoliberalismo como política económica y medida de las relaciones sociales, sino también normalizar el saqueo, la corrupción que el PAN magnificó, y los narcogobiernos.

En este contexto, durante 12 años el PAN-PRIAN encumbró a un personaje, entre otros, que era un delincuente que algunos periodistas habían documentado e incluso funcionarios del gobierno de Felipe Calderón habían denunciado, pero fueron defenestrados, encarcelados o muertos sospechosamente. La alternancia PRI-PAN no implicó cambios democráticos, sino la profundización del saqueo y la corrupción justificadas con las políticas neoliberales y la normalización de los vínculos entre los gobiernos panistas y los narcos. En algún momento, algunos intelectuales derechistas hablaron de la “necesidad” de que el gobierno negociara con los narcos para la gobernabilidad, pero solo fue una justificación ante la evidente colusión entre el PAN-Felipe Calderón-Genaro García Luna-narcos. Es la realidad del Partido Acción Nacional.

Treinta minutos después de que se enteraron los legisladores del PAN de la condena unánime, se salieron del Congreso de la Unión. Se escondieron, fueron a darse ánimos, pero no se dieron cuenta que todos los del PAN están podridos. Ya no podrán declarar perseguido político a Genaro García Luna, pero tampoco los del PAN pueden gritar que políticamente los persiguen, porque en su ridiculez su partido se sigue hundiendo. El escenario en el que Felipe Calderón habla de “no distraerse” y llamar a la #MarchaFifi = #MarchadelosNarcos, solo muestra el cinismo y la hipocresía de un partido político que hoy cree que al negar que Genaro García Luna no era o es miembro del PAN, lo purifica. El 26 de febrero marcharán el PAN, PRI, PRD, MC, Claudio X. González, José Woldenberg, el exministro Cossio, María Amparo Casar, Alito Moreno, Marko Cortés, Jesús Zambrano, entre otros conocidos corruptos y saqueadores, por los narcos, los delincuentes Vicente Fox, Felipe Calderón, Genaro García Luna, el Chapo Guzmán.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Genaro García Luna ¡Culpable!

 El gran Chava Flores cantaba “a qué le tiras cuando sueñas mexicano”. Ayer ese sueño se convirtió en realidad: 12 jurados declararon culpable a Genaro García Luna en una corte de Nueva York. Cinco cargos que le imputaba el gobierno de Estados Unidos llevaron a la cárcel a un individuo soberbio y cómplice que celebró la esquizofrenia guerrera de Felipe Calderón Hinojosa, su socio, en una de las épocas más sangrientas de México. Pero el exsecretario de Seguridad no estaba solo y tampoco llegó a los gobiernos del PAN, impoluto. Acorde con la imprescindible investigación periodística de Francisco Cruz, García Luna, el señor de la muerte (Planeta, 2020), la carrera criminal de la mano derecha de Calderón, comenzó a temprana edad. Lo que suponemos que tanto Vicente Fox como Calderón parece que no conocían. Si bien con gente del PRI afinó sus mañas, es con el PAN (Partido Acción Nacional) que se convirtió en todo poderoso.

La carrera delincuencial de Genaro García Luna estuvo arropada por dos partidos políticos (PRI y PAN) que en su momento ocuparon el gobierno, algunas ONG (Organizaciones No Gubernamentales) y OSC (Organizaciones de la Sociedad Civil), las estructuras gubernamentales, los medios corporativos y sus amigos delincuentes. En particular, durante los 12 años de gobierno del PAN, los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón pusieron a sus órdenes instancias, instituciones, recursos humanos y dinero público que favorecieron sus acciones como parte de ambas administraciones y los vínculos delincuenciales que consolidó durante el sexenio del espurio Calderón. Sin duda, el fraude electoral que en 2006 convirtió en presidente de la República a Calderón, y la declaración de guerra calderonista en diciembre de ese año en Michoacán, fueron claves para afianzar su presencia y poder como funcionario, amigo del PAN y de los narcos.

Durante el sexenio de Felipe Calderón fue acompañado, celebrado y arropado por algunas ONG y OSC, como Causa en común, Alto al secuestro, entre otras organizaciones que intentaron adueñarse de la sociedad civil y sus demandas. Algunos personajes, cuyas asociaciones recibían recursos públicos y empresariales, jugaron cierto papel en acciones en las que Genaro García Luna fue protagonista como funcionario público. E incluso, después de su detención en Estados Unidos, presumieron su cercanía hasta convertirse en acérrimos defensores del hoy oficialmente declarado narco. Por ejemplo, hubo una estrecha colaboración entre la dueña de Alto a la tortura y el narcopolicía, llegándose a especular sobre su participación en ciertos montajes a los que García Luna y sus allegados como Cárdenas Palomino eran muy afectos, y varias víctimas de esos shows mediáticos aún están en la cárcel sin sentencia.

Los medios corporativos (prensa, televisión, radio), también participaron activamente con Genaro García Luna, ya sea para dar cobertura mediática a sus montajes, reducir los impactos negativos en su imagen, publicación de columnas “periodísticas” alabando sus acciones, tapando las consecuencias sangrientas de matanzas y enfrentamientos de las fuerzas de seguridad con los narcos adversarios del Cartel del Pacífico, el asesinato de ciudadanos –“daños colaterales” les llamaba su jefe Felipe Calderón-, telenovelas para encumbrarlo, montajes para condenar inocentes, mientras la generosidad del narcofuncionario fue también eficiente y eficaz por medio de filtraciones que violentaban el debido proceso, y generosos recursos públicos a medios, periodistas y columneros. Quizás esta perversa y corrupta relación explique la campaña mediática –ocho columnas, columnetas, defensa irrestricta, intento de desacreditar a los testigos- que se desarrolló en torno al juicio en Nueva York, pero no sirvió de mucho, a juzgar por la reacción de El Universal cuando fue implicado por uno de los testigos cooperantes en el juicio, cruzada aceitada con dinero de las cuentas de Genaro García Luna, producto de dinero sustraído al erario público y proveniente de los narcos.

miércoles, 15 de febrero de 2023

Responsabilidad política: el PAN y Genaro García Luna

 El juicio contra Genaro García Luna en Nueva York, revela también el cinismo, la hipocresía y estupidez del #PAN, sus satélites supuestamente independientes y los fascistoides anaranjados. Los testigos protegidos y colaboradores que van narrando una serie de situaciones que, precisamente por ser delincuentes, saben de lo que hablan, pues protagonizaron esos momentos –es hasta cuestionable creer que, por ser malhechores, los fiscales les hayan dado un guion para responder a sus cuestionamientos, como algunos personajes en los medios corporativos y redes sociales vociferan- que exhiben a medios corporativos, partidos políticos, políticos, exfuncionarios públicos, además de tocar tangencialmente a integrantes de organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil. Las redes políticas, mediáticas, institucionales y con instancias de la llamada sociedad civil, fueron el más avanzado contexto del que se sirvió el exfuncionario público para hacer de sus vínculos con la delincuencia organizada un edulcorado y profesional negocio.

Genaro García Luna y el PAN, tejieron una robusta de red de corrupción, saqueo, lavado de dinero, complicidad, impunidad, privilegios. El exsecretario de Seguridad de Felipe Calderón, se encargó de dar forma a un narcoestado, el cual no terminó de fructificar cuando el PRI decidió arrebatar al PAN la presidencia de la República, para hacer de la alternancia elemento central del pacto de corrupción que concretaron con Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo. Pero sus perversas intenciones cayeron en el vacío de más de 30 millones de mexicanos que finalmente decidieron sepultar la corrupción y el saqueo del #PRIAN. La siniestra asociación delincuencial del #PRI y el #PAN no terminó en 2018, pues actualmente buscan, con mentiras, intentos de golpe de estado, uso de la legislación y los órganos que supuestamente deben impartir justicia, la sociedad civil financiada por Estados Unidos y el empresariado golpista, los medios corporativos golpistas, regresar al poder.

Con todo, lo más vergonzoso del PAN y el PRI, es no asumir la responsabilidad política de tres gobiernos (Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto) que pactaron con el narco y fueron cómplices de una guerra que el espurio Felipe Calderón lanzó, por un lado, buscando la legitimidad que jamás obtuvo, y por el otro, para cumplir con la agenda externa de Estados Unidos, país que culpa de las adicciones de sus ciudadanos a otras naciones. La guerra contra el narco en América Latina no era nueva, lo novedoso fue, en connivencia con el espurio Felipe Calderón, armar a los delincuentes y asesinar a miles de mexicanos, muchos sin tener nada que ver con la esquizofrenia del fraudulento Calderón. En este contexto, Genaro García Luna, su asesino serial, encajó en las obsesiones esquizofrénicas del espurio, pues le ofreció un pacto con la delincuencia organizada, no solo para enriquecerse, sino también para alimentar la sed enfermiza de Calderón por sangre de mexicanos. Salvárcar, TecMonterrey, son solo algunos ejemplos de su perversidad.

El juicio contra Genaro García Luna entró en su fase final en cuanto a presentación de testigos, argumentos y pruebas. Los ciudadanos no deben olvidar que el exfuncionario mexicano fue aprehendido e inculpado por cinco delitos que cometió en Estados Unidos, no en México, pero la narrativa de los testigos protegidos y colaboradores ha sido fundamental para hablar de cómo fue tejiendo una red de corrupción y saqueo que implicó a presidentes, funcionarios y narcos mexicanos y de otros países. Los testimonios de los delincuentes que son descalificados en los medios corporativos mexicanos, los que ignoran, por conveniencia o ignorancia del sistema judicial estadounidense, muestran cómo el exfuncionario, al organizar la trama que él protagonizó, tuvo los medios, contactos y apoyo en ambos países para delinquir en Estados Unidos, esperando que sus complicidades evitaran que fuera tocado por ese sistema judicial. Su consigan era seguir delinquiendo a pesar de que en los gobiernos del PAN fue evidenciada su participación con narcos.

miércoles, 8 de febrero de 2023

Revisar al poder, cuestionar al poder… vivir del poder

 El juicio en Estados Unidos a uno de los exfuncionarios más poderosos del espurio Felipe Calderón, está develando la podredumbre de un sexenio presidencial que comenzó con un monumental fraude electoral (2006), el sitio de la Cámara de Diputados para que el ilegítimo se autoproclamara presidente de México, y la declaración de una guerra esquizofrénica que en sus sueños de gotcha le darían la legitimidad que jamás tuvo, pero convirtió al país en territorio de ejecuciones, desapariciones, feminicidios, desplazados; el horror del que no ha podido salir nuestra atribulada nación, porque esa guerra, no solo detonó el poderío del narco y la delincuencia en general, sino también los armó e hizo de uno de los grupos criminales el más poderoso con el apoyo del gobierno panista.

Con todo, en Estados Unidos no se juzga a Genaro García Luna por sus crímenes de guerra, montajes televisados, corrupción, saqueo, complicidades, lavado de dinero, asociación delictuosa, protección al cartel de Sinaloa, operación de un narcoestado con la connivencia corrupta del entonces presidente espurio, Felipe Calderón, sino por delitos que cometió en ese país: mentir al gobierno estadounidense, conspiración para introducir droga a esa nación, entre otros. Por ello, a pesar de la campaña mediática de los medios corporativos golpistas mexicanos, no se logra el objetivo de exonerarlo ante la opinión pública de México. Además, muchos mexicanos saben quién es el personaje juzgado, porque sus fechorías en nuestro país fueron conocidas durante el gobierno del ilegítimo Felipe Calderón: funcionarios, periodistas, reportajes, libros, dieron cuenta de la carrera delictiva que los medios corporativos golpistas buscan borrar.

La narrativa del periodismo mexicano realmente existente, es parte de la campaña golpista contra la transformación. No es aislada, pues como el avance del juicio de Genaro García Luna muestra a los medios corporativos, dueños, directivos, periodistas y columneros cómo es el periodismo mexicano realmente existente. Durante décadas, en particular durante los gobiernos neoliberales del #PRIAN, periodistas y medios corporativos recibieron sobornos y dinero público por publicidad oficial más que generoso. Después de 2018 ha habido recortes, restricciones y ni un peso a chayote para medios, periodistas y columneros, lo que ha implicado una tajante separación entre el Estado mexicano, el gobierno, el periodismo chayotero y sus medios corporativos, los que han ido construyendo una narrativa golpista.

El juicio en Nueva York, por delitos que Genaro García Luna cometió en Estados Unidos, muestra, no solo el golpismo de los medios corporativos, sino también la defensa de un exfuncionario público ligado a los medios corporativos y al narco. El caso de El Universal, que, según un testigo protegido, exfuncionario público del gobierno de Nayarit, recibió sobornos del gobierno de Coahuila –ambos entonces gobernados por el PRI- para limpiar la imagen del exnarcofuncionario, evidencia la complicidad y connivencia de ex servidores públicos poderosos con los medios corporativos y el narco. La narrativa de la prensa mexicana sobre la falta de pruebas, videos, llamadas telefónicas o de otro tipo, exhibe también la ignorancia y desconocimiento sobre cómo funciona el sistema de justicia estadounidense. En México, los medios corporativos inculpan o declaran inocentes a quienes les ordenan, diferente a lo que sucede en el país del norte.

Por ello revisar al poder, cuestionar al poder, frase muy manoseada en los medios corporativos golpistas por periodistas, reporteros, columneros, editorialistas, directivos, hace agua y carroña por todos lados. Esa narrativa muestra la frustración de cómo fue antes la relación entre el Estado mexicanos, los gobiernos del #PRIAN y el narco: vivir del dinero y el poder que esos vínculos les daban. Saquear al erario público, ser cómplices de la corrupción gubernamental y el narco, fueron parte esencial del periodismo mexicano realmente existente.