El gran Chava Flores cantaba “a qué le tiras cuando sueñas mexicano”. Ayer ese sueño se convirtió en realidad: 12 jurados declararon culpable a Genaro García Luna en una corte de Nueva York. Cinco cargos que le imputaba el gobierno de Estados Unidos llevaron a la cárcel a un individuo soberbio y cómplice que celebró la esquizofrenia guerrera de Felipe Calderón Hinojosa, su socio, en una de las épocas más sangrientas de México. Pero el exsecretario de Seguridad no estaba solo y tampoco llegó a los gobiernos del PAN, impoluto. Acorde con la imprescindible investigación periodística de Francisco Cruz, García Luna, el señor de la muerte (Planeta, 2020), la carrera criminal de la mano derecha de Calderón, comenzó a temprana edad. Lo que suponemos que tanto Vicente Fox como Calderón parece que no conocían. Si bien con gente del PRI afinó sus mañas, es con el PAN (Partido Acción Nacional) que se convirtió en todo poderoso.
La carrera delincuencial de Genaro García Luna estuvo arropada por dos
partidos políticos (PRI y PAN) que en su momento ocuparon el gobierno, algunas
ONG (Organizaciones No Gubernamentales) y OSC (Organizaciones de la Sociedad
Civil), las estructuras gubernamentales, los medios corporativos y sus amigos
delincuentes. En particular, durante los 12 años de gobierno del PAN, los
presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón pusieron a sus órdenes instancias,
instituciones, recursos humanos y dinero público que favorecieron sus acciones
como parte de ambas administraciones y los vínculos delincuenciales que
consolidó durante el sexenio del espurio Calderón. Sin duda, el fraude
electoral que en 2006 convirtió en presidente de la República a Calderón, y la
declaración de guerra calderonista en diciembre de ese año en Michoacán, fueron
claves para afianzar su presencia y poder como funcionario, amigo del PAN y de
los narcos.
Durante el sexenio de Felipe Calderón fue acompañado, celebrado y
arropado por algunas ONG y OSC, como Causa en común, Alto al secuestro, entre
otras organizaciones que intentaron adueñarse de la sociedad civil y sus
demandas. Algunos personajes, cuyas asociaciones recibían recursos públicos y
empresariales, jugaron cierto papel en acciones en las que Genaro García Luna
fue protagonista como funcionario público. E incluso, después de su detención
en Estados Unidos, presumieron su cercanía hasta convertirse en acérrimos defensores
del hoy oficialmente declarado narco. Por ejemplo, hubo una estrecha
colaboración entre la dueña de Alto a la tortura y el narcopolicía, llegándose
a especular sobre su participación en ciertos montajes a los que García Luna y
sus allegados como Cárdenas Palomino eran muy afectos, y varias víctimas de
esos shows mediáticos aún están en la cárcel sin sentencia.
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