miércoles, 22 de febrero de 2023

Genaro García Luna ¡Culpable!

 El gran Chava Flores cantaba “a qué le tiras cuando sueñas mexicano”. Ayer ese sueño se convirtió en realidad: 12 jurados declararon culpable a Genaro García Luna en una corte de Nueva York. Cinco cargos que le imputaba el gobierno de Estados Unidos llevaron a la cárcel a un individuo soberbio y cómplice que celebró la esquizofrenia guerrera de Felipe Calderón Hinojosa, su socio, en una de las épocas más sangrientas de México. Pero el exsecretario de Seguridad no estaba solo y tampoco llegó a los gobiernos del PAN, impoluto. Acorde con la imprescindible investigación periodística de Francisco Cruz, García Luna, el señor de la muerte (Planeta, 2020), la carrera criminal de la mano derecha de Calderón, comenzó a temprana edad. Lo que suponemos que tanto Vicente Fox como Calderón parece que no conocían. Si bien con gente del PRI afinó sus mañas, es con el PAN (Partido Acción Nacional) que se convirtió en todo poderoso.

La carrera delincuencial de Genaro García Luna estuvo arropada por dos partidos políticos (PRI y PAN) que en su momento ocuparon el gobierno, algunas ONG (Organizaciones No Gubernamentales) y OSC (Organizaciones de la Sociedad Civil), las estructuras gubernamentales, los medios corporativos y sus amigos delincuentes. En particular, durante los 12 años de gobierno del PAN, los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón pusieron a sus órdenes instancias, instituciones, recursos humanos y dinero público que favorecieron sus acciones como parte de ambas administraciones y los vínculos delincuenciales que consolidó durante el sexenio del espurio Calderón. Sin duda, el fraude electoral que en 2006 convirtió en presidente de la República a Calderón, y la declaración de guerra calderonista en diciembre de ese año en Michoacán, fueron claves para afianzar su presencia y poder como funcionario, amigo del PAN y de los narcos.

Durante el sexenio de Felipe Calderón fue acompañado, celebrado y arropado por algunas ONG y OSC, como Causa en común, Alto al secuestro, entre otras organizaciones que intentaron adueñarse de la sociedad civil y sus demandas. Algunos personajes, cuyas asociaciones recibían recursos públicos y empresariales, jugaron cierto papel en acciones en las que Genaro García Luna fue protagonista como funcionario público. E incluso, después de su detención en Estados Unidos, presumieron su cercanía hasta convertirse en acérrimos defensores del hoy oficialmente declarado narco. Por ejemplo, hubo una estrecha colaboración entre la dueña de Alto a la tortura y el narcopolicía, llegándose a especular sobre su participación en ciertos montajes a los que García Luna y sus allegados como Cárdenas Palomino eran muy afectos, y varias víctimas de esos shows mediáticos aún están en la cárcel sin sentencia.

Los medios corporativos (prensa, televisión, radio), también participaron activamente con Genaro García Luna, ya sea para dar cobertura mediática a sus montajes, reducir los impactos negativos en su imagen, publicación de columnas “periodísticas” alabando sus acciones, tapando las consecuencias sangrientas de matanzas y enfrentamientos de las fuerzas de seguridad con los narcos adversarios del Cartel del Pacífico, el asesinato de ciudadanos –“daños colaterales” les llamaba su jefe Felipe Calderón-, telenovelas para encumbrarlo, montajes para condenar inocentes, mientras la generosidad del narcofuncionario fue también eficiente y eficaz por medio de filtraciones que violentaban el debido proceso, y generosos recursos públicos a medios, periodistas y columneros. Quizás esta perversa y corrupta relación explique la campaña mediática –ocho columnas, columnetas, defensa irrestricta, intento de desacreditar a los testigos- que se desarrolló en torno al juicio en Nueva York, pero no sirvió de mucho, a juzgar por la reacción de El Universal cuando fue implicado por uno de los testigos cooperantes en el juicio, cruzada aceitada con dinero de las cuentas de Genaro García Luna, producto de dinero sustraído al erario público y proveniente de los narcos.

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