A. Retomo el título de una vieja colaboración que, por un lado, parafraseaba
el famoso dicho de Bill Clinton, y por otro, llamó la atención sobre los
feminicidios. El feminicidio, su trágica alza, atroz abuso y nefastas
consecuencias, es parte de un contexto más amplio, donde el patriarcado y el
machismo protagonizan el maltrato contra las mujeres.
El viernes pasado, colectivos feministas marcharon contra los feminicidios
y la violencia de género, que finalizó afectando instalaciones y monumentos. Pero
medios, redes sociales y oportunistas funcionarios y políticos de PAN, PRD, MC,
PRI, comentócratas y algunas mujeres, resaltaron la reacción extrema sobre
reclamos legítimos.
Dominación y poder están en el centro, a pesar de que la comentocracia
misógina, machista y patriarcal enfiló su agenda golpista contra la respuesta
extrema de las mujeres, la descalificación del movimiento feminista, un
periodista golpeado por un porro infiltrado y la discutible postura de la
gobernadora de la Ciudad de México.
Lo evidente es que se ha pretendido opacar el reclamo legítimo de las
mujeres: el feminicidio y la violencia de género. Más aún, el oportunismo de
algunos funcionarios y políticos de ciertos partidos políticos llevando agua a
su molino, busca desfigurar el cuestionamiento central al patriarcado, machismo
y misoginia.
Si bien en los ámbitos burocrático, policial, fuerzas armadas,
instituciones públicas, político y la autoridad en general, el abuso a las
mujeres es generalizado, el reclamo contra el feminicidio y la violencia de
género tiene que cuestionar la estructura social y económica: debatir la
familia patriarcal, las instituciones religiosas y la masculinidad.
Buena parte de la comentocracia exige represión, lamenta el daño a
instalaciones y monumentos, cuestiona la titubeante actuación de la gobernadora
de la Ciudad de México, pero no toca su propia postura machista, misógina y
patriarcal. Politizan un hecho legítimo para descalificar, conservar su
posición y al patriarcado inamovible.
B. Es ocioso y desequilibrado cuestionar si el proceso judicial contra la
dos veces exsecretaria de Estado es político o personal. Al rebajar el asunto
se busca ignorar, hacer tabla rasa del pasado reciente y que prevalezca la
impunidad como en los años dorados de PAN-PRI. La “Estafa Maestra” no fue
invento periodístico, la ASF documentó el caso.
Acorde con información oficial de la ASF e investigaciones periodísticas (AnimalPolítico.com, AristeguiNoticias.com), Rosario Robles y sus aliados políticos
operaron una trama para desviar multimillonarios recursos públicos a través de
universidades públicas y una red de empresas fantasma, y algunas legales.
Los críticos del proceso judicial que enfatizan lo “político o personal”,
no solo pretenden descalificar a la FGR y al gobierno de AMLO sino también las
investigaciones oficiales de la ASF en tiempos de Enrique Peña Nieto y al
periodismo que destapó públicamente la cloaca de corrupción y saqueo que reinó
durante el sexenio pasado.
Quienes cuestionan, no se les leyó descalificar los procesos amañados en
gobiernos anteriores como es el caso de Elba Esther Gordillo, encarcelada y
liberada por Enrique Peña Nieto, o la desaparición de una empresa y un
sindicato, Luz y Fuerza del Centro, SME, con Felipe Calderón, por señalar dos
casos de tantos.
C. A propósito de la diatriba generada en redes sociales centrada en el
término “pigmentocracia”, es importante señalar que el asunto escaló, por parte
de funcionarios, políticos y tuiteros vinculados a la derecha y ultraderecha
mexicana, intentando fijar en la discusión la idea del racismo a la inversa,
hecho intelectualmente reprobable.
La derecha y la extrema derecha, en el contexto del discurso de odio contra
la 4T y sus seguidores, suponen que la mayoría de quienes votaron por AMLO son
de piel morena, chairos, nacos, y que en su posición actual discriminan a las
elites o a quienes creen que son parte de las elites, como los fifís.
En distintas diatribas en redes sociales han pretendido fijar la idea del
racismo y la discriminación a la inversa, cuando esta falacia neofascista no
soporta ningún análisis serio. México, a pesar del racismo y la discriminación
no reconocida, no es un país racializado, sino clasista. Basta ver los datos
del INEGI (ENIGH 2019).
La ENIGH divide a los hogares mexicanos en deciles a partir del ingreso,
pero es notable su concentración en al menos dos deciles que bien pueden
representar una concentración clasista del ingreso. El 20 por ciento de los
hogares mexicanos concentra más del 80 por ciento de la riqueza. Una perversa y
grosera distribución del ingreso.
En tanto, los deciles restantes tienen ingresos que apenas les alcanzan
para una parte de los satisfactores necesarios para subsistir. La
pigmentocracia en este contexto no es simple y llanamente el color de la piel.
El hombre más rico de México tiene piel morena, pero es de ascendencia árabe,
no indígena o mestiza.
La pigmentocracia mexicana está basada en el racismo, discriminación y
desprecio, no solo a los pobres, sino también a los indígenas y personas de
origen indígena o mestizos. Esta es la base del racismo y la discriminación en
México. Y se acentúa cuando se les adjetiva como chairos, nacos. Muchos
seguidores de AMLO.
D. Arrecia un debate en el que algunos investigadores y académicos han
decidido participar, cuestionando a la actual directora del CONACYT, reconocida
científica mexicana y conocedora del monstruo de la investigación científica y
académica que el neoliberalismo construyó y donde la opacidad y acciones
cuestionables abundan.
La investigación científica, tecnológica, en ciencias sociales e innovación
en los diversos campos es fundamental. La administración federal no solo
recibió un país saqueado y corrompido en los distintos sectores de la economía
y la sociedad, también en el ámbito académico y científico hubo un uso
extensivo y opaco de los recursos públicos.
Este escribano ha estado vinculado al sector académico de diverso modo.
Becario de CONACYT para estudios de posgrado y posdoctorales, compitiendo por
recursos públicos para investigación, y conociendo ciertos entretelones del
actuar individual y colectivo de algunos académicos y científicos, asignación
de recursos, entre otros asuntos.
No todo es cuestionable, pero en algunas instancias académicas y
científicas se operó como en otros sectores públicos: negocios, asignación de
recursos públicos a los cuates, aprobación de investigaciones de los amigos,
transferencia de dinero público a empresas privadas, enriquecimiento privado
con dinero público para investigación.
La
última y nos vamos: 1. La Cartilla Moral
de Alfonso Reyes, gloria de la literatura nacional, no adoctrina o cuestiona
creencias religiosas o posturas políticas. Consiste en reflexiones, quizás
rebasadas dada la época de su publicación, pero adquieren cierta actualidad por
la corrupción y saqueo normalizados por PAN y PRI. 2. Muchos pendientes del
gobierno municipal de Morelia y señalamientos sobre la administración
“independiente”, aunque ciertos medios hacen campaña política por el expresidente
municipal y un supuesto “activista” del PRI que a diario violenta las leyes: opacidad,
negocios, obras irregulares (el inútil y costoso “parque lineal”), pretensión de
endeudar a morelianos por décadas. 3. Y en el contexto del primer informe de
gobierno de Raúl Morón, PAN, PRI, PRD, afirman que no ha cumplido, sin pruebas,
otro escándalo mediático para sacar raja política, pero esos tres partidos no han
hecho en el municipio y el estado lo que presumen y con cuentas poco claras. 4.
La globalización en camino a la recesión. Disputa comercial de Trump contra
China, es la que más daño podría hacer a países como México. 5. Marcha
ciudadana el domingo contra el Poder Judicial. Se exige destituir ministros y
jueces por la evidente y escandalosa corrupción. No todos, pero múltiples casos
han sido documentados.