30 personajes, reputados en algunos círculos elitistas como intelectuales,
en realidad exfuncionarios públicos, escritores, literatos, comentócratas,
académicos, entre otros, el sumun de la derecha intelectual mexicana, llamaron
a conformar un grupo opositor antiAMLO y antiMorena, con los partidos
derechistas: PAN, PRI, PRD.
Según carta abierta, aducen la “deriva” de México para formar un frente
opositor que añora los tiempos de la corrupción y el saqueo. Buscan retornar a
los tiempos en que los abajofirmantes fueron funcionarios públicos y
privilegiados con contratos, prebendas y recursos públicos para adular al
gobierno en turno.
Personajes como Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, por ejemplo, durante
los gobiernos del PRI y el PAN recibieron generosos recursos públicos que los
encumbraron como parte de una elite cuya cercanía al poder definió su riqueza y
privilegios, no su actividad intelectual. Dinero público a cambio de aplausos.
Aducen los abajo firmantes del supuesto retroceso autoritario, pero su
cinismo es proverbial. ¿Qué fue la represión del 68 y el 71, Acteal, Tlatlaya,
la guerra esquizofrénica y sanguinaria de Felipe Calderón, por citar algunos
ejemplos del autoritarismo de PRI-PAN? La hipocresía de la derecha intelectual.
Suponen también los abajofirmantes que el Congreso de la Unión (Cámara de
Diputados y de Senadores), fue alguna vez “contrapeso” de los gobiernos de
PRI-PAN, pero olvidan que las mayorías legislativas de esos y otros partidos
políticos estuvieron al servicio, previo feliz reparto de prebendas, de los
gobiernos en turno.
No hay en la carta de la derecha intelectual verdad alguna, excepto su
llamado a aliarse con la derecha partidista: PAN-PRI-PRD, alianza que en los
hechos ya existía, así que su emplazamiento es simple hipocresía y cinismo:
anhelan el retorno de la corrupción y el saqueo, época en la que su “fama”
intelectual y riqueza crecieron.
Cuando el presidente de México reveló un documento sobre la existencia de
un supuesto Bloque Opositor Amplio (BOA), muchos cuestionaron su existencia y
otros se deslindaron, pero la carta de los abajofirmantes parece que finalmente
concretó los afanes desarticulados de los exhibidos y que hoy develan sus
pretensiones aliancistas.
Asimismo, caben las preguntas: ¿En qué país vivían los abajo firmantes
durante los gobiernos de PAN-PRI? ¿El Congreso de la Unión, contrapeso? ¿Los gobiernos
de PAN-PRI, demócratas? ¿De cuál retroceso autoritario habla la derecha
intelectual? Corrupción, saqueo, complicidad, impunidad, es lo que añora la
derecha intelectual.
En las democracias votan quienes electoralmente cubren ciertos requisitos.
30 millones, 53% de los votantes del 1 de julio de 2018, eligieron
democráticamente, por primera vez en la historia de México, a un presidente
mexicano. La charada de Vicente Fox quedó en el ridículo cuando traicionó la
transición. Ridículos los abajofirmantes.
Los abajofirmantes en realidad aborrecen la democracia. Sueñan con el
retorno de la supuesta “democracia sin adjetivos”, una charada de Enrique
Krauze, y de las instituciones electorales al servicio del gobierno en turno.
La integración del INE y los fraudes electorales de 2006 y 2012, son claro
ejemplo de esa añoranza.
En este contexto, la respuesta del presidente de México, sin estridencia,
con sus convicciones por delante, pone en la mesa del debate el papel de la
derecha intelectual y su organicidad con los gobiernos anteriores, partidos
políticos, elites políticas, oligarquía y grupos que desde los sótanos del
anterior régimen actuaban.
La añoranza por la corrupción y el saqueo de los abajofirmantes, se alinea
con otros grupúsculos (Frenaa, Coparmex, Felipe Calderón, bots y trolls en
redes sociales), cuya estridencia golpista ya es conocida por medio de
minimarchas y minicaravanas de autos de lujo que afirman que México ya es
comunista.
Sin embargo, hay alineamiento, pero débil convergencia. Los abajofirmantes
afirman un retroceso autoritario, mientras el Frenaa se queja de que México ya
es comunista, PAN-PRI-PAN, añoran el regreso al pasado reciente y en las redes
sociales hay una campaña de insultos y fakenews permanente en contra de AMLO y
la 4T.