Los linchamientos en México, no parecerían ser hechos, despreciables por
supuesto, extraordinarios. De acuerdo con Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse
Veloz Ávila (“Acerca de los linchamientos (y el vigilantismo): reflexiones
sobre la violencia en México”, El Cotidiano, 237, 2023), entre 2016 y 2022, más
de 1,600 ocurrieron en nuestro país. Asimismo, buena parte de la literatura
científica asequible, ve en la crisis de autoridad y la crisis moral la
principal motivación. Realidades que la prensa corporativa golpista no toma en
cuenta en sus supuestos “sesudos” análisis, los que proliferan ante lo sucedido
en Taxco, Guerrero, el jueves 28 de marzo de 2024. Un suceso trágico y
deleznable, por donde se le quiera ver. Pero la condena fácil y la denostación
a los actores directos y a los gobiernos locales, estatales y federal es lo que
prevalece. Sin duda, el secuestro y feminicidio de una niña de 8 años debe
alertar a la comunidad y a la nación sobre un acto que tiene que ver, más allá
de la crisis de autoridad y la crisis moral, con la fractura del tejido social
y el colapso de los lazos comunitarios y de la familia patriarcal tradicional.
La niña Camila fue secuestrada y asesinada por sus vecinos, cuya madre y padre
confiaron en gente conocida y le permitieron ir a una casa que les parecía
confiable.
¿De cuál crisis moral y de autoridad hablan los sociólogos? Desde el
punto de vista de un antropólogo, a la crisis moral de los secuestradores y
asesinos hay que sumar el clima histórico que los gobiernos del PRIAN nos
heredaron. En 2006, cuando el espurio narco Felipe Calderón lanzó su guerra esquizofrénica,
en aras de legitimación política, generó situaciones locales y comunitarias que
rompieron vínculos y lazos familiares, colectivos y comunitarios que hoy están
lejos de ser sanados. También, es necesario pensar en las implicaciones del
linchamiento que una turba incontrolable protagonizó y en la que asesinó a otra
mujer. Otro feminicidio. Sí, porque las personas que mostraron su desprecio por
la vida humana, cometieron otro feminicidio. La mujer que supuestamente
perpetró el secuestro y asesinato, junto con sus hijos y su pareja, no solo
estaba en crisis moral, sino también exhibió el desprecio por una niña, sus
familiares y la autoridad. El individualismo extremo, estúpido, por parafrasear
a un clásico.
Sin embargo, la prensa sicaria, golpista, supone, en su simplismo
diario, que el hecho de Taxco, Guerrero, tiene solo que ver con la crisis de
autoridad o la política de AMLO. Mientras sigan manipulando los “abrazos, no
balazos”, los medios corporativos no entenderán los cambios por los que las
sociedades locales están pasando. El secuestro, asesinato y linchamiento de
Taxco, muestra el colapso local y comunitario que prevalece en México,
exacerbado por la esquizofrénica guerra del narco Felipe Calderón. Sin un
diagnóstico local y nacional, con la conveniencia de su secretario de
Seguridad, hoy preso por narco en Estados Unidos, decidió lanzar su guerra
fratricida sin importarle las consecuencias. Por un lado, socavó el tejido
social con la intervención bélica de las fuerzas armadas –el asesinato de dos
estudiantes del Tec de Monterrey, seguirá siendo emblemático- y, por el otro,
hundió moral y económicamente a miles de comunidades al exponerlas al narco y
sus culturas, sin promover un saneamiento sociocultural.
Por supuesto, la niña Camila no puede ser otra estadística. La gobernadora
Morenista tiene que demostrar que hace las cosas de manera diferente al PRI y
el PRD, partidos políticos que gobernaron previamente y hundieron a Guerrero y
sus localidades. La fractura del tejido social no puede ser superada nada más
con políticas públicas que hagan hincapié en lo material, debe haber un
saneamiento social, cultural, político, educativo y económico. Las comunidades
también deben estar dispuestas a sanar, tanto las heridas individuales como las
colectivas. Y el gobierno estatal y el Estado mexicano, deben realizar una
intensa autocrítica para favorecer que las comunidades locales perciban los
cambios e inicien su propio proceso de sanación.