En un reciente foro en España, que reunió a lo más granado de la derecha, ultraderecha, neoliberales, tecnócratas y golpistas, sus ponentes resumieron muy bien la nostalgia por la ficción globalista y neoliberal, la que caló hondo entre muchos latinoamericanos, políticos, funcionarios públicos, académicos, escritores, gobiernos, entre otros. También confirma la añoranza por los gobiernos que desmantelaron el Estado de bienestar y llevaron al extremo las máximas neoliberales que hundieron a millones de latinoamericanos y caribeños en la pobreza, la violencia, la delincuencia, la ignominia. Millones de seres humanos, como han demostrado diversos estudios, que quizás en 150 años podrían superar su actual condición de vida, condenados entonces a reproducir su pobreza durante al menos cuatro generaciones o más.
Según la derecha, el populismo es un “grave” problema en América Latina
y el Caribe, pues cuestiona el modelo económico, político, social y cultural
impuesto por el neoliberalismo en los último cuarenta años. Chile, el principal
laboratorio de los Chicago boys, donde una sangrienta dictadura hundió a
millones de chilenos en una larga y trágica noche de represión y violencia
económica, fue el ejemplo que el Consenso de Washington potenciaría para hacer
de Latinoamérica el modelo probado y depurado de extrema concentración de la
riqueza, gigantesca desigualdad, híper individualismo, mercantilización de toda
la vida humana, ruptura del tejido social, creciente delincuencia de todo tipo.
El paraíso del capitalismo salvaje y depredador.
A fines de los setenta, las crisis cíclicas del capitalismo, el
estancamiento económico mundial, exigieron a las grandes naciones medidas
extremas, como la reestructuración productiva que en Gran Bretaña y Estados
Unidos se implementó, pero América Latina y el Caribe fueron el territorio
ejemplo para el capitalismo salvaje y depredador. Entre dictaduras,
desestabilización y procesos pseudodemocráticos, el neoliberalismo se impuso en
diversos frentes. La ficción globalista.
Frente a la crisis del neoliberalismo, en Europa la derecha y
ultraderecha crecen y ganan espacios políticos y gubernamentales como en
Italia, mientras en América Latina los gobiernos progresistas y de izquierda
anuncian, por un lado, una segunda ola democrática, y por el otro, el rechazo
al conservadurismo en general, pero sobre todo a sus expresiones derechistas,
ultraderechistas y fascistas. El hecho es que ni el neoliberalismo como
racionalidad estructurante de los gobiernos, las políticas públicas y la
sociedad, ni los gobiernos derechistas y golpistas, trajeron en los últimos
cuarenta años alivio a las condiciones de vida de millones de latinoamericanos.
Los crecientes flujos migratorios, la violencia delincuencial, las protestas
ciudadanas, el voto a favor del cambio, son algunas expresiones del rechazo a
la ficción globalista.
Una de las metáforas del neoliberalismo, la del goteo que precede a las
nubes oscuras, cargadas de lluvia, jamás tuvo efectos reales. Es decir, la
concentración de la riqueza en pocas manos que supuestamente favorecería a
millones de personas, es la gran falacia de la mitología neoliberal y la
ficción globalista. Los multimillonarios y billonarios crecieron a la par que
la pobreza y marginación aumentaba. Beneficios para unos pocos y menos que
migajas para millones. Es la ficción que de la derecha defiende. La pandemia de
#COVID19 fue el gran ejemplo: naciones endeudas, mayor concentración de la
riqueza, ganancias extraordinarias para la industria farmacéutica,
corporaciones y algunas familias privilegiadas.