En cuatro años hemos observado, a veces con asombro e incredulidad, cómo el periodismo mexicano se degrada. No es que la historia reciente deba narrarse con un antes, durante o después del gobierno de #AMLO, pero es necesario revisar cómo el autollamado cuarto poder que gozó de prebendas y privilegios, marcado por la censura, con contados cuestionamientos a los gobiernos neoliberales, y asesinatos de periodistas de a pie, fue cayendo a las pocas horas del triunfo de #AMLO, cuyo duro discurso de posesión como presidente constitucional de México, les mostró lo que vendría después. A la fecha no hay columna de supuesta opinión, 8 columnas, cabezas y balazos de notas periodísticas, editoriales, cartones, que no pretendan reducir a #AMLO, la 4T, #Morena, los ciudadanos que apoyan al mandatario, las acciones del gobierno federal, a simples ocurrencias y la nulidad. El periodismo actual no informa ni respeta el derecho a la información.
Como en el caso de quienes añoran el supuesto paraíso neoliberal, con sus
prebendas, privilegios, saqueo y corrupción, la élite periodística en México
reclama lo que no tuvo: libertad de expresión, nula censura, pero sí amenazas,
asesinatos y ninguneo gubernamental de los gobiernos del #PRIAN a los
periodistas. A quienes afirman que el gobierno de #AMLO es el más peligroso y
letal para ejercer el periodismo, les recordamos que, en el sexenio de Felipe
Calderón, fueron asesinados más de 100 periodistas, ninguneados y encarcelados
varios otros. De ningún modo es un alivio que durante el presente gobierno no
se rebase esa cifra, pero los medios corporativos tienen una agenda política e
ideológica que pretende, en connivencia con empresarios, la llamada clase
política y sus partidos políticos, derrocar a #AMLO. Para estos grupos, la
democracia solo es tal si los favorece. Que los ciudadanos decidan no cuenta.
El lamentable atentado contra Ciro Gómez Leyva, conocido presentador y
lector de noticias de los medios tradicionales corporativos, resume de muchas
maneras la degradación del periodismo en México. Un video con un guion,
política e ideológicamente adverso, en defensa del locutor, hashtags demandando
censurar las mañaneras y culpando al presidente de México, supuestos
periodistas e influencers pidiendo que #AMLO sea asesinado, 8 columnas en los
medios corporativos intentando vincular el discurso presidencial con la
agresión, columnas que en sospechosas coincidencias escupen libelos sin
fundamentos, el nado sincronizado en redes sociales de conocidos derechistas y
ultraderechistas, influencers, trolls, bots, exhiben cómo el periodismo,
periodistas, presentadores y lectores de noticias, se deslizan en un
interminable túnel de odio, desprecio, mentiras, #Fakenews, ataques y una
narrativa que se conecta sin cortapisas con el Lawfare, el golpe blando e
híbrido en marcha en América Latina.
Según los columneros de los medios corporativos, no hay una campaña para
censurar al presidente de México, pero tanto en la prensa, radio y televisión,
como en redes sociales y desplegados de los abajofirmantes más representativos
de la derecha golpista mexicana, se busca vincular las respuestas que #AMLO da
a las mentiras, #Fakenews y odio que diariamente tejen sus adversarios y
enemigos, con el atentado contra Ciro Gómez Leyva y los asesinatos de
periodistas, los que al supuesto cuarto poder jamás les han importado, pero los
usan para revictimizarlos e intentar golpear. Así es como llegó la campaña a la
prensa derechista extranjera como #TheNewYorTimes y #WashingtonPost, con libelos
que falsean los dichos y señalamientos presidenciales. Si esto no es una
campaña orquestada por la oligarquía, los políticos y sus partidos golpistas,
entonces es un simple nado sincronizado.