El juicio en Estados Unidos a uno de los exfuncionarios más poderosos del espurio Felipe Calderón, está develando la podredumbre de un sexenio presidencial que comenzó con un monumental fraude electoral (2006), el sitio de la Cámara de Diputados para que el ilegítimo se autoproclamara presidente de México, y la declaración de una guerra esquizofrénica que en sus sueños de gotcha le darían la legitimidad que jamás tuvo, pero convirtió al país en territorio de ejecuciones, desapariciones, feminicidios, desplazados; el horror del que no ha podido salir nuestra atribulada nación, porque esa guerra, no solo detonó el poderío del narco y la delincuencia en general, sino también los armó e hizo de uno de los grupos criminales el más poderoso con el apoyo del gobierno panista.
Con todo, en Estados Unidos no se juzga a Genaro García Luna por sus
crímenes de guerra, montajes televisados, corrupción, saqueo, complicidades,
lavado de dinero, asociación delictuosa, protección al cartel de Sinaloa,
operación de un narcoestado con la connivencia corrupta del entonces presidente
espurio, Felipe Calderón, sino por delitos que cometió en ese país: mentir al
gobierno estadounidense, conspiración para introducir droga a esa nación, entre
otros. Por ello, a pesar de la campaña mediática de los medios corporativos
golpistas mexicanos, no se logra el objetivo de exonerarlo ante la opinión
pública de México. Además, muchos mexicanos saben quién es el personaje
juzgado, porque sus fechorías en nuestro país fueron conocidas durante el
gobierno del ilegítimo Felipe Calderón: funcionarios, periodistas, reportajes,
libros, dieron cuenta de la carrera delictiva que los medios corporativos
golpistas buscan borrar.
La narrativa del periodismo mexicano realmente existente, es parte de la
campaña golpista contra la transformación. No es aislada, pues como el avance
del juicio de Genaro García Luna muestra a los medios corporativos, dueños,
directivos, periodistas y columneros cómo es el periodismo mexicano realmente
existente. Durante décadas, en particular durante los gobiernos neoliberales
del #PRIAN, periodistas y medios corporativos recibieron sobornos y dinero
público por publicidad oficial más que generoso. Después de 2018 ha habido
recortes, restricciones y ni un peso a chayote para medios, periodistas y
columneros, lo que ha implicado una tajante separación entre el Estado
mexicano, el gobierno, el periodismo chayotero y sus medios corporativos, los
que han ido construyendo una narrativa golpista.
El juicio en Nueva York, por delitos que Genaro García Luna cometió en
Estados Unidos, muestra, no solo el golpismo de los medios corporativos, sino
también la defensa de un exfuncionario público ligado a los medios corporativos
y al narco. El caso de El Universal, que, según un testigo protegido,
exfuncionario público del gobierno de Nayarit, recibió sobornos del gobierno de
Coahuila –ambos entonces gobernados por el PRI- para limpiar la imagen del
exnarcofuncionario, evidencia la complicidad y connivencia de ex servidores
públicos poderosos con los medios corporativos y el narco. La narrativa de la
prensa mexicana sobre la falta de pruebas, videos, llamadas telefónicas o de
otro tipo, exhibe también la ignorancia y desconocimiento sobre cómo funciona
el sistema de justicia estadounidense. En México, los medios corporativos
inculpan o declaran inocentes a quienes les ordenan, diferente a lo que sucede
en el país del norte.
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