miércoles, 22 de noviembre de 2023

¿Cambio o retroceso? Primera parte

 

Diversas lecturas surgen de los resultados de las elecciones presidenciales de Argentina. La izquierda youtubera y de redes sociales, se dice sorprendida, cuando en realidad había suficientes signos de que el fracaso peronista-kirchnerista era evidente; la derecha y ultraderecha, se sienten alentadas y celebraron el triunfo de Milei como suyo; los medios corporativos golpistas, con algunas excepciones, llamaron al desenlace por su nombre: triunfó la ultraderecha; la autollamada “izquierda verdadera”, afirma que es tiempo en que AMLO, Morena y la 4T pongan sus barbas a remojar. En redes sociales se desataron algunas campañas –varias respaldadas por cuentas allegadas a Milei- advirtiendo “AMLO, tú sigues”, lo que en el contexto del inicio de las precampañas electorales en México resulta curioso: AMLO se va en 10 meses y, como el presidente de México ha insistido, se retira definitivamente de la vida política, mientras De las Heras-Demotecnia confirma –encuestas cara a cara- el colapso de la candidatura de Xóchitl Gálvez, el #PRIANRD y Claudio X. González, exacerbado por la imposición de un delincuente del PAN para contender por la jefatura de gobierno de la #CDMX, y renuncias en el PRI –Ruvalcaba, Alejandro Murat- y posicionamientos de eso que llaman PRD.

Con todo, la comparación, la alarma y celebración de izquierdas y derechas en México, es risible. El triunfo de la extrema derecha en Argentina debe aquilatarse en nuestro país, pero ni la candidata derechista ni la alianza derechista de partidos políticos, elites, oligarcas, empresarios, medios corporativos y sectores de las clases medias, tienen el alcance que presumen. Xóchitl Gálvez, con toda y su mentirosa historia de “indígena”, vendedora de gelatinas y empresaria exitosa, gracias a sus cargos públicos, tráfico de influencias y dinero público, no se acerca a la histérica personalidad de Milei, sus extremistas propuestas “libertarias” y menos a los mexicanos que en 2018 cuestionaron lo que #PRIANRD prometía, y votaron por AMLO y la 4T. Cualquier resultado en contra del progresismo en América Latina debe ser analizado en sus implicaciones, pues no es simple expresión local, sino continental, pero en Argentina se vivió una historia que se repite cada cuatro años. Después de la dictadura, con todo y la movilización de colectivos y organizaciones civiles, millones de argentinos no encuentran el rumbo. Es similar la historia en Chile, que en los próximos comicios presidenciales seguro sacarán al actual grupo gobernante.

En general, los resultados electorales en Argentina tienen que ver con las condiciones locales de ese país. De 23 provincias, 21 fueron ganadas en ese país por la ultraderecha ¿Cambio o retroceso? Los libertarios no prometen nada novedoso en una Argentina clasista y postrada por malas políticas derechistas y peronistas, con una inflación que supera las expectativas de millones de argentinos, pero que cae, de nuevo, en otro canto de sirenas. La memoria histórica de los argentinos ya no debería sorprender a nadie. Y no, las encuestas no se equivocaron. Milei estuvo siempre arriba o en empate técnico, pero el peronismo-kichnerista no tenía ninguna posibilidad. El peronismo-kichnerista es ya una corriente conservadora, burocrática, sin noticias diferentes para los argentinos. Milei no solo busca colapsar el Estado y desaparecer derechos, sino también defender a la dictadura. Entre sectores de derecha hay un negacionismo grosero de lo que implicó el golpe de estado y los asesinatos y desaparecidos. Acorde con los datos dados a conocer, los jóvenes fueron los que más votaron por el extremismo. Un sector seducido por el fascismo, el desconocimiento del golpismo y el fracaso del peronismo-kirchnerismo.

México, a pesar de la euforia de la derecha y la ultraderecha, el triunfo del fascismo y el fracaso del peronismo-kirchnerismo, no tiene parangón. El problema de la alianza partidista derechista con el empresariado y la oligarquía golpista, es que nada sabe de la memoria histórica y se fía de sus propias mentiras y sus medios corporativos golpistas, no de la democracia.

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