domingo, 16 de marzo de 2008

Migración México-Estados Unidos: Migrantes o petróleo

Carlos Enrique Tapia

El señor Calderón estuvo en Estados Unidos la semana pasada, poniendo como pretexto a los migrantes, pero en cada sitio en los que se programaron reunio-
nes, no se produjo nada que realmente rebase el show mediático. La reunión del 10 de febrero, por la noche, con el Consejo de las Américas (Council of Americas), en el Hotel Waldorf, encabezada por el multimillonario David Rockefeller, fue en realidad el principal motivo del tour.
Dicha reunión fue el marco idóneo para la vendimia, aunque ofertó variados supuestos: reforma fiscal, seguridad y certeza jurídica en México para las inversiones, y el «gran» rumbo de nuestro país. A los migrantes dedicó 20 minutos en una reunión programada; tres de sus empleados platicaron hora y media con 46 representantes de la comunidad mexicana en Nueva York, y evitó cualquier contacto con los medios latinos y mexicanos.
Algunas declaraciones calderónicas: el error de cerrar la frontera, México no es enemigo de Estados Unidos, y el beneficio que proveen los trabajadores mexicanos, fueron frases mediáticas en un contexto definido por la contienda electoral estadounidense. En otra entrega comentamos que este tour fue básicamente mediático y sin el mayor impacto en la opinión pública de ese país respecto a la inmigración indocumentada.
Tal vez el mayor error de Calderón fue «solicitar» a los migrantes le dijeran qué hacer, lo cual muestra su falta de oficio, ignorancia supina sobre la problemática migratoria, ausencia de asesores, y desconocimiento sobre el manejo de la relación México-Estados Unidos, donde el tema migratorio, en sus diferentes dimensiones, tiene implicaciones distintas.
Las comunidades mexicanas transnacionales, conformadas por un nutrido número de individuos y familias residentes legales, presenta diferencias en cuanto a problemática respecto a los inmigrantes indocumentados; ambos grupos, con todo y ser parte de un proceso histórico de integración económica, social, política y cultural, interactúan con la sociedad estadounidense de manera diferenciada.
Esto no significa ignorar las necesidades de quienes reclaman herencia mexicana, independientemente de su calidad migratoria, pero un mínimo conocimiento del fenómeno histórico entre ambos países ofrece la posibilidad de integrar una agenda que por lo menos mediáticamente muestre interés por asumir una postura ante el sobredimensionamiento del impacto negativo de la inmigración mexicana en Estados Unidos.
Así, en ese contexto, Calderón anunció eufemismos de por medio, la imperante necesidad de revertir la nacionalización petrolera. Su secretaria de Energía confirmó la existencia de una propuesta y algunos pormenores de la misma, los cuales son indicativos de que sí hay en nuestro país un grupo que quiere privatizar el sector energético.
El Premio Nobel Mario Molina señala lo descabellado de suponer siquiera la privatización de Pemex. El asunto es que se ignoran algunas acciones evidentes y concertadas en las que PRI y PAN ya pactaron, esperando que la «izquierda» modosita (chuchos y compañía) se sumen. Parece que el Nobel pretende montar una nueva cortina de humo, lo que los medios calderonistas recogerán con ahínco para desacreditar a los opositores.
Pareciera que el PAN-PRI, además de allegarse merolicos desprestigiados y de prestigio, quieren hacer de este país otro en el que la impunidad legalizada (propuestas de reformas penales), la intervención militar (alentadora del miedo), la devastación medioambiental (propuesta de ley en puerta), amén de otras «soluciones» que está ensayando el calderonato, sean cotidianeidad.
La gira calderonista por Estados Unidos no tuvo por finalidad a los migrantes y la problemática que enfrentan los diferentes grupos de mexicanos que residen, legal o indocumentadamente en ese país. Fue un escaparate para vender en círculos empresariales algunos recursos estratégicos de nuestro país. Mientras, la economía, acorde con Banamex, está de lleno en desaceleración, a pesar de las cifras alegres de empleo del último tercio del año pasado. Ya ni el INEGI parece dar certidumbre.
Fragmentos: 1. Tono chuchista-perredista: El PRD tiene que ser un partido que no evoque violencia y conflicto, si quiere llegar a la sociedad. ¿De cual izquierda habla el señor Ortega? ¿Siendo modositos tendrán más votos? 2. ¿Elecciones modernas en Hidalgo? 65 por ciento de abstencionismo y un proceso dominado, viciado y manejado por el PRI. Después, los «expertos» hablarán enjundiosamente de la «recuperación» del PRI, ignorando trapacerías y demás ilegalidades. 3. La izquierda y la derecha, en sus sentidos político y social, existen, aunque caben los matices históricos, partidarios, etcétera. Ociosos quienes creen que todo es color azul. 4. La fallida candidata del «magisterio democrático» dice que la mediocre educación en las aulas es de los principales problemas educativos y no tiene que ver «sólo» con la condición del maestro y los paros, sino con planes y programas de estudio. Tiene razón parcial, pero oculta que este sector es de los más reacios al cambio, cree que el dinero arregla todo, e ignora la evidente mediocridad de muchos maestros y un sindicalismo corrompido.
Cambio de Michoacán, Miércoles 20 de Febrero de 2008
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