viernes, 29 de enero de 2010

Pragmatismo o ideología

Los pragmáticos están desbordados. Como en su momento el voto “útil”, y después el voto “nulo”, suponen que las alianzas que se han inventado, basadas en infantiles practicismos, haciendo a un lado cualquier consideración estratégica e ideológica, va a recoger miles de votos, con la única finalidad de encaramarse al presupuesto público.
Un ex-priista, centrista busca cargos y remedo de izquierda electorera, ha señalado que la izquierda necesita triunfos, no ideología. Es decir, vale más ser práctico, “moderno” al gusto de la derecha, que sí tiene ideología y estrategia para hacer de la sociedad mexicana el paraíso oportunista y ultraconservador, para contender en elecciones venideras.
Esta polémica, como otras de los últimos meses, muestra el desgaste de la partidocracia. Por un lado, los miméticos PRI-PAN intercambian acusaciones sobre los impuestos y aumentos a servicios que aprobaron, y la izquierda electoral pide disculpas a la jerarquía católica por los matrimonios entre personas del mismo sexo y la adopción.
Sin embargo, en este último caso, nadie exige a los jerarcas católicos respetar la Constitución mexicana y evitar atizar el odio a los otros, a la gente diferente que, a contracorriente de la supuesta “ley” divina, tiene derechos como cualquier mexicano. No es solamente un asunto de “libertad de expresión” o de “pasiones”. Es de derechos.
En este contexto, los primos del PRI buscan aliarse con quien sea para evitar que este partido retenga los cargos en disputa. Un pragmatismo que supuestamente dará triunfos a la izquierda electoral, ignorando que en Chiapas y Guerrero gobierna la derecha que se vistió de izquierda y nada tiene que ver con lo que esta corriente pregona.
La polémica no es ociosa, pues exhibe ante la opinión pública el talante de quienes encabezan la izquierda electoral. En sobradas ocasiones se ha visto su pragmatismo y entreguismo, en aras de acuerdos y migajas. Ya ni siquiera decepciona el grupúsculo que actualmente administra la amalgama de tribus y facciosos que se hace llamar izquierda.
Es común escuchar que las dos últimas generaciones de hombres y mujeres no tienen ideología, son prácticos, están desencantados de las patrañas partidistas, y son más proclives al imperio del mercado, las marcas y la lindura cosmética y mediática; sin duda el pragmatismo y el autoritarismo de la izquierda han influido mucho.
Asimismo, la desideologización, que no la ausencia de ideología, ha jugado un papel fundamental en las posturas de esas dos generaciones. El mercado y la mercantilización de la vida y las relaciones interpersonales han socavado el pensamiento crítico, aunado a las falsas alternancias de derecha y las supuestas alternativas de la dudosa izquierda.
Incluso, algunas encuestas de pretensión global muestran que la mayoría de los mexicanos son conservadores, por lo que las supuestas alianzas entre derechas e izquierdas, si es que consiguen votos más allá de sus clientelas delimitadas, tenderían a afianzar el conservadurismo y las posturas de derecha.
El imaginario arribo al poder local de derechas e izquierdas, tampoco está alejado de traiciones y posturas que en los hechos reforzarían el autoritarismo de derecha. La izquierda electoral no gana nada en alianzas espurias. Véase el “centrismo” del priismo que ha impulsado leyes antiaborto en más de 15 estados del país.
La consigna “triunfos sí, ideologías no”, es resultado de una amalgama de intereses que van más allá de las estrategias y posturas legítimas de la izquierda inserta en un proceso de democratización y la construcción de un país democrático, solidario, tolerante, abierto al cambio. La negación de la ideología parece ser producto de actos fallidos.
En el caso de las derechas, el pragmatismo es solamente un recurso histriónico, porque no van a deslindarse de su ideología. Los conservadores suelen pasar por democráticos, pero a la hora de discutir y tomar decisiones sobre los derechos de todos, esgrimen su moralidad y prejuicios como punto de partida, desechando cualquier acuerdo.
No hay disyuntiva entre pragmatismo e ideología. La segunda, si de izquierdas hablamos, debería conducir el actuar y los compromisos políticos y sociales de los grupos que se asumen de izquierda. Sin duda asistimos a la derrota cultural de la izquierda. Las tribus, facciones, el perredismo, petismo, y demás, le apuestan a la debacle.

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