A Rodolfo Stavenhagen
(1932-2016), antropólogo,
etnólogo, intelectual comprometido,
formador de
generaciones de estudiosos de los pueblos indígenas
Encuestas fallidas o amañadas,
candidaturas impresentables, voto duro que rebasó expectativas, entre las
variadas explicaciones parciales para entender el triunfo de Donald J. Trump.
Poco se alude al contexto, estrategias y candidatos, el voto de ciertos sectores,
las crisis de la sociedad occidental, y el discurso y la postura autoritaria.
La sociedad estadounidense, como
ejemplo, pero en general, enfrenta complejos y críticos cambios que golpean a
diferentes grupos, entre ellos al voto duro que rebasó expectativas y salió a
votar por lo que simbólicamente representa Trump. Mano dura, autoritarismo, los
blancos anglosajones protestantes que pretenden recuperar supremacía y control.
El aborto, las mujeres
protagonistas de su circunstancia, matrimonios igualitarios, blancos
anglosajones poco letrados y en crisis laboral y de ingresos, un discurso
altisonante, machista, misógino, antiinmigrante, xenófobo, entre otros factores
de un contexto cambiante, golpeador, encarrilaron a Trump a la Casa Blanca.
Los datos lo evidencian. Ohio,
Michigan, Wisconsin y Pensilvania, asiento de obreros blancos anglosajones
protestantes, poco letrados, golpeados por la globalización, salieron a votar
por alguien que recogió sus sueños perdidos. Incluso, en Florida, el 90 por
ciento de los blancos votó por Trump, a pesar de la movilización de los
latinos.
Blancos anglosajones
protestantes, poco letrados, votaron mayoritariamente por Trump, pero también
un número importante de latinos. En Florida, Arizona, latinos de origen
mexicano, colombiano, entre otros, le dieron su voto a Trump. Y como respuesta
a este contexto, los afroamericanos en estados clave (Alabama), no salieron a
votar.
Sin duda, los candidatos y sus
estrategias operaron a favor o en contra en este contexto demográfico y de
cambios sociales, económicos y culturales. Tanto Donald J. Trump como Hillary
Clinton representan a los blancos anglosajones protestantes, pero cada uno
apeló a diferentes minorías de ese sector. El vociferante machismo ganó.
El discurso misógino, machista,
discriminatorio, antiinmigrante, fue bien recibido por esos blancos
anglosajones protestantes agraviados, a quienes la globalización ha golpeado, a
quienes los complejos cambios sociales, económicos, políticos y culturales
marginan. La mujer que intentó hacer historia fue rechazada por esa minoría que
no los representa.
La candidata demócrata letrada,
políticamente hábil; la mujer exitosa, parte del establishment, las elites
políticas y económicas, Wall-Street, las corporaciones, la banca que defraudó a
millones con hipotecas impagables, con una estrategia que intentó operar por la
diversidad y el cambio en la sociedad estadounidense, fue despreciada.
Igualmente, fue despreciada por
blancos urbanos, entidades históricamente demócratas, latinos de diverso origen,
entre ellos mexicanos, y afroamericanos. En las dos elecciones pasadas, todos
estos sectores votaron a favor del primer presidente afroamericano, pero el
cansancio de las promesas incumplidas acarreó una fuerte derrota.
Según los grandes medios
estadounidenses, esos que arroparon a Clinton y fueron golpeados por Trump,
algunos miles de votos marginales hicieron la diferencia. Hillary Clinton ganó
el voto popular, pero Donald J. Trump el colegio electoral, esa forma de
democracia indirecta, resabio de un sistema político en crisis.
Según medio y analistas, el
sistema político estadounidense está en crisis. Trump ha abierto un boquete que
algunos califican como el huevo de la serpiente; otros aseguran que se perfila
una presidencia autoritaria; los menos señalan que no durará los cuatro años,
pues sus reiteradas violaciones a la institucionalidad podrían obligarlo a
dimitir.
Los sistemas políticos, las
prácticas políticas en la globalización están en crisis, no solo en Estados
Unidos, en todas las democracias occidentales. La corrupción, el autoritarismo,
el neoliberalismo de derecha e izquierda, la predominancia de las
corporaciones, las elites económicas y políticas, han herido de muerte la
democracia burguesa y la política.
Obviedades. 1. Afirma el delegado de Sedesol que los
rezagos en Michoacán no se resuelven por malas políticas públicas. En realidad,
ninguno de los gobiernos del PRD, incluido ese intermedio perverso del PRI, ha
diseñado política pública alguna. Han copiado acciones de otros gobiernos del
mismo partido, pero su mediocridad y dependencia del gobierno federal, impide
cualquier intento. En el “nuevo comienzo” esta situación es muy evidente. 2. La
denuncia penal de una mujer acosada por el director de una entidad pública
estatal, es la punta del iceberg de una situación generalizada entre la
burocracia gubernamental, incluyendo altos funcionarios. ¿El “nuevo comienzo”
lo defiende contra viento y marea, como a otros de evidente mediocridad y de
cuestionables conductas y cuates? 3. José Manuel Mireles Valverde pide al
“nuevo comienzo” deje atrás su pánico para que finalmente lo trasladen a
Michoacán. 4. Dice Enrique Peña Nieto, ante el triunfo de Trump, que se
entregará en cuerpo y alma a velar por los intereses, derechos y bienestar de
los mexicanos donde estén, mientras el “nuevo comienzo” le dice a los mexicanos
de origen michoacano en Estados Unidos “no están solos”. Retórica y propaganda.
5. Afirma Trump que expulsará a entre 2 y 3 millones de inmigrantes con
antecedentes criminales y construirá el muro, pero Paul Ryan, el líder
republicano en la Cámara de Representantes, dice que no está entre sus planes
financiar un muro. En realidad, van contra el legado de Obama (Obamacare,
Dreamers, etc.). Última: y se fueron
también Leonard Cohen (1934-2016) y Rogelio Naranjo (1937-2016), ah canija
realidad. Música, poesía universal, y caricatura de la pudrición política
mexicana.
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