Durante décadas, los sobrevivientes del holocausto judío y quienes los
apoyan, han luchado en contra de diversas minorías para que se escuche su
testimonio del atroz exterminio al que los sometió Adolfo Hitler en la Segunda
Guerra Mundial. Los campos de concentración son todavía testigos de la llamada
“solución final”. Miles de testimonios han sido contados y cientos de
criminales de guerra perseguidos y llevados a la justicia para ser condenados
por sus crueles crímenes. Pero hoy, la guerra de exterminio y el genocidio
palestino, estremecen a todos los pueblos del mundo. La venganza sionista
israelí, perpetrada por un esquizofrénico vengador contra el pueblo palestino,
solo contribuye al desvanecimiento del holocausto judío. E incluso le da la
razón a quienes cuestionan su veracidad.
Ni La Haya ni nadie detendrá la venganza genocida de Netanyahu, el
oscuro primer ministro israelí que aplaude su ánimo vengativo en contra del
pueblo palestino. Una guerra de exterminio apoyada por Joe Biden, presidente de
Estados Unidos, a la que ha arrastrado a la pérfida Europa, la que al parecer
no tiene memoria del holocausto que provocó un europeo en sus afanes racistas,
supremacistas y aniquiladores. La frase que da título a este escrito, proviene
del Manifiesto comunista de Marx, y describe muy bien, más de un siglo después,
cómo la venganza sionista está desvaneciendo en el aire la certeza del
holocausto judío. No que no haya ocurrido. Aquí no hay espacio para el
negacionismo de un hecho histórico en el que millones de seres humanos fueron
aniquilados por la maquinaria nazi-fascista.
Pero la embestida sionista no se reconoce en su propio holocausto para
exterminar y asesinar al pueblo palestino. 20 mil personas han sido aniquiladas
por la maquinaria militar israelí-estadounidense. Del apartheid han pasado a la
limpieza étnica. El asesinato de miles de niñas, niños, mujeres gestantes, no
parece tener otro fin. Miles de ciudadanos han salido a marchar en casi todos
los países del mundo, ante el horror que no es negado, pero justificado como el
“derecho a defenderse” del Estado de Israel contra una organización terrorista
que incluso fue financiada por Israel para socavar la autoridad del gobierno
legítimo de Palestina. Hoy en cambio, ante la desafortunada respuesta de Hamas
contra Israel, el ministro Netanyahu se encamina al esquizofrénico exterminio
de la población palestina en Gaza.
¿En qué momento la limpieza étnica, el exterminio de un pueblo, el
genocidio palestino puede ser visto como parte de la “normalidad” de un mundo
que no acaba de salir del asombro del cambio climático y sus consecuencias? La
guerra Ucrania-Rusia sigue representando un peligro para los pueblos de esa
región europea. La esquizofrenia de Zelensky y de Putin, han puesto en
entredicho cualquier posibilidad para la paz, mientras Estados Unidos y la
Unión Europea arman al déspota de Ucrania y miles de millones de dólares y
armamento salen de las arcas y las fábricas estadounidenses para una guerra
criminal. Pero el genocidio palestino, supera la guerra ruso-ucrania, pues hay
una deliberada acción letal para eliminar a un pueblo, el palestino.
Sin duda, el mundo se enfrenta a las intransigencias del fascismo
actualmente en el poder en algunas naciones y regiones. La escalada militar no
está exenta de la derecha y ultraderecha en los gobiernos, la que llegan al
poder por medio de la democracia burguesa, pero imponen políticas que respaldan
el armamentismo, la intervención en otros países, el rechazo a los migrantes,
el desmantelamiento del Estado de Bienestar y los derechos de la gente, el
empequeñecimiento del Estado que favorece el mercado, a las transnacionales y
las oligarquías. El genocidio palestino es solo parte de procesos sociales y
económicos que no solo están ligados a la esquizofrenia personal de Netanyahu,
sino también a las guerras imperialistas y colonialistas. Pareciera que en el
contexto de las tribulaciones del cambio climático, el exterminio de un pueblo
se impone.
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