martes, 15 de abril de 2025

La banalización del genocidio

 

La “recreación” con IA que Donald Trump presentó sobre Gaza, de cumplirse su obscena y perversa idea de apropiarse del territorio palestino, es simple y llanamente la banalización del genocidio, el verdadero rostro del fascismo. El dinero y las estatuas doradas son parte de la limpieza étnica comenzada por el sionista Estado de Israel. A los fascistas no les importa la democracia y las personas. Están para hacer del otro y sus territorios un infierno, aunque en la banalización de la IA, parezca todo felicidad. Es felicidad para el capitalismo salvaje, es la limpieza étnica que la plutocracia blanca exige para que sus negocios no se detengan. Ante este hecho bochornoso y realmente perverso, recordé la película American Psicho, la exitosa historia de un estadounidense, cuyos millonarios ingresos producto de la especulación, sirven de contexto para los crímenes más perversos y terribles. Es el Donald Trump de The Apprentice. El genocidio de un pueblo no importa. Es mejor un resort con grandes avenidas y estatuas doradas.

El holocausto judío es real. No porque crea en la propaganda sionista, sino porque familiares míos lo recuerdan. Los criptojudíos no experimentamos la limpieza étnica del nazismo, pero supimos de primera mano los horrores del exterminio. Esto no puede cancelar nuestra memoria ante el genocidio palestino. El pueblo palestino, cristiano o musulmán, estaba en los territorios que actualmente usurpa el Estado sionista de Israel, mucho antes. Cientos y miles de años antes. Según el Antiguo Testamento, los judíos expulsados de Egipto no tenían una tierra propia, pero se asentaron en territorios previamente ocupados por otros pueblos. Los palestinos, con sus creencias precristianas y premusulmanas, estaban ahí desde hacía siglos. La Europa postnazi y Estados Unidos decidieron, entre diversas “opciones”, arrebatarles a los palestinos sus históricas tierras, para sembrar a un Estado sionista para garantizarle a Occidente el acceso a tierras y recursos naturales según sus intereses, sin importar el aniquilamiento de pueblos ancestrales.

Donald Trump banaliza el genocidio palestino para apoyar a su aliado genocida Netanyahu. A un Estado que no garantiza la paz, menos la sobrevivencia de un pueblo históricamente asentado y dueño de un territorio que le ha sido arrebatado por el Occidente capitalista depredador. La depredación capitalista es obscena, pero no es el único caso. La importancia de Palestina es fundamental, porque se trata de una parte de la humanidad a la que le es negada la subsistencia y un territorio milenariamente ocupado. El fascismo Trumpista no solo niega la humanidad del pueblo palestino, sino también promueve activamente el genocidio palestino. Los aranceles recientemente impuestos por Trump, son básicamente para resguardar los intereses de la oligarquía blanca, sin importar los otros países y pueblos del orbe. Asimismo, se trata de resguardar los intereses del imperio en otros territorios como en Gaza.

Así como el genocidio judío es real, el genocidio palestino es más que real. Los ciudadanos del mundo asistimos diariamente, vía Internet, las redes sociales y la prensa corporativo, a la masacre en contra del pueblo palestino perpetrada por el Estado sionista de Israel. Lo atroz de este hecho es que la opinión pública no le importa a los sionistas y los blancos estadounidenses sionistas. No dejamos de recordar que el nazismo tuvo como fuente fundamental la práctica e ideología estadounidense. Los intentos por establecer parámetros supuestamente científicos para clasificar a los estadounidenses, el racismo extremo del KKK, el reformismo y protestantismo tergiversado de algunas sectas estadounidenses –mormones, entre otros- han alimentado el exterminio de seres humanos por medio de guerras y limpieza étnica, encabezada por Estados Unidos, en todo el mundo. La banalización del genocidio palestino, es un elemento del fascismo estadounidense, el cual es apoyado por los WASP e, incluso, por sectores ilustrados de ese país. Algunos académicos e intelectuales estadounidenses parecen estar de acuerdo con el genocidio palestino.

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