No es intrascendente el cuestionamiento de los estudiantes de la UAEM, a
la escritora Margo Glantz, durante una conferencia que impartió en esa
universidad, quien es muy conocida por su clara islamofobia, además de omitir cualquier
referencia al genocidio palestino. Los académicos de la UNAM que respaldaron a
la también académica adscrita a esa casa de estudios -93 en total- señalaron
que la interrupción fue un atentado en contra de la “libertad de expresión”, quienes
nunca se han posicionado en torno a la limpieza étnica en Gaza por parte del
Estado sionista de Israel.
La señora Glantz, siempre ha recurrido a la memoria como punta de lanza
de su narrativa, poniendo a la shoa u holocausto judío como fundamental de
recordar, pero en su mismo planteamiento pretende borrar la memoria de otros
pueblos, como el palestino, quienes han estado desde hace miles de años en esa
zona, pero los sionistas justifican su exterminio y expulsión de su tierra. Este
escribano ha leído algo de la obra de Margo Glantz; incluso solía seguirla en
X, pero insiste en una grosera postura antiPalestina. De un lado, usa la
memoria para que se sepa y no se repita el exterminio de los judíos durante el régimen
nazi, mientras del otro lado, olvida el genocidio palestino y la terrorífica
historia de los sionistas masacrando al pueblo palestino.
El caso del diputado Hugo Eric Flores, del partido Morena, cristiano
confeso que ha tomado la tribuna de la Cámara de Diputados para defender su fe
evangélica, se declaró recientemente a favor del imperialismo, además de justificar
el genocidio palestino. No solo falta a su deber como servidor público e
integrante de Morena, un movimiento social de amplias dimensiones políticas e
ideológicas, sino que vulnera la separación Estado-Iglesias en México. El diputado
carece, moral y éticamente, de autoridad. Abusa de su postura y reproduce el
acercamiento que ha habido entre un sector del protestantismo evangélico con el
sionismo israelí, muy de moda durante la presidencia de George W. Bush y el
ahora presidente Donald Trump.
Asimismo, en ambos casos, se ignoran las campañas emprendidas por Trump en
Estados Unidos y por el gobierno alemán, para detener y deportar a ciudadanos
de ambos países por haber mostrado su apoyo a Palestina. En el país del norte,
la embestida incluye a icónicas universidades como Columbia y Harvard. Mientras
la primera cedió a las presiones Trumpistas, la segunda ha decido confrontar a
Trump en las cortes estadounidenses. El sionismo y el cristianismo Trumpista,
no es casual. Ignoran las normas democráticas e intentan imponer su credo
violentando a las sociedades que, en el caso de Trump, lo llevaron al poder. Por
el diputado Hugo Eric Flores, nadie votó. Obtuvo su curul por la vía
proporcional, lo que no implica que no tenga los mismos derechos de otros
legisladores y ciudadanos, pero que debe respetar la Constitución mexicana.
La escritora Margo Glantz, es una ciudadana, sin cargos públicos, pero su
postura sionista debe ser reprobada. El holocausto judío es real, pero también
el genocidio palestino. Nadie puede negar las imágenes, muchas en tiempo real,
que los medios corporativos y algunos independientes presentan diariamente al
mundo. Ignorar la limpieza étnica y el exterminio sistemático del Estado sionista
de Israel, no es solo complicidad con crímenes de lesa humanidad, sino
pretender que la humanidad no sepa y le apueste al olvido de las masacres
sionistas. Los israelíes tienen derecho a un país, una nacionalidad y un
territorio, pero no a costa de un pueblo que durante miles de años ha estado
asentado en un territorio que les pertenece.
El diputado Hugo Eric Flores, debería tener presentes los videos de la
masacre en contra del pueblo palestino. El cristianismo evangélico no es la
verdad sobre un genocidio y el imperialismo israelí. Es lamentable que un
servidor público pretenda erigirse, moral y éticamente, en defensor del
asesinato sistemático de un pueblo. No creo que Luisa María Alcalde, presidenta
de Morena, lo reconvenga. Es una dirigente que no sabe qué hace con el
movimiento obradorista. Da pena.
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