La CNTE, con el aplauso de la izquierda buenaondita –La Jornada, Julio
Astillero, L. Felipe Leal, Hugo Aboites, Luis Hernández Navarro, entre otros-
retiró su plantón del Zócalo de la CDMX, pero amenazó con “regresar con más
fuerza”, es decir, su retorno es una amenaza a la gobernabilidad del país, sin
importarle las amenazas externas y las finanzas públicas. La CNTE, busca
doblegar, como cualquier macho patriarcal, a la presidenta de México, por quien
no tienen el mínimo respeto. Los mexicanos tienen que estar alertas ante una amenaza
desestabilizadora como grita la CNTE. No se trata de demandas legítimas, sino
de doblegar a la primera mujer presidenta de este país. Se trata de demostrar
quién la tiene más grande. Es lo que la CNTE busca, junto con sus corifeos de
la izquierda buenaondita.
Ante esta amenaza patriarcal, misógina y derechista, fascistoide, los
ciudadanos –la mayoría, no las “bases” del patriarcado de la CNTE, cuyas integrantes
mujeres, docentes, repiten el discurso patriarcal y misógino de sus dirigentes,
sean hombres o mujeres- deben entender que la presidenta de México, Claudia
Sheinbaum, no solo enfrenta al imperio estadounidense, hoy encabezado por un
macho misógino, amigo de abusadores de mujeres –Trump mismo acusado por una
sexoservidora-, sino también a la izquierda estalinista que supone que con sus
radicalizaciones va a llevar al país al comunismo de los manuales de la antigua
Unión Soviética. No se trata, como Felipe Leal, en La Jornada, argumenta que es
el sistema de pensiones lo que mueve a la CNTE, tampoco la amenaza de Hugo
Aboites de que “no se crea” la presidenta de México que venció a la derechista
CNTE.
La derechización de la CNTE es evidente. El estalinismo llevó a la
izquierda por ese camino hace décadas. No es solo que los extremos se toquen,
es que la dirigencia de la CNTE y sus violentas huestes, están apostando a desestabilizar
al país. No se trata de defender sin ambages a la 4T o las finanzas del
gobierno federal, sino de tener un balance de lo que realmente sucede, tanto
interna como externamente en México. Las amenazas Trumpistas no son un juego.
¿Estaría la CNTE y sus misóginos y misóginas dirigentes y dirigentas dispuestos
y dispuestas a enfrentar una invasión de Estados Unidos? Es realmente dudoso. A
la CNTE y sus amigos izquierdosos buenaondita de La Jornada solo les interesa
desfondar las finanzas públicas, no analizar y debatir lo que el país enfrenta.
Es obvio que las pensiones del bienestar no resuelven todo, pero son un
comienzo.
Ahora bien, solo a Julio Astillero y su ranfla de izquierdoides
buenaondita les interesan las cuentas fantasiosas que hace L. Felipe Leal en La
Jornada. También, solo a ellos les inflama la amenaza de Hugo Aboites que
celebra el regreso de la CNTE para desestabilizar el país. La izquierda
buenaondita en México sigue viviendo de los manuales estalinistas. Parece que jamás
leyeron a Adolfo Sánchez Vázquez, Luis Villoro, Bolivar Echevarría, Enrique
Semo, solo a Nikitin y otros amigos de la URSS. Los académicos de las
universidades públicas, siguen viviendo en sus torres doradas, sin aportar nada
al país, pero sí desconociendo a los primeros gobiernos de izquierda.
El canibalismo en la izquierda mexicana tiene un sello propio. Por ello,
la hazaña de AMLO será recordada, no solo por académicos, activistas,
ciudadanos de a pie, sino también por la izquierda latinoamericana, al lograr
converger a las diversas corrientes izquierdistas con impresentables, para
transformar el concepto de “frente amplio” en un movimiento de masas que
aglutinó al pueblo mexicano con feministas, izquierdistas de todo signo. La
izquierda buenaondita no debería olvidar que ellos están peleados con otros
grupos y personajes que se declaran de izquierda. Tampoco que los millones de
mexicanos que AMLO y Claudia Sheinbaum llevaron a votar a favor de su
movimiento, son esencialmente conservadores. Los rancheros del Jalmich –término
acuñado por el egregio historiador Luis González-, los norteños, los centrooccidentales
y los mexicanos del sureste, no son izquierdistas. Son profundamente
conservadores. La izquierda buenaondita solo se representa a sí misma. No a millones
de mexicanos. Y no se trata de acallarlos, pero que sí terminen de declarar su
profundo malestar, disfrazado de periodismo, con la 4T.
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