sábado, 7 de junio de 2025

OEA: intervencionismo imperial

 

La Organización de los Estados Americanos, un organismo al servicio del imperio estadounidense, después de actuar como observador de la elección judicial el 01/06/25, dio su “veredicto” final, aunque el gobierno mexicano, los 13 millones de mexicanos que votaron y el 80% de los ciudadanos que respalda a la presidenta de México, no le pidieron “dictaminar” sobre un proceso electoral que solo les corresponde a los mexicanos valorar y cuestionar. Como parte de sus labores intervencionistas, respaldadas por Washington, a la OEA se le “olvida” que la elección del Poder Judicial es constitucional, y si la respalda o no ese organismo espurio y el imperio, no es importante. Durante décadas, la soberanía de los países no le importa, tanto a la OEA como a Estados Unidos.

Según el “veredicto” de la OEA-Washington, el organismo espurio no “recomienda” a los países Latinoamericanos y del Caribe, “replicar” el modelo mexicano, porque es “contraproducente”; es decir, el pueblo, los ciudadanos “calladitos se ven más bonitos”, parafraseando al clásico. La “democracia” está bien en el imperio, pero es mal vista en el vecino. El ascenso de la derecha y el fascismo en Estados Unidos, respaldada por el insano voto de WASP, latinos y afroamericanos, es el modelo a seguir, no que los pueblos latinoamericanos respalden proyectos progresistas que buscan su bienestar y no el enriquecimiento de unos pocos. No podía esperarse nada distinto de un organismo que ha apoyado golpes de estado, facilitado la intervención imperial y colaborado en el aislamiento y derrocamiento de gobiernos progresistas.

En México, el “veredicto” de la OEA está de más. Es un organismo que no representa a nuestro país. La elección del Poder Judicial, aunque el exministro fascista José Remón Cossío afirme que “podría revertirse”, con todas sus limitaciones, problemas y complejidad, no será detenida por la derecha y los fascistas mexicanos. En ningún lugar de la Constitución mexicana dice que, si no votaba un número determinado de mexicanos, entonces no procedía. Tampoco la normatividad electoral descalifica el “affaire de los acordeones”, porque además hubo acordeones de todo tipo. Los que hicieron algunos ciudadanos y con ellos fueron a votar; los que repartieron desde algún poder –las acusaciones en contra de Morena por supuestamente haber elaborado un acordeón y haberlo repartido masivamente, no han sido probadas- y los que analistas y youtuberos de izquierda compartieron, no descalifican la elección.

No cabe duda que la derecha retorcerá la Constitución y las leyes electorales al presentar sus recursos de anulación, pero no es su histeria fascistoide lo que hará que las elecciones sean judicializadas y anuladas. La narrativa escatológica del “líder” de la bancada del PAN en el Senado, Ricardo Anaya, un delincuente por quien ningún mexicano jamás ha votado, solo aviva el odio y el desprecio de la derecha por los mexicanos. La OEA, con su “veredicto”, alimenta el odio derechista en México, no contribuye a debatir un proceso electoral constitucional, pero muy complejo y con diversos fallos. La polarización en nuestro país, no tiene su origen en la 4T, sino en la derecha y los fascistas, cuya narrativa y acciones están llenas de odio y desprecio. Las elites mexicanas –políticas, partidistas, económicas, empresariales- no abonan a la democracia. Al contrario, buscan socavarla.

México ha rechazado enérgicamente el “veredicto” de la OEA, porque se excede en sus atribuciones y busca socavar un proceso electoral legítimo, constitucional, y que solo compete a los mexicanos. El injerencismo de la OEA-Washington es insultante. No abona al debate, sino a clamar por la intervención imperial, descalificando un proceso en el que los mexicanos tienen plenos derechos para renovar su Poder Judicial. La OEA cumple bien su papel: descalificar a un país, intentar sabotear un proceso legítimo y abonar al intervencionismo del imperio.

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