La CNTE, Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, surge en
1979 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, como alternativa democrática al Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación, organización oficialista, uno de los
sindicatos más grandes de América Latina, por el número de afiliados, pero
distinguible por los nexos corruptos de sus dirigentes con el PRIAN. La CNTE ha
sido objetivo de los embates de los gobiernos del PRIAN y la derecha. Durante
los gobiernos neoliberales la represión fue contundente. A partir de 2018, con
el triunfo de AMLO, el gobierno de la 4T comenzó a reconstruir sus vínculos con
la CNTE. En términos salariales, los aumentos han sido importantes, además de
reconsiderar, parcialmente, las leyes que el neoliberalismo, incluida la
represión, impuso.
Sin duda, las demandas actuales de la CNTE son legítimas, su intención
de doblegar a la presidenta Claudia Sheinbaum, con una actitud misógina y
patriarcal, violenta en algunos casos, depredadora de la vida ciudadana al
cerrar vías públicas e invadir el AICM, se sale de toda proporción. Hace años,
este escribano, ya sea impartiendo clases o haciendo investigación sobre los
procesos migratorios a Estados Unidos, encontró que la democracia que tanto
pregonan, es parcial cuando en lo individual y familiar el patriarcado domina
sus conductas. A pesar de los 46 años de esta organización, además de haber
refinado sus formas de organización, demandas y prácticas políticas públicas, a
nivel individual y familiar prevalece la antidemocracia.
Para la izquierda buenaondita, la violenta misógina e institucional de
la CNTE es justificable, porque sus añejas demandas no han sido cumplidas. Por ejemplo,
no ponen en perspectiva que revertir las leyes neoliberales en su totalidad,
implicaría la quiebra del Estado y sus finanzas. Es decir, permitir que una
pandilla de violentos y misóginos, doblegue al gobierno y a la presidenta de
México, arrastraría al país y a millones de ciudadanos que no respaldan a la
CNTE, a la peor precariedad. La izquierda buenaondita, bien representada por
Julio Astillero, viven de sus tiempos estalinistas y de viejos y anquilosados esquemas
para analizar y entender la realidad. La izquierda buenaondita habita en un
México en el que movimientos violentos como al CNTE deberían gobernar.
Muchos movimientos sociales, legítimos en sus demandas e inicios
históricos, se han quedado pasmados ante el triunfo de la izquierda electoral,
y sobreviven anclados en sus anquilosados esquemas ideológicos estalinistas,
maoístas, polpotianos; otros, como el EZLN, han avanzado, creando su mundito
ideal, celebrado por la Europa capitalista y sectores antigubernamentales que
gozan de ese mundito; la izquierda académica, sigue aferrada a sus viejos
paradigmas, aunque exhiba tendencias que pueden llevarla a la derechización, y
la izquierda buenaondita, opinadora, youtubera periodística –Julio Astillero,
entre los mayores especuladores de izquierda- que resume posturas ideológicas
entre el estalinismo y el activismo. La historia de la CNTE, que ha sobrevivido
a la represión, asesinato, desapariciones de algunos de sus miembros, no ha
cambiado mucho.
La CNTE, no solo usa estrategias violentas para intentar que sus
demandas sean acatadas, no negociadas. La CNTE no busca negociar, sino imponer
sus condiciones desde una posición de poder misógina y patriarcal. Es una
mujer, es fácil de doblegar, según la derechizada visión patriarcal de la CNTE.
Según declaraciones de algunos de sus líderes, si violentan es porque no les
han resuelto sus añejas demandas. Habría que ver si durante los gobiernos
neoliberales del PRIAN asumieron estas posturas derechizadas, pero no lo hicieron
porque temían a la represión, mientras la presidenta de México, además de rechazar
la provocación, asegura que no los van a reprimir. Una mujer que enfrenta la
agresión machista, misógina de la CNTE.
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