lunes, 23 de junio de 2025

¿El fin de las atrocidades de Isabel Miranda de Wallace?

 

La torturadora, quien aparentemente falleció hace tres meses, aunque hubo dudas serias del acontecimiento, Isabel Miranda de Wallace, sigue impactando la vida de muchas personas, particularmente a quienes maltrató, abusó y encarceló. Pero el 11/06/25, el montaje de una mujer que se autollamó activista, premiada por el espurio y asesino Felipe Calderón, y parte del circulo de corruptos, encabezado por el narco Genaro García Luna, hoy preso en Estados Unidos, comenzó a desmoronarse. Con cuatro votos a favor, uno en contra del ministro Jorge Pardo Rebolledo, quien intentó defender a la torturadora Isabel Miranda de Wallace, pero falló, la Primera Sala de la SCJN ordenó la inmediata liberación de Juana Hilda González Lomelí.

Sentenciada a casi 80 años de cárcel, sin pruebas, con procesos amañados, incluso favorecidos por la FGR, instancia que solicitó que el caso no fuera discutido, pero que fue rechazado, Juana Hilda González Lomelí, después de 20 años presa, torturada, vejada cotidianamente en la cárcel, finalmente vio la luz de la libertad. La postura del ministro que se opuso a la resolución de la Primera Sala de la SCJN y la apresurada negativa de la FGR del fiscal florero, Alejandro Gertz Manero, para que esa instancia no discutiera el proyecto del ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, muestra el poder que todavía ejerce una torturadora ultraderechista, asociada al PAN. Lo dictado por esa Primera Sala de la SCJN, abrió la expectativa para que todos los apresados y torturados por Isabel Miranda de Wallace, sean liberados lisa y llanamente.

Ahora bien, la impostura de Isabel Miranda de Wallace fue parte de un gobierno corrupto, abusivo, asesino y perpetrador de crímenes de lesa humanidad, como el de Felipe Calderón, del PAN. No hay posibilidades para que el PAN se deslinde de los crímenes atroces de esta mujer, quien se erigió como parte de la impunidad y el abuso institucional del gobierno calderonista. Sin duda, el “activismo” de esta mujer, premiada con un oscuro título de derechos humanos, fue el parapeto que justificaba la esquizofrénica guerra del espurio expresidente. Su asociación Alto al Secuestro, en realidad se convirtió en un aparato ligado al PAN y al gobierno calderonista, para secuestrar a ciudadanos inocentes. Parece increíble, pero a partir de una fotografía en la que aparecen todos los inculpados, sin pruebas, la señora Miranda arremetió en contra de un supuesto muerto que, un año después, habló con su expareja residente en Estados Unidos.

Esta situación muestra muy bien cómo los gobiernos del PAN, no solo se mimetizaron a las burocracias y maneras de actuar del PRI, sino también practicaron su ideología extrema y criminal en contra de los mexicanos. La guerra esquizofrénica de Felipe Calderón, y los abusos de Isabel Miranda de Wallace, retratan bien al PAN y al PRIAN. La represión, el abuso y el desprecio por los mexicanos fue parte de las políticas públicas de los gobiernos del PAN, además de pretender institucionalizar una política de terror en contra de los mexicanos. No es casual que el PAN se oponga a las políticas sociales, a las que llaman autoritarias, clientelares, buscavotos, etc. Al PAN nunca le ha interesado la gente, excepto para engrosar sus filas de fanáticos ultraderechistas. Están en contra de los derechos reproductivos de las mujeres, en contra de apoyar a los más vulnerables, en contra de la comunidad LGBTQ+, en contra de cualquier ciudadano que cuestione sus intereses empresariales, derechistas y fascistas.

La señora Miranda de Wallace, infringió múltiples leyes, violentó a cientos de personas, se embolsó millones de pesos del erario público. A pesar de la defensa de lectores de teleprompter, como Ciro Gómez Leyva la señora se enseñoró como una delincuente protegida por los gobiernos del PRIAN y los medios corporativos. Los mexicanos conocen sus atrocidades, pero las atrocidades de los medios privados ¿cuándo serán disculpadas? La prensa impresa, la radio, la televisión, las plataformas digitales de los medios corporativos, siguen impunes.

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