martes, 1 de julio de 2025

La parafernalia derechista y la izquierda buenaondita

 

Con el señor Julio Astillero –Julio Hernández López, La Jornada-, además de defender a mafiosos académicos, como Sergio Aguayo Quesada, uno de sus amigos izquierdoide, Jorge Meléndez, se opuso –solo le faltó imitar a Lilly Téllez- al nombramiento del Dr. Hugo López-Gatell como representante de México ante la OMS-OPS, aduciendo que “había prohibido” el uso del cubrebocas durante la pandemia de COVID 19, lo cual es absolutamente falso. Asimismo, por el desabasto histórico de medicamentos en el sector salud público, lo culpó, como si el subsecretario hubiese tenido toda la responsabilidad de la salud pública. Por fortuna, sus amigos de mesa, Daniel Pastrana, en particular, y Salvador Frausto, no coincidieron con el mentiroso Meléndez. El sector salud, tanto a nivel federal –IMSS, ISSTE, etc.- han sido fruto de saqueos terribles por los neoliberales, además de reales intentos de privatización. Los 30 años neoliberales no se resuelven en 6 años, sobre todo cuando se impuso una estructura corrupta y saqueadora.

En otros lugares he planteado que, a veces, los extremos se tocan, como es el caso de la izquierda buenaondita astillera y la derecha. No se trata de aplaudir sin cuestionamiento, pero al menos informarse y deslindar asuntos que entre sí no tienen vínculo. Durante semanas, López-Gatell acudió a Palacio Nacional para informar sobre el avance del COVID 19, educar a la población en el uso correcto del cubrebocas, del cual efectivamente, afirmó que no deberíamos sentirnos seguros usándolos, pero jamás dijo que no se usara. La ignorancia es realmente perniciosa. Igualmente, Hugo Lópz-Gatell, por sí solo, no podía surtir todos los medicamentos en el sistema público de salud, pues, además, de que no era el encargado del asunto, un funcionario, una secretaría, un gobierno, no pueden resolver un problema tan complejo cargado de corrupción y saqueo.

Por supuesto, el señor Meléndez, como buen estalinista que jamás ha propuesto nada coherente, no va a reconocer sus errores, su ignorancia y su cercanía con la derecha. No es extraño; la izquierda estalinista se ubicó en un momento dado en el extremismo que se acercaba mucho a la derecha, no a las izquierdas. El estalinismo, el maoísmo, el polpotismo, siguen entre la izquierda mexicana. La democracia no les llega. Gritan y apalean a quien creen que es su enemigo, pero no proponen soluciones. Claro, su gran argumento es que en este caso son “periodistas” y su periodismo “en resistencia” tiene permiso para calumniar a cualquier funcionario público, sin asumir que esa izquierda es ignorante y mentirosa.

Es desafortunado cómo la parafernalia derechista anida entre la izquierda buenaondita, la que regularmente se coloca en una supuesta posición “crítica”, “neutral”. El lema de Julio Astillero es “periodismo en resistencia”, pero su periodismo es de opinión muy personal, poco analítico y confuso, pues el asunto de la resistencia es en realidad un auto permiso para especular y hacer pasar la especulación como opinión y análisis. Con pocas excepciones, la izquierda buenaondita jamás ha tenido la gran capacidad de análisis de la que presume, porque muchos se formaron en la militancia dirigida, en el manual surgido de la URSS, el libro rojo de Mao Zedong o la práctica extrema y aniquiladora de Pol Pot. Esto no significa que la derecha conozca a las izquierdas. Para la derecha el simplismo es lo que les viene: comunistas, todos.

El nombramiento de Hugo López-Gatell, va más allá de resucitar a un exfuncionario público. Se trata del reconocimiento a un científico y funcionario público con una formación impecable en un prestigioso hospital de la Universidad Johns Hopkins. La derecha, así como la izquierda buenaondita, explotan en contra del Dr. López-Gatell, unos por razones relacionadas con las elites económicas, y otros por la ignorancia e intereses aberrantes, como es el caso de algunos integrantes de Morena y la 4T, donde la oposición de Mario Delgado, Marcelo Ebrard, entre otros, quienes han buscado acuerdos con los empresarios, es evidente.

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