La derecha mexicana insiste en que vivimos en una dictadura, donde el
autoritarismo, la censura y la persecución política campean. Pero su intentona
de ganar adeptos no le funciona. Un deudor fiscal, delincuente probado como
Ricardo Salinas Pliego –se robó un canal de televisión con la anuencia de
Vicente Fox-; un político desprestigiado como Alito Moreno, quien se adueñó con
mañas de su partido político, el PRI, se construyó una casa de 300 millones de
pesos con dinero público de Campeche, y salta de Washington a Perú, promoviendo
imbecilidades; una senadora, que no solo traicionó a AMLO, vendepatrias, quien suplica
en FoxNews que Estados Unidos invada México; una alcaldesa, Alessandra Rojo de
la Vega, que se declara líder de “la resistencia”, usando recursos públicos para
sus marchas y gritos; un senador que huyo a Estados Unidos, varios años, que
recibió sobornos del exdirector de PEMEX, Emilio Lozoya, y regresó a México,
con fuero constitucional para evitar que lo arresten, son algunos de los
personajes que claman censura, autoritarismo, persecución, mientras hacen
montajes, mienten y pagan a los medios corporativos golpistas para difundir sus
falsedades y golpes contra la 4T.
Esta pandilla de derechistas mexicanos, seguro no ignoran lo que está
haciendo Donald Trump, su gran ídolo, en Estados Unidos con las universidades,
las políticas educativas y de salud, los medios corporativos, entre otros. Por ejemplo,
la Universidad de Columbia “acordó” con Trump, para evitar el retiro de fondos
públicos, denunciar a supuestos antisemitas y correr a profesores “izquierdistas”,
además de modificar sus políticas educativas; la Universidad de California,
Berkeley, recientemente entregó una lista de presuntos docentes antisemitas
para que sean investigados. Asimismo, Trump ha amenazado con desaparecer el
departamento de Educación y modificar los planes de estudio, para favorecer una
educación ultraderechista que rechaza los derechos de las mujeres, de la
población LGBT+, entre otros. La política de salud ha sido modificada, dando
paso a los antivacunas, además de restringir fondos para Medicare y otros
programas de salud. Los medios corporativos reciben constantes amenazas. El
programa de Stephen Colbert, anfitrión del afamado The Late Show de CBS, fue
cancelado, mientras Jimmy Kimmel, cuyo show se transmitía por ABC, fue
abruptamente suspendido. Y el periódico The New York Times, fue demando por
Trump por 15 mil millones de dólares, por dar a conocer una morbosa carta
firmada, por el presidente estadounidense, enviada al pedófilo Joseph Epstein.
La derecha mexicana que grita y patalea censura y autoritarismo, ignora,
sin recato, que Donald Trump está censurando la libertad de expresión en su
país. Su autoritarismo es tan grosero, que ha ordenado que cualquier comentario
y comentarista –público o privado- sobre el extremista de derecha, Charlie Kirk,
sea acallado. Ese fue el caso de Jimmy Kimmel, pero cientos, si no es que miles
de estadounidenses que se oponía a la narrativa racista, clasista,
ultraderechista, discriminatoria y de odio, están siendo censurados en
cualquier espacio en el que muestren su desacuerdo. No se trata de celebrar el
asesinato de un fascista, pero tampoco negar que, tanto su narrativa como su
odio, generaban más odio. Pero Charlie Kirk, fue asesinado por otro blanco,
hijo de un republicano aplaudidor del extremista movimiento MAGA, proveniente
de una devota y estimada familia mormona de Utah. No fue asesinado, como lo
lamentaba el gobernador de ese estado, por un extranjero, hispano, negro,
LGBT+, sino por un blanco que planeó cómo matarlo, harto de su discurso de odio
que inundaba las universidades conservadoras de Estados Unidos.
Además de no tener un proyecto de nación alterno, pues con lo único que
sueña la derecha mexicana es regresar al saqueo, corrupción, complicidad e
impunidad neoliberal, sus montajes se les caen poco después de ser lanzados al
aire. Y si supone que, con los caraduras de los medios corporativos, incluyendo
las 8 columnas de la prensa corporativa, les ira mejor. Pues no les sale.
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