martes, 30 de septiembre de 2025

Primer año, 1

 

La primera mujer presidenta de México, cumple un año en el gobierno de la República. Los retos son múltiples, los avances también. Quizás uno de los grandes retos para esta mujer, judía mexicana, activista de movimientos sociales de izquierda y progresistas, universitaria, obradorista, ha sido conservar el legado de AMLO, pero también apartándose e imprimiendo su sello a la 4T. Como ella lo planteó desde hace mucho, el segundo piso de la 4T está avanzando. En este primer año, su aprobación está entre 75 y 80%, según distintas encuestas. Millones de mexicanos la apoyan, millones de mexicanos ven en su gobierno distintos beneficios, millones de mexicanos están de acuerdo con la manera en que ha manejado la relación México-Estados Unidos. Mientras, sus opositores se siguen hundiendo. Es el caso, casi paradigmático, del supuesto empresario, agiotista, deudor, delincuente, Ricardo Salinas Pliego, cuyos discursos explotan en la nadería. La reciente entrevista -¿pagada?- en FoxNews, la televisora ultraderechista estadounidense Trumpista, se resume en mentiras e imbecilidades de un ignorante que se la pasa en sus yates, pero su “imperio” empresarial se hunde.

Claudia Sheinbaum, llega a su primer año, no solo con una alta aprobación, incluso mayor que la que tuvo AMLO, como una mujer fuerte, capaz de manejar un país tan complejo, inteligente en el manejo con la relación México-Estados Unidos, con un esquizofrénico y abusivo Donald Trump en Washington, y cumpliendo sus compromisos, además de ovaciones en los 32 estados de la República. Con todo, hay retos muy importantes. La economía, la política interna, la política externa, imponen cuestiones que hay que atender. En términos económicos, se trata de salvaguardar la dinámica interna, en particular, para que se avance sobre ciertos cauces. El FMI ha modificado sus previsiones de crecimiento económico, pero la incertidumbre, como muchos analistas establecen, prevalece. En la política interna, la oposición, redundante y escandalosa, sigue con sus campañas en redes y en los medios corporativos golpistas, pero con una narrativa mentirosa y sin fundamentos. La derecha no oculta sus intenciones de golpear y derrocar al gobierno legítimo.

Otro gran reto es la política social del gobierno mexicano. Millones de mexicanos siguen recibiendo, sin falta, los apoyos que se han convertido en derechos constitucionales. Mujeres de distintos sectores, estudiantes, personas discapacitadas, adultos mayores, reciben una bolsa que supera el billón de pesos anuales. Acorde con el próximo presupuesto de egresos e ingresos de la Federación, esta tendencia se mantendrá, pero el envejecimiento de la población mexicana continuará. Según los últimos datos del INEGI y el CONAPO, la tasa de nacimientos, seguirá reduciéndose. En las próximas décadas se prevé una tasa de población más baja, en tanto los adultos mayores seguirán creciendo.

En cuanto a la política externa, económica y diplomática, la presidenta de México enfrenta al energúmeno naranja. A la fecha, Donald Trump no ha logrado que las grandes transnacionales estadounidenses trasladen sus fábricas a Estados Unidos. A una armadora estadounidense automovilística no le conviene trasladar sus talleres, pues una gran parte de sus componentes no son producidos en un solo país, sino en varios países. Además de que se necesitaría mano de obra altamente especializada en la industria automotriz, la que no existe en el país del norte –es decir, fragmentada- los procesos productivos transnacionales poco tienen que ver con los deseos Trumpistas. Millones de estadounidenses no quieren seguir siendo obreros o farmers. Buscan insertarse en mercados laborales urbanos, no obreros o tampoco campesinos, sino en posiciones urbanas.

Quizás el mayor reto de la presidenta es mantener un país a flote. Las amenazas de la oposición son caricaturas de lo que puede hacer en México. Dan risa y ternura los amenazantes derechistas.

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