miércoles, 16 de junio de 2010

El norte, la frontera, la violencia

La otrora zona norte del país, pujante, moderna, asiento de poderosos grupos empresariales, de agricultura e industrias potentes, volcada e integrada al sur estadounidense, por medio de una frontera con una dinámica propia y compleja, binacional, es hoy protagonista, ya no del México moderno, sino de la barbarie extrema.
En el norte de México y nuestra frontera con Estados Unidos se resume la tragedia mexicana: ingobernabilidad, gobierno fallido, localidades y regiones acechadas y violentadas por el narco, masacres cotidianas, producto de la perdida guerrita contra el narco y enfrentamientos entre grupos delictivos rivales, fuego cruzado.
Tamaulipas, Chihuahua y Monterrey, enfrentan la descomposición de sus sociedades, asediadas por la violencia delincuencial, la irresponsable visión sobre una pretendida guerra y el abandono gubernamental. La frontera norte, antes generoso y peligroso paso de la emigración, refleja el odio y el maltrato a los mexicanos indocumentados.
En ambas situaciones, la repuesta del gobierno federal ha sido tibia. La diplomacia mexicana, hundida en la mediocridad, servil al socio y vecino del norte, apenas balbucea notas diplomáticas, mientras en Estados Unidos algunos sectores antiinmigrantes apoyan a la Patrulla Fronteriza y avivan la controversia por la ley SB 1070 de Arizona.
Los bloqueos en Monterrey y los asesinatos a sangre fría en Chihuahua y Ciudad Madero Tamaulipas, apenas alcanzaron un “discurso indignado”, agitado por el futbol y el mediocre inicio de la Selección Mexicana en el Mundial del espectáculo. Según la secretaría de Gobernación, es la desesperación, pero más que nada es muestra de poderío.
Vale la pena recordar que un Estado es fallido cuando no tiene control de parte de su territorio y el ejercicio legítimo de la fuerza está extraviado, entre otros factores. En mi opinión, el Estado mexicano todavía no llega a esos extremos; el problema está en el grupo asentado en Los Pinos, cuyo andar es definido por los viajes y el espectáculo mediático.
En la frontera norte, las brutales muertes de un adulto y un adolescente mexicanos, son la muestra del uso excesivo de la fuerza por parte de la Patrulla Fronteriza. En 2008 fueron cinco los casos; en 2009, 12, y en 2010, van 17. Pero también ocurren otras muertes, algunas anónimas, otras rescatadas en el desierto y lugares recónditos.
La muerte migrante se fue convirtiendo en un gran riesgo en la última década del siglo pasado; la emblemática Operación Guardián (Gatekeeper Operation), precedida y seguida por acciones similares en esos 3 mil kilómetros de frontera, redefinieron las rutas de acceso de los indocumentados, haciendo el internamiento más costoso y mortal en varios casos.
El disparo y la mortal golpiza a estos mexicanos, que impactaron el espectro mediático, refleja el riesgo migratorio atizado por el odio antiinmigrante. La prensa estadounidense afirma: la SB 1070 hundió la reforma migratoria; y en la interparlamentaria del ocio, se dice que hasta después de las elecciones de noviembre iniciarían pláticas al respecto.
Nuestro norte pudiente y moderno muestra las contradicciones de una guerrita, que los senadores estadounidenses señalan que es erróneo llamarle guerra, cuyos fracasos están a la vista. Y las muertes en la frontera, reflejan la inoperancia de una diplomacia definida por el servilismo y la falta de visión de un grupo en el poder.
El día que arrancó el Mundial de Futbol en Sudáfrica, 77 muertos empañaron el mediocre empate de los pupilos del “vasco” Aguirre, quien por varios millones de euros se ha convertido en animador de autoayuda y superación personal de la ridícula Iniciativa México, otro gran espectáculo del duopolio televisivo.
39 personas fueron ejecutadas; 19 internos de un centro de rehabilitación de adictos a drogas en la ciudad de Chihuahua, y otros 20 individuos durante la mañana en Ciudad Madero, Tamaulipas. Entre los muchos, que para el “gobierno” son lo de menos, dos mujeres preparatorias murieron y cuatro jóvenes fueron heridos por el fuego cruzado.
El lunes, en Michoacán 12 policías federales murieron en una emboscada, bien planeada y sincronizada. A riesgo de que se confunda mi opinión con algún tipo de apología, si la delincuencia estuviera desesperada no planificaría tales ataques, los que por supuesto quedarán impunes. Las aprehensiones, extradiciones y decomisos, son rasguños.
De acuerdo con el índice del Instituto para la Economía y la Paz, en base a información de The Economist Intelligence Unit (EIU), la crisis financiera global ha hecho menos pacífico al mundo al avivar el crimen y el descontento civil. La tasa de homicidios se incrementó un 5 por ciento, las manifestaciones son más violentas y crece el miedo hacia el crimen.
El Índice de Paz Global 2010 refleja la fractura de las sociedades y culturas locales y nacionales que se globalizan, acentuándose la exclusión, la pobreza y las desigualdades. La incertidumbre, atizada por la crisis global que desplomó los niveles de bienestar, mostró cómo la globalización socializa las pérdidas, pero concentra las ganancias.
Asimismo, ese Índice complementa los sobresaltos que en muchas naciones a nivel local redefinen el tejido social. La violencia delincuencial, atizada por guerritas perdidas, ingobernabilidad, burocracias privilegiadas pero fallidas, mayor corrupción e impunidad, está terminando por resquebrajar las culturas y sociedades locales.
Y en otra cara de la exclusión, el servilismo gubernamental pone en bandeja de plata la fibra oscura. En una licitación de risa, parte de la oligarquía mediática hace alarde de su gusto por lo monopolios y los negocios de ocasión. El golpe a los mineros de Cananea y Pasta de Conchos, son también parte de esa Iniciativa México. Circo, pero sin pan.

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