domingo, 4 de septiembre de 2022

Seguridad y paz

 La violencia en México –y en el mundo- tiene diferentes matices. La represión del 68, el 71, Tlatenco, Ayotzinapa, la guerra contra el narco de Felipe Calderón, entre otros hechos trágicos, son ejemplos de la violencia del Estado mexicano y sus gobiernos #PRIANRD. Asimismo, la violencia delincuencial es la otra cara de las tragedias que sin duda se agravaron cuando las fuerzas armadas fueron lanzadas a la calle, sin estrategia, previsiones, para supuestamente combatir a los carteles de la droga, mientras el gobierno del #PAN tenía entre sus filas a un delincuente: Genaro García Luna, quien era en realidad parte del crimen organizado.

Según las perversiones de Felipe Calderón Hinojosa, quien llegó a la presidencia de México por medio de un fraude electoral de incalculables dimensiones, los carteles de la droga, debían ser exterminados acorde con las operaciones “Rápido y furioso” y “Mérida”. Es decir, Estados Unidos tenía la supuesta “razón” para intervenir, diseminar armas y aniquilar, con el contubernio de Felipe Calderón, a los mexicanos, independientemente de su situación.

Efectivamente, el gobierno espurio, no solo aniquiló o apresó narcos, también asesinó a miles de familias y jóvenes inocentes: Salvarcar, Tec de Monterrey, y otros casos en los que familias y personas fueron asesinadas por órdenes de Felipe Calderón, a quienes, en su absoluto cinismo y desprecio por la vida de los mexicanos, llamó “daños colaterales”. En el caso de los jóvenes que fueron asesinados, sea por estar involucrados con la delincuencia o por haber estado en donde la violencia calderonista era la norma, fueron criminalizados, ninguneados, despreciados. Durante el gobierno de Calderón ser joven era un delito.

Por ello, es pertinente enfatizar, como la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana afirmó en la ONU: no vamos por ganar la guerra, sino ganar la paz. Invierte así los términos de la fatídica guerra de Felipe Calderón, quien en diciembre de 2006 anunció en Michoacán, enfundado en una enorme casaca militar, su guerra personal, aplaudida por #PRIANRD y Estados Unidos. La paz jamás estuvo entre los intereses de Calderón y su régimen fascistoide. Era una guerra en contra de los mexicanos, generalizada. No solo se trató de los narcos y delincuentes, sino de escarmentar a los ciudadanos, propagar el miedo, para que los mexicanos no se atrevieran a delinquir.

Son ya sabidas las “guerritas” que Felipe Calderón jugaba en Los Pinos, además de su adoración por las armas, así que su esquizofrénica guerra contra los mexicanos no fue fortuita. Su intención fue acabar con una situación delincuencial de la manera más violenta posible. El espurio jamás se preguntó porque miles de jóvenes engrosaban las filas de las organizaciones delictivas. Nunca la pobreza y el tejido social roto fueron parte de sus preocupaciones personales, políticas y gubernamentales. Lo más simple era lanzar una guerra contra sus enemigos: los mexicanos.

La paz no llegará si las fuerzas armadas y la Guardia Nacional van a la guerra. México libra, dicen los supuestos expertos que no entienden –y ni les importa- el “abrazos no balazos”, una guerra civil no declarada, pero esos mismos “expertos” incendian mediáticamente al país. Para los medios corporativos y sus escribanos, los enfrentamientos entre delincuentes por mercados o confiscaciones de sus activos, detenciones de delincuentes que no serán pantalla pagada en esa prensa golpista, son “terrorismo”. Buscan que Estados Unidos intervenga en México. Los escrúpulos y la defensa del país y la soberanía no les importa.

Todo es Andrés Manuel López Obrador, el movimiento social que lo acompaña, sostiene y mueve, y las transformaciones: lucha contra la corrupción, derogación de privilegios como la condonación de impuestos, señalamiento de corruptelas en el Poder Judicial, exhibición de dirigentes y partidos políticos #PRIANRD por corrupción y saqueo, entre otras acciones. La oligarquía y sus corruptos medios corporativos, líderes partidistas y partidos políticos siguen cavando sus tumbas.

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