Si con el juicio a Genaro García Luna, declarado culpable de cinco
cargos que incluyen tráfico de cocaína a Estados Unidos, el PAN ha pretendido
deslindarse, el último escándalo de la regidora Denise Ahumada de Reynosa,
Tamaulipas, dibuja una práctica sistemática de integrantes, adherentes, amigos
y funcionarios de ese partido político: involucramiento activo con la
delincuencia organizada. Aunque la regidora llegó al cabildo de Reynosa con la
bandera del PVEM, pronto declaró su amor por el PAN. En videos en redes
sociales se escucha su entusiasta chapulineo y al representante partidista
recibirla con similar exaltación. El ex secretario de Seguridad del espurio
Felipe Calderón, nunca militó en el PAN, pero fue funcionario de esa
organización cuando llegó a la presidencia de la República Vicente Fox. Durante
dos sexenios (2000-2006 y 2006-2012) fue cobijado y promovido, tanto por el PAN
como por los gobiernos panistas. Negarlo solo acrecienta la desconfianza de la
ciudadanía.
Pero la gente del PAN no solo promovió un narcogobierno a nivel
nacional, también ha prohijado corruptelas de todo tipo. Los hijos de Martha
Sahagún, esposa de Vicente Fox, se volvieron multimillonarios al amparo del
gobierno panista. En la ciudad de México, de los rumores se ha pasado a
documentar y sustentar una red de corrupción encabezada por funcionarios de
alcaldías gobernadas por el PAN: el cartel inmobiliario. Diversas denuncias
ciudadanas, algunos detenidos y hechos en los que edificios y otras mega
construcciones proliferaron sin la debida autorización, describen situaciones
que, no solo son negadas por el PAN, sino que a los delincuentes de cuello
blanco se les ha vestido de “perseguidos políticos”. La delincuencia y la
corrupción panista hoy son importantes lastres de una derecha que hace
interesantes sinergias con las elites políticas y económicas, delincuentes y
corruptos, pero no con la ciudadanía. La negación ya no le funciona al PAN para
limpiar sus prácticas criminales.
No hay duda que en el PAN hay gente honesta y honorable, pero desde las
concertaciones con Carlos Salinas de Gortari, destaca más los deshonestos,
corruptos y saqueadores. En esa época, el expresidente priista pactó aceptar
triunfos legítimos del PAN en el norte del país a cambio de su apoyo a una
presidencia de la República espuria, ilegítima, producto de un gigantesco
fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas y millones de ciudadanos que lo
respaldaron. El PAN así se fue mimetizando con el PRI y viceversa. En el 2000,
con el arribó de Vicente Fox, un mediocre empresario en ruina económica, el
PRIAN se consolidó. Sobre todo, en la simulación, corrupción, saqueo e
incorporación de políticos, militantes y funcionarios de ambos partidos
políticos a los gobiernos, tanto de Fox como de Calderón, que se distinguieron
por maquinar negocios, saqueo, corruptelas, impunidad y vínculos con
delincuentes organizados. Genaro García Luna es la cumbre de un proceso en el
que el lavado de dinero (gubernamental y del narco), una guerra esquizofrénica
entre carteles del narcotráfico, promovida por el gobierno panista, y la
formación de un narcogobierno.
El PAN ha pasado de opositor real al nacionalismo revolucionario del
PRI, en particular en sus posturas anticardenistas, a una perversa integración
con la clase política que decía combatir. No solo se mimetizó con el PRI, sino
que potenció las habilidades delincuenciales, corruptelas, saqueo e impunidad
de todo tipo prohijadas por el PRI. Genaro García Luna, Denise Ahumada, el
cartel inmobiliario de la ciudad de México, son ejemplos emblemáticos de la
corrupción y el saqueo panista, pero también de sus vínculos, intrigas y asociación
formal e informal con la delincuencia organizada. En las pasadas elecciones, el
PAN pretendió asociar a Morena, AMLO y los candidatos guindas con el narco, más
las evidencias son innegables en el caso del PRIAN. Políticos, empresarios y
funcionarios públicos del PAN son delincuentes y corruptos.
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