De pronto, la oligarquía mexicana desfondó a su propia alianza
derechista. Mientras PRI, PAN y PRD, en contubernio con su gerente Claudio X.
González inventaban un “proceso” para elegir a su candidato/presidencial para
2024, los empresarios y políticos detrás del membrete Frente Amplio por México,
decidieron dirigir sus inversiones e instruir a los medios corporativos y sus
escribanos que inventen a una candidata que está siendo blanqueada con
Photoshop para agradar a ciertas clases medias y altas y posicionarla entre
esos sectores, pero también fabricarle una supuesta vida de “indígena” vende-gelatinas,
con la finalidad de hacer creer a millones de mexicanos que ella es parte de la
población más vulnerable, de la que surge y asciende en la escala social por su
“propio esfuerzo”. Una robinsonada, dirían Karl Marx y Friedrich Engels.
Sin embargo, estamos ante una operación mercadológica en la que las
mentiras, el populismo derechista, las entrevistas pactadas, las columnas de la
prensa corporativa golpista y la confrontación de la candidata con el
presidente de México, sobresalen. En tiempo real, los mexicanos observamos como
una mercancía es fabricada por una de las prácticas más perversas del
capitalismo, resumidas en la mercadotecnia, mercadología, marketing. Una serie
de instrumentos y técnicas para engañar a la gente, aplicadas a la política. No
hay ciencia en esta actividad. La finalidad es moldear un producto para que la
gente lo consuma, lo compre. Inventar una vida que agrade a las elites y a los
sectores poblacionales más vulnerables. La candidata de la derecha fascista ni
es indígena, ni vende-gelatinas, jamás conoció la pobreza, tampoco es parte del
pueblo. Es la gran simulación.
Como parte de la cadena de producción capitalista, con la finalidad de
maximizar la tasa de ganancia de su inversión, el empresariado golpista
mexicano y transnacional, y los gobiernos extranjeros, particularmente Estados
Unidos por medio de sus agencias intervencionistas y golpistas (USAID, National
Endowment for Democracy), inventan e inflan a una candidata que se ha
distinguido por shows mediáticos, performances, clichés estandoperos y
botargas. Los mercadólogos tienen súbitas epifanías populistas y le fabrican e
inventan una vida, mientras parientes y habitantes del pueblo en el que nació
muestran la próspera casa en la que vivió, niegan que su padre fuera alcohólico
golpeador, que la candidata de la derecha haya “luchado” contra un cacique, vendido
gelatinas, caminado horas para estudiar o que su solo esfuerzo “personal” la
haya blanqueado para estudiar una carrera universitaria, y se “hiciera” triunfante
empresaria y funcionaria de Vicente Fox y del PAN.
La operación mercadológica está fabricando a una candidata que la
derecha populista celebra en columnas y entrevistas en los medios corporativos.
Pero un video muestra realmente quién es la candidata de la derecha fascista
mexicana: servil e integrante del grupo que hundió al país durante los
gobiernos del #PRIAN. La gran diferencia con la mercancía Enrique Peña Nieto es
que el expresidente priista fue gobernador del Estado de México, miembro del hoy
derrotado –en las urnas- Grupo Atlacomulco y parte de un montaje de ensueño
televisivo. La senadora Xochitl Gálvez, funcionaria de Vicente Fox, cuyo esposo
fue favorecido con contratos millonarios gracias a las relaciones que la “indígena”
tiene con el PAN y sus gobiernos prianistas. En el Senado de la República armó
varios montajes, fuera del recinto parlamentario llegó varias veces a la FGR
con supuestas “denuncias” por cualquier basura prianista y se convirtió en
botarga cotidiana, pero jamás presentó una iniciativa que realmente valiera la
pena.
En la fiesta de la oligarquía que transmitió vía Periscope, se
enorgullecía de los “personajes” con los que departió sin gloria, pero con
mucha pena: un grupo de la oligarquía y las elites corruptas y saqueadoras. Nada
que ver con la usurpación étnica que pretende promover. Populismo derechista.
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