En unos meses se definirán las candidaturas presidenciales, a
diputaciones y senadurías, varias gubernaturas, ayuntamientos y algunos
congresos locales. 2024 será la contienda electoral que de seguro definirá el
rumbo del país, no solo en el próximo sexenio, sino también para las décadas
por venir. No se trata solo de la continuidad de la 4ª transformación, el
proyecto obradorista de nación, el partido Morena y la movilización ciudadana;
es sobre el cambio en un país que en los pasados 30 años fue sometido a un modelo
económico y político rapaz, corrupto, saqueador, salvaje, depredador. En aras
de una supuesta modernización, el capitalismo globalizado y neoliberal irrumpió
en México hundiendo en la pobreza y precariedad a millones de personas; promovió
una clase media híper individualizada, aspiracionista, consumista apolítica y
desideologizada, y conformó una pequeña elite oligárquica y política que
concentró recursos públicos (presupuesto, bienes, recursos naturales, etcétera)
y privados, buena parte producto de la corrupción y el saqueo.
Los tiempos electorales son hoy el contexto social, económico y político
de un proceso que ha contado con el apoyo de millones de mexicanos y el
desprecio de la oligarquía, las elites políticas, sectores de las clases
medias, grupos y membretes que dicen representar a la sociedad mexicana. Por ello
es preocupante la violencia que algunos grupos delincuenciales están generando,
pero también perturba cómo los medios corporativos renuevan su agenda golpista
potenciando políticamente el impacto de esas situaciones. De un lado, se clama
por la supuesta violencia generalizada, que, según cálculos de agencias
estadounidenses, cubriría más del 80% del territorio nacional, y del otro, se
alienta la intervención represiva del Estado mexicano y el extranjero, a pesar
de que escandalosamente acusan de militarización. Se observa así, la
convergencia de una contienda electoral por venir, el odio a un proceso
incluyente, el activismo de la oposición, partidos de derecha (PRI, PAN, PRD),
empresariado derechista y golpista, y la delincuencia organizada.
Pero lo que destaca en este marco, es la aparente relación entre los
recientes hechos encabezados por grupos delincuenciales focalizados y las
ansias golpistas de la derecha fascistoide mexicana. En esta trama, sobresalen
al menos tres posturas: a) la oficial, posición que continúa presentando la
estrategia “Abrazos no balazos”, la cual ha sido manipulada por la derecha,
pero ha rendido frutos. La guerra contra el narco no ha terminado, pero es
notable, por un lado, el descenso constante de la letalidad y el conflicto
abierto y mediático, y por el otro, cifras menores de delitos del fuero federal
–incluso del común- y su impacto en la percepción de la gente sobre la
inseguridad; b) la visión de los medios alternativos, buena parte en sus
plataformas youtuberas, que coinciden críticamente con el gobierno, pero
resaltan la convergencia entre la derecha y la delincuencia organizada. Se
asume que, entre delincuentes, oligarquía y elites políticas, hay una
convergencia estructural. Es decir, la delincuencia es parte del régimen que ha
sido desplazado por el actual gobierno y opera en su favor.
La derecha, por su parte, no parece ocultar sus intereses: c) los medios
corporativos, partidos políticos agrupados en torno al corrupto dinero
empresarial y algunos sectores empresariales, alimentan la narrativa de la
esquizofrénica guerra de Felipe Calderón y su narco Estado, el desprecio a AMLO
y la 4ª transformación, la politización de los recientes sucesos y un escenario
que mediáticamente catastrófico. Con todo, la fuerza de los grupos delictivos
hoy activos fue obtenida durante el narcoestado encabezado por Felipe Calderón
del PAN. Mientras su secretario de seguridad, Genaro García Luna, favorecía al
Cartel de Sonora, otros grupos crecieron, se armaron y arraigaron como
respuesta a ese contexto en el que los gobiernos del PAN, PRI y PRD ocupaban el
gobierno federal y algunos gobiernos estatales y municipales.
Post scriptum: ¿Qué diferente podrá ofrecer la derecha mexicana al poner
a escribirle su programa a José Ángel Gurría, el ángel de la dependencia,
exfuncionario mexicano que se retiró a los 40 años y obtuvo jugosa jubilación
después de un año de servicio, y sirvió a la oligarquía internacional en la
OCDE imponiendo el neoliberalismo y el pensamiento único como la vía para el
desarrollo de los países, sin importar que empobrece a millones de seres
humanos y enriquece a unos pocos?
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