jueves, 13 de julio de 2023

Tiempos electorales y violencia delincuencial

 

En unos meses se definirán las candidaturas presidenciales, a diputaciones y senadurías, varias gubernaturas, ayuntamientos y algunos congresos locales. 2024 será la contienda electoral que de seguro definirá el rumbo del país, no solo en el próximo sexenio, sino también para las décadas por venir. No se trata solo de la continuidad de la 4ª transformación, el proyecto obradorista de nación, el partido Morena y la movilización ciudadana; es sobre el cambio en un país que en los pasados 30 años fue sometido a un modelo económico y político rapaz, corrupto, saqueador, salvaje, depredador. En aras de una supuesta modernización, el capitalismo globalizado y neoliberal irrumpió en México hundiendo en la pobreza y precariedad a millones de personas; promovió una clase media híper individualizada, aspiracionista, consumista apolítica y desideologizada, y conformó una pequeña elite oligárquica y política que concentró recursos públicos (presupuesto, bienes, recursos naturales, etcétera) y privados, buena parte producto de la corrupción y el saqueo.

Los tiempos electorales son hoy el contexto social, económico y político de un proceso que ha contado con el apoyo de millones de mexicanos y el desprecio de la oligarquía, las elites políticas, sectores de las clases medias, grupos y membretes que dicen representar a la sociedad mexicana. Por ello es preocupante la violencia que algunos grupos delincuenciales están generando, pero también perturba cómo los medios corporativos renuevan su agenda golpista potenciando políticamente el impacto de esas situaciones. De un lado, se clama por la supuesta violencia generalizada, que, según cálculos de agencias estadounidenses, cubriría más del 80% del territorio nacional, y del otro, se alienta la intervención represiva del Estado mexicano y el extranjero, a pesar de que escandalosamente acusan de militarización. Se observa así, la convergencia de una contienda electoral por venir, el odio a un proceso incluyente, el activismo de la oposición, partidos de derecha (PRI, PAN, PRD), empresariado derechista y golpista, y la delincuencia organizada.

Pero lo que destaca en este marco, es la aparente relación entre los recientes hechos encabezados por grupos delincuenciales focalizados y las ansias golpistas de la derecha fascistoide mexicana. En esta trama, sobresalen al menos tres posturas: a) la oficial, posición que continúa presentando la estrategia “Abrazos no balazos”, la cual ha sido manipulada por la derecha, pero ha rendido frutos. La guerra contra el narco no ha terminado, pero es notable, por un lado, el descenso constante de la letalidad y el conflicto abierto y mediático, y por el otro, cifras menores de delitos del fuero federal –incluso del común- y su impacto en la percepción de la gente sobre la inseguridad; b) la visión de los medios alternativos, buena parte en sus plataformas youtuberas, que coinciden críticamente con el gobierno, pero resaltan la convergencia entre la derecha y la delincuencia organizada. Se asume que, entre delincuentes, oligarquía y elites políticas, hay una convergencia estructural. Es decir, la delincuencia es parte del régimen que ha sido desplazado por el actual gobierno y opera en su favor.

La derecha, por su parte, no parece ocultar sus intereses: c) los medios corporativos, partidos políticos agrupados en torno al corrupto dinero empresarial y algunos sectores empresariales, alimentan la narrativa de la esquizofrénica guerra de Felipe Calderón y su narco Estado, el desprecio a AMLO y la 4ª transformación, la politización de los recientes sucesos y un escenario que mediáticamente catastrófico. Con todo, la fuerza de los grupos delictivos hoy activos fue obtenida durante el narcoestado encabezado por Felipe Calderón del PAN. Mientras su secretario de seguridad, Genaro García Luna, favorecía al Cartel de Sonora, otros grupos crecieron, se armaron y arraigaron como respuesta a ese contexto en el que los gobiernos del PAN, PRI y PRD ocupaban el gobierno federal y algunos gobiernos estatales y municipales.

Post scriptum: ¿Qué diferente podrá ofrecer la derecha mexicana al poner a escribirle su programa a José Ángel Gurría, el ángel de la dependencia, exfuncionario mexicano que se retiró a los 40 años y obtuvo jugosa jubilación después de un año de servicio, y sirvió a la oligarquía internacional en la OCDE imponiendo el neoliberalismo y el pensamiento único como la vía para el desarrollo de los países, sin importar que empobrece a millones de seres humanos y enriquece a unos pocos?

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