martes, 28 de mayo de 2024

El infierno en la tierra

 

“Trágico error”, clama Benjamín Netanyahu, el sionista genocida que a nombre del Estado de Israel asesina a mujeres, niños y hombres palestinos. El último ataque en Rafah, contra la población civil, dejó al menos 50 muertos, la mayoría mujeres, niños y niñas, quienes se encontraban en un campamento designado “zona humanitaria” por Israel. En realidad, blanco antiterrorista para masacrar palestinos. A siete meses de la embestida de Hamas, la respuesta genocida de Israel ha dejado más de 35 mil asesinados y arriba de 80 mil heridos. El repudio mundial sigue creciendo, pero al genocida Netanyahu solo le provoca seguir matando palestinos. La CIJ declaró su detención, incluyendo a otros miembros del gobierno sionista, así como a líderes de Hamas, a lo que el genocida y Estados Unidos respondieron como despropósito. Igualmente, España, entre otros países han decidido reconocer a Palestina como Estado y nación con plenos derechos, escuchándose el repudio del genocida y de Estados Unidos.

El infierno en la tierra en la franja de Gaza, solo ha sido posible con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea. Armas, dinero, son cotidianamente enviadas al genocida para seguir masacrando a los palestinos. Asimismo, no es extraño escuchar el ominoso silencio o la estridente justificación que favorece al sionismo. En Estados Unidos, algunas comunidades de judíos se han sumado a la protesta. En Israel, miles de ciudadanos israelíes exigen, o la caída del genocida o una negociación para parar la masacre y permitir el rescate de los rehenes que siguen en manos de Hamas. Pero Netanyahu no quiere rescatar rehenes. Usando la idea de la “legítima” defensa, ha perpetrado un genocidio. No solo quiere “limpiar” Gaza de palestinos “inferiores”, también desea eliminar al pueblo palestino, el original ocupante del territorio que actualmente ocupa Israel, otorgado a sangre y fuego por Occidente. Reivindicar a los judíos por el holocausto cometido por Occidente, cuesta caro.

Como señalé antes, el genocidio palestino no estuviese en marcha sin la aprobación de Estados Unidos y la Unión Europea. Al parecer, la banca judía es dueña de grandes fondos que, si fueran retirado de las bolsas y los bancos estadounidenses y europeos, el sistema capitalista caería estrepitosamente. Porque el genocidio palestino no es solo un asunto étnico, racial, sino también de clase social. Las formas de la acumulación capitalista han cambiado profundamente. Los ciclos del capitalismo, cada vez más severos, después de 2008, afectan severamente la tasa de ganancia. Esta, ya no dependen de la acumulación capitalista clásica totalmente, sino del capital financiero, como Lenin lo demostró. La depredación capitalista, es un signo inequívoco de cómo la riqueza y el poder económico y político judíos se acrecientan. Su dominio a nivel mundial podría ser la mayor amenaza para el cambio climático y la supervivencia de la humanidad.

Las guerras actuales no solo fortalecen al sector militar-industrial; también a los poderosos grupos judíos y sus cabilderos. Por supuesto, Estados Unidos y la Unión Europea están dispuestos a alimentar el poder bélico y económico de cualquier país y grupo, más allá del origen étnico, porque compensa las formas clásicas de acumulación capitalista. Por ejemplo, en América Latina, donde muchas compañías transnacionales se han apoderado de vastos territorios para explotar minas de diversos minerales, bancos de distintos materiales, y reservas ecológicas –Amazonia- los gobiernos progresistas buscan detenerlas, aunque política y económicamente signifique un golpe y múltiples demandas legales y ficticias. Parece obvio afirmar que, tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, mientras sus leyes antimonopolio y antiextractivistas son puestas como ejemplos de los grupúsculos que dicen defender el medio ambiente, en América Latina y el Caribe, las transnacionales hacen de las suyas protegidas por sus propias leyes.

El genocidio palestino no es solo asesinar al pueblo palestino, también es la tasa de ganancia.

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