La semana pasada, un grupo de estudiantes, profesores, administrativos,
entre otros, instalaron un campamento en el campus de la UNAM, con abierto
apoyo al pueblo palestino y en contra del genocidio perpetrado por el sionista estado
de Israel en contra de Palestina. A nivel mundial, los universitarios se suman
a marchas y campamentos en otras ciudades del mundo, mientras en Estados
Unidos, la administración Biden, desaloja, reprime, encarcela, con el apoyo de
las elites judías sionistas de ese país, propietarias o financiadoras de las
universidades privadas y públicas, a los estudiantes que han osado desafiar al
establishment que envía armas a Israel y apoya la limpieza étnica en la franja
de Gaza. Ayer, estudiantes mexicanos de 480 planteles estudiantiles en las 32
entidades del país, organizaron un simulacro electoral. Con el abierto rechazo
a organizaciones y personajes extrauniversitarios, y partidos políticos, miles
votaron.
En el inusual simulacro electoral, descalificado por la derecha,
dirigentes partidistas del PRIANRD, jóvenes de planteles públicos y privados,
acudieron al llamado de estudiantes organizados a nivel nacional para mostrar
su interés por la elección más grande de este país el 2 de junio de 2024. El
ejercicio estudiantil, muestra de qué manera los estudiantes del postneoliberalismo
están abriendo su práctica estudiantil a una sociedad que experimentan en proceso
de cambio. no el cambio del retorno al pasado de la derecha, en el que durante
36 años a los jóvenes de esa generación les conculcaron derechos, oportunidades
y una vida más allá del mercado. El neoliberalismo, como ideología y modelo
económico, no solo sometió a las generaciones preneoliberales, sino también a
las generaciones del neoliberalismo.
Individualismo extremo, consumismo, privatización de derechos –la sociedad
civil de la derecha, es en los hechos la privatización de derechos colectivos-,
y hacer de las personas simples consumidores y clientes, fueron parte del
resultado de 36 años de políticas neoliberales en México. Acorde con el simulacro
electoral, Claudia Sheinbaum arrasó con 63.5% de los votos estudiantiles:
enseguida, Jorge Álvarez Máynez, obtuvo 23.1%, y la candidata derechista,
Xóchitl Gálvez, 8.5%. El ejercicio dio un vuelco inusitado a las encuestas de
importantes casas demoscópicas, al situar a la candidata derechista en un
lejano tercer sitio. Sin duda, este proceso muestra también cómo han permeado
las propuestas de la morenista Claudia Sheinbaum, entre las que destacan apoyos
y atención a los jóvenes, mientras la derechista anuncia reiniciar la
privatización de la educación.
En los resultados del simulacro electoral estudiantil, destaca también
cómo los jóvenes consideran su voto por la y los candidatos a la jefatura de
gobierno de la Ciudad de México. Clara Brugada, de la coalición Morena-PT-PVEM,
obtuvo el 58.4%; el derechista Santiago Taboada, jefe del cartel inmobiliario y
candidato de la alianza derechista PRIANRD, 22.7%, y Salomón Chertorivski, ex
funcionario de gobiernos derechistas, 13.3%. El ejercicio estudiantil confirmó
las tendencias electorales registradas por las casas encuestadoras. También
ratificó la idea de una juventud que mira al progresismo y que no está
dispuesta a que les privaticen, de nuevo, su vida, oportunidades, práctica
política y acceso a la educación. Igualmente, a pesar de cierta tendencia hacia
la derechización de la sociedad en la Ciudad de México, los jóvenes, hombres y
mujeres, van por sus derechos y una vida en la que sus decisiones importan, más
allá del mercado.
Los jóvenes están de vuelta en México. En los sesenta y setenta, fueron
reprimidos, desaparecidos y asesinados por el PRI. Durante los 36 años del
neoliberalismo, muchos fueron también estigmatizados y asesinados por los
gobiernos del PAN. La esquizofrénica guerra del narcopresidente Felipe
Calderón, y su secretario de seguridad, Genaro García Luna, hoy preso por narco
en Estados Unidos, condenó a millones de jóvenes de las generaciones del
neoliberalismo a ser asesinados, a la ignominia, y a ser consumidores y
clientes. No personas.
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