El arribo de AMLO a la presidencia de México en 2018, llevó a los medios
corporativos a integrarse como un grupo compacto informal. Excepto cuando el
narcopresidente Felipe Calderón, los convocó a autocensurarse, posteriormente
no se conoció un llamado oficial similar, pero, al parecer, la voz de la
oligarquía mexicana y extranjera los unificó. El plan siempre fue –y sigue
siendo- atacar a AMLO. Previo a la elección del 2 de junio de 2024, para evitar
que la 4T continuara, el uso de los hashtags narcopresidente y narcocandidata
en las redes sociales, volvió a unificar a la prensa y sus comentócratas,
además de intentar esparcir mentiras por medio de la televisión, la radio y la
prensa impresa. Las mentiras y los ataques no cesan, pero muestran cómo han
perdido la confianza de sus audiencias, acorde con un estudio de Reuters.
A poco más de un mes del triunfo de Claudia Sheinbaum, Morena y sus
aliados, los medios corporativos siguen en su activismo antigobiernista y anti
4T. Previo al 2 de junio de 2024, los medios corporativos, plataformas en
Internet, redes sociales, se acoplaron para impulsar una costosa y beligerante
campaña plagada de mentiras, fakenews, descalificaciones, odio e intentos de
vincular al presidente de México y la candidata progresista con la
delincuencia. Entonces, se pretendía descarrilar, no solo a la morenista y la
4T, sino también a AMLO. Algo similar está sucediendo ahora: la misoginia y
gritos histéricos de la derecha para que la virtual presidenta electa se
“deslinde” de AMLO, están encaminadas a socavar su legitimidad y gran apoyo
ciudadano, además de denigrar el legado del presidente que está por finalizar
su sexenio.
La campaña mediática, fue la base política e ideológica de la derecha
opositora. Toda la propaganda partidista (PAN, PRI, PRD) centró su atención en
mentiras de todo tipo. Por un lado, inventándole una vida de fantasía a su
fracasada, mentirosa y corrupta candidata Xóchitl Gálvez, y por el otro, intentando
imponer una realidad paralela en la que enfatizaban el supuesto desastre
económico, violencia desatada, obras de infraestructura costosas e
innecesarias, catástrofe ecológica, particularmente en el sureste del país
debido a la construcción del Tren Maya, entre otros. Ni la fantasiosa vida de
una candidata ni las mentiras sobre el país y la acción gubernamental tuvieron
éxito. Pero, a pesar del fracaso tripartidista –PRD, declarado inexistente, PRI
y PAN, fracasando estrepitosamente a nivel local, estatal y nacional- esos
partidos políticos continúan alineados a los medios corporativos en campaña
contra de la 4T, Claudia Sheinbaum y AMLO.
En este contexto, hoy esos medios corporativos, promueven la campaña
mediática sobre la supuesta sobrerrepresentación. Las elecciones del 2 de
junio, otorgaron a Morena y sus aliados, PT y PVEM, amplios triunfos a nivel nacional.
Si se interpreta políticamente, los ciudadanos votaron por esta coalición para
que legisle y apruebe, no solo las iniciativas presentadas por AMLO, sino todo
aquello que favorezca a la ciudadanía. Para eso les dieron mayoría absoluta en
la Cámara de Diputados, aunque en la de Senadores le faltarían un par de
miembros para similar mayoría. La Constitución prevé esta situación. Y es muy
clara. Ningún partido político puede tener 300 o más diputados, pero sí cifras
que los acerquen a la mayoría calificada. La oposición no alcanzó los niveles
de votación que Morena y sus aliados, por lo que sus partidos tendrán el número
de diputados que la Constitución mandata. No hay sobrerrepresentación.
Las campañas mediáticas de los medios corporativos, buscan instalar en
el imaginario ciudadano dudas a partir de falsedades. Por eso Reuters no se
equivoca: sus audiencias, aunque continúan siguiéndolos, ya no creen en ellos.
Televisa, TvAzteca, Aristegui, ya no generan confianza entre los ciudadanos
porque durante casi seis años han promovido campañas de mentiras, Fakenews y
ataques, sin pruebas, en contra de AMLO, su familia, la 4T, y las políticas
gubernamentales. El caso más dramático es el de Carmen Aristegui, cuyo alineamiento
derechista le cuesta credibilidad.
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