sábado, 3 de agosto de 2024

Blinken: la arrogancia imperialista

 

Anthony Blinken, el sionista secretario de Estado estadounidense, cómplice y promotor del genocidio palestino en la franja de Gaza, ha erigido a Estados Unidos como el supremo poder electoral, declarando a Edmundo González, imberbe y marioneta de la fascista Corina Machado, “presidente” de Venezuela. Y la comparsa mediática corporativa, tanto en la Unión Americana, México y América Latina, se suma sin ambages al intervencionismo e intento de golpe de estado contra un país soberano. Lo único que repite Blinken, es esa arrogancia imperialista en su trato con los pueblos latinoamericanos. No es que le importen los venezolanos, la democracia y el bienestar de los ciudadanos. Le importa a Blinken y la oligarquía global los jugosos negocios que podría hacer su país y gente tan inescrupulosa como Elon Musk, con el petróleo y otros recursos naturales de Venezuela.

La comparsa mediática corporativa golpista está ahora intentando fijar, con un mínimo de actas, quizás algunas trucadas, el supuesto triunfo de la derecha. La que fue convocada a presentar sus alegatos en el Tribunal Electoral, pero que prefiere cobijarse bajo el ropaje golpista de Estados Unidos, algunos gobiernos derechistas latinoamericanos y la Unión Europea. Según la agencia de noticias Associated Press (AP), que ya se erigió en nuevo poder supremo electoral, de 24 mil “imágenes” de supuestas actas –es decir, nada que ver con las actas reales- colige que la derecha golpista ganó por medio millón de votos más que el presidente Nicolás Maduro. Hasta este momento, ni al departamento de Estados de Estados Unidos ni a la AP, se le han otorgado permisos de autoridad suprema electoral. Por lo que, en ambos casos, caen en maniobras golpistas, desinformativas, además de violentar los códigos QR de la “imágenes” que dicen ser actas.

En este contexto, vale la pena preguntar si Blinken está buscando su Gaza en Latinoamérica, porque el reconocimiento al derechista venezolano, es un llamado a la guerra, la intervención y el derrocamiento de un gobierno soberano. La arrogancia imperialista desconoce cualquier relación diplomática externa, que no sea la voluntad de un gobierno derechista como el capitaneado por Biden y Blinken. Los demócratas, no solo podrían perder la Casa Blanca, sino también las guerras y negocios que les distinguen. Porque alegar que es en aras de la democracia, es un subterfugio que ya nadie cree. No defiendo a Nicolás Maduro, pero un gobierno asediado, expoliado de sus activos, bloqueado, sin capacidad para retener a su población que falsamente se dice perseguida y busca asilo en Estados Unidos, es difícil que encamine a su país a mejor puerto.

Como se ha dicho de múltiples maneras, de hacerse del gobierno venezolano la derecha fascista encabezada por Corina Machado, enfrascaría a Venezuela en una guerra fratricida y el desmantelamiento entrega de los recursos naturales a las transnacionales y la oligarquía global. No hay interés en los ciudadanos que emigran diariamente y atraviesan parte de Sudamérica, Centroamérica y México en busca de otra vida, más allá de su destino favorito. Conozco a algunos venezolanos que se han quedado momentáneamente en México: el argumento es similar, quieren departamento y auto, lo que dicen, en Venezuela es imposible. Muy respetable esa posición, pero no hacen consciencia de que ese impedimento no es porque Maduro se los impida, es porque el bloqueo y el saqueo imperialista los obliga a vivir en la miseria. En México, hasta el arribo de AMLO, millones de mexicanos estaban en la pobreza, bajo gobiernos derechistas y saqueadores.

Es con AMLO que varios millones de personas hoy han salido de la pobreza, además de que la economía, a pesar de las presiones inflacionarias e intentos de la oligarquía mexicana por descarrilar a la 4T, es bastante estable. Y no hay pleno empleo –en qué país capitalista lo habría, quien diga lo contrario miente- pero millones reciben apoyos que son derechos, no dádivas, lo que hace del momento económico y social mexicano un hito en la historia latinoamericana.

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