La guerra mediática y en redes sociales, con propósitos golpistas,
contra Venezuela, tomó nuevo auge. Medios corporativos derechistas golpistas
como Washington Post, New York Times, entre otros en Estados Unidos, encabezan
el embate contra el gobierno de Nicolás Maduro, sin pruebas, sin tener certeza
informativa de lo que está sucediendo en el país sudamericano. A nadie debe
extrañar. En redes sociales, la campaña arrecia con infundios sobre supuestas
detenciones de personas que publican, en sus perfiles, arengas contra el
gobierno venezolano, lo que nadie ha podido comprobar. Sin duda, Anthony
Blinken, el sionista titular del Departamento de Estado de la Unión Americana,
con su “aprobación” del supuesto triunfo de la marioneta de la fascista Corina
Machado, desató a las derechas y ultraderechas su afán de derrocar a Maduro y
recolonizar Venezuela. El desatino total.
Sin duda, la transparencia de la elección venezolana es fundamental,
pero los momentos y tiempos en las que sus autoridades electorales lo
establezcan, es una decisión interna en la que nada tienen que hacer o decir el
Departamento de Estados Unidos, los medios corporativos, los “expertos” de la
Unión Europea en imágenes de supuestas actas electorales. Asimismo, la derecha
venezolana e internacional están operando una ofensiva millonaria en redes
sociales para forzar el derrocamiento de Nicolás Maduro, centrando su campaña
de mentiras en el desconocimiento de la reelección del presidente venezolano,
envenenando a los usuarios de distintas plataformas (WhatsApp, Instagram, X,
Facebook, TikTok) con odio, el tema favorito de la derecha y el fascismo cuando
saben que, en los hechos, perdieron. Pero buscan arrebatar.
A nadie debe extrañar el actuar de los medios corporativos, tanto de
Estados Unidos como de América Latina. Solo basta recordar el golpe de Estado
en Chile, donde la prensa derechista tuvo un papel fundamental. Pero también,
los casos de Bolivia, Pero, Brasil, entre otros, donde el golpismo mediático adelantó
al Lawfare. Previo al derrocamiento o encarcelamiento de mandatarios
progresistas, el embate de los medios corporativos fue crucial. Después, llegó
el Poder Judicial o Legislativo, para inventar una maraña de mentiras
legaloides para fundamentar el golpe de Estado y el encarcelamiento de
mandatarios o exmandatarios, con la finalidad de escarmentar y poner un ejemplo
para que los pueblos no volvieran a votar por partidos y corrientes políticas e
ideológicas que ponen en entredicho a la derecha y el fascismo.
En el caso de las redes sociales, un medio reciente, pero explosivo, es
el campo de batalla político e ideológico de la derecha y el fascismo, cuya
finalidad es derrocar gobiernos progresistas. El anonimato de miles de cuentas,
adicionales a las de personajes de todo tipo (influencers, periodistas,
políticos, odiadores profesionales, youtubers, etc.), promoviendo campañas de
odio y desprecio clasistas, discriminatorias, racistas, misóginas, antiLGBT,
homofóbicas, dominan las plataformas digitales. Cruzadas que no se quedan en el
espacio digital, sino que en muchas ocasiones son retomadas por los medios
corporativos para arremeter contra gobiernos progresistas, a pesar de los
bulos, fakenews, mentiras y odio que proliferan. La arrogancia imperialista,
tanto de Estados Unidos como de Europa, ya no solo tiene a su servicio a los
medios corporativos golpistas y derechistas, sino también las redes sociales.
La arrogancia imperialista tiene para sus fines golpistas a los medios
corporativos desde hace décadas, pero ante el impacto de las redes sociales
entre diversos sectores de la población, invierte, por medio de sus agencias, organizaciones
y algunos personajes, millones de dólares para promover su estrategia digital
golpista contra Nicolás Maduro y el pueblo venezolano. Porque el ataque no es
solo contra el presidente de Venezuela, es contra un pueblo que apoya a su
mandatario. No es un asunto personal; tiene que ver con un pueblo y sus
líderes. Vaya error.
No hay comentarios:
Publicar un comentario