Hace unos días, la DEA anunció un supuesto acuerdo –Portero, le llamó-
con el gobierno mexicano, mismo que fue negado y rechazado por la presidenta de
México en su Conferencia del Pueblo. Hace unos meses, aparte de las amenazas
con aranceles, el bloqueo a la importación de ganado y los jitomates mexicanos,
declaró terroristas a los carteles, con los cuales el gobierno estadounidense
está negociando. En el caso de Venezuela, Estados Unidos ha comenzado una
guerra mediática que incluye el despliegue militar en el Caribe. Previamente,
había declarado al Tren de Aragua, terrorista, doblado la recompensa para
capturar a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, y ligar al gobierno
venezolano, vía la DEA, con las guerrillas colombianas y con un cartel del
narcotráfico mexicano. En ambos casos, Donald Trump y los sectores fascistas de
su gobierno, están dispuestos a invadir países soberanos, con tal de alimentar
a sus votantes y seguidores, quienes de seguro ni saben dónde se ubican México
y Venezuela.
Sin embargo, para Donald Trump, el criminal sentenciado por la justicia
estadounidense, cualquier pretexto es suficiente para intervenir en países que
no están sujetos a su dominio. Los aranceles son solo un pretexto para intentar
recuperar la hegemonía de su país. No solo se trata de hacer del comercio
mundial un nuevo escenario. También incluye guerras, genocidio, invadir países,
amenazar mediáticamente. Lo que sea para alimentar la mentira de los WASP para
supuestamente recuperar la hegemonía perdida. La agenda imperialista se ha
topado, el caso de Venezuela, con la respuesta de la población como
reservistas, lo que ha sido un golpe para la fascista Corina Machado, a quien
paga el secretario de Estado, Marco Rubio, pues es obvio que esperaba que los
venezolanos no se alistaran para defender a su país.
A Juan Guaido lo hicieron multimillonario, con el robo del oro
venezolano en el Reino Unido, y a Corina Machado le creen que la mayoría de los
venezolanos la apoyan y le creen. La salida de miles de venezolanos durante el
gobierno de Joe Biden, fue una respuesta al cobijo “político” que el
expresidente le ofreció, tanto a opositores como a venezolanos que se sumaron a
esa ola, pero no a situaciones reales internas. Efectivamente, como sucede en
Cuba, el bloqueo y amenazas al gobierno de Nicolás Maduro, han sido
contraproducentes. Hay venezolanos que desean salirse de su país porque las
restricciones económicas los golpean rudamente, pero hay otros ciudadanos de
ese país que permanecen en Venezuela porque así lo deciden. Es lo que no entiende
Marco Rubio.
Miles de venezolanos han respondido al llamado de Nicolás Maduro para el
reclutamiento voluntario. Es decir, hay miles de venezolanos que siguen en su
país, no porque crean en Nicolas Maduro, sino porque creen en su patria. Es lo
que Estados Unidos ignora, porque a los WASP no les interesa dónde esté
Venezuela, solo si los machos estadounidenses cumplen con su función: matar a
otros para que su “especie” WASP se reproduzca.
En México, el gobierno de Claudia Sheinbaum, está afrontando, con
firmeza y discreción, las amenazas de Donald Trump. Hasta ahora son amenazas
mediáticas. Pero los medios corporativos golpistas, la comentocracia de la
prensa escrita, televisiva y radiofónica, respaldan a la oposición en sus
diatribas vendepatrias. Nuestro país experimenta el escalamiento de la diatriba
derechista interna. El enemigo en casa. El choque encabezado por la derecha
mexicana, exacerba el clasismo, el racismo y la discriminación. Para la
derecha, solo la oligarquía debe gobernar, por ello la propaganda sobre la
supuesta deriva de la economía y el “desastre”. Cuando 13.4 millones de
mexicanos salen de la pobreza, la derecha intenta apropiarse de lo que
contribuyó a tal situación: el aumento salarial lo dan los empresarios, dicen.
Es gracias a ellos que no hay pobres. La mentira es insultante, porque si bien el
aumento salarial es importante, los mexicanos deben recordar que tanto el PRIAN
como los empresarios del periodo neoliberal se negaron a aumentar los salarios.