Es entendible que la derecha cuestione la postura mexicana respecto a
Nicolás Maduro, quien asumió la presidencia de Venezuela, a pesar de los
intentos de la derecha venezolana, estadounidense, mexicana y de otros lugares
del mundo. En otro comentario he planteado mi postura personal sobre el presidente
venezolano, cuestionado incluso por mandatarios progresistas de América Latina,
pero si perdió o no la elección, si hizo o no fraude electoral, son asuntos que
los venezolanos tendrán que aclarar. Asimismo, los venezolanos que han estado
saliendo por cientos y miles de su país, atravesando naciones vecinas,
Centroamérica y México, con el fin de alcanzar Estados Unidos, para favorecerse
con el estatus de refugiados que Joe Biden les ofreció a quienes se declaren
perseguidos por el régimen de Maduro, pero que con el arribo de Donald Trump,
podría quedar invalidado.
Nicolás Maduro es el presidente de Venezuela; juramentó ante los poderes
establecidos, vigentes, constitucionales de su país. Si Edmundo González se autoproclama
presidente en República Dominicana, donde parece que está varado, no tiene
ninguna validez. Que lo acompañen los expresidentes de México, el marihuano Vicente
Fox, y el espurio narco Felipe Calderón, no le da ni legitimidad ni legalidad.
Que Estados Unidos lo convierta en su otro títere, reconociéndolo como “presidente”
-recordemos el caso del payasito Juan Guaidó- o la Unión Europea lo “reconozca”,
es simple injerencismo e intervencionismo, además de una amenaza a un país
soberano. En este contexto, el supuesto secuestro de la fascista Corina
Machado, del que no hay evidencia, solo declaraciones, los 25 millones de
dólares que ofrece EEUU por detener a Maduro, las nuevas sanciones de este país
y la Unión Europea, son violaciones al derecho internacional.
En este contexto, es muy cuestionable la cobertura que los medios
corporativos están dando a la juramentación de Nicolás Maduro, pero también lo
es la postura de la izquierda buenaondita que pulula en Youtube. Es el caso de
Julio Astillero y sus sicarios, intentando que la presidenta de México se
contradiga con el supuesto “secuestro” de la fascista Corina Machado o con la
propia toma de posesión del presidente Maduro. En el primer caso, en la
Mañanera del Pueblo del 10 de enero de 2025, afirmó que hay que tener la información
precisa, aunque condenó la criminalización de la oposición derechista, mientras
que respecto a lo segundo dijo que la Constitución mexicana establece el
irrestricto respeto a la determinación de los pueblos.
No es el único caso, por eso la pregunta ¿periodistas o sicarios? El periodismo
exige responsabilidad con el derecho a la información, no solo la libertad de
expresión. Es una dupla fundamental para que fluya la información. Para que la
verdad no se convierta en simple narrativa simplista de la derecha y la
izquierda buenaondita. Como hemos visto –y escuchado- Nicolás Maduró asumió la
presidencia de Venezuela para su tercer mandato, ante los poderes del Estado
venezolano. Si bien, Maduro ha perdido apoyo del pueblo venezolano, no es nada
más porque los ciudadanos lo repelan, sino porque Venezuela ha estado sujeta a
un bloqueo brutal de Estados Unidos y la Unión Europea. Incluso, de manera
ilegal, los lingotes de oro del Estado de Venezuela, depositados en bancos
británicos, fueron confiscados por el Reino Unido.
La salida de cientos, miles de venezolanos, no es nada más producto del
gobierno “dictatorial”, “comunista”, “socialista”, de Venezuela. Hay un
contexto geopolítico que reduce las oportunidades de los venezolanos para tener
bienestar y una vida digna en su país. Asimismo, el estatus de refugiado que el
gobierno estadounidense les ofrece a los venezolanos, es un imán que alienta la
emigración, a pesar de los riesgos que enfrentan en su trayecto al “sueño
americano”, el cual, con el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, podría ser
interrumpido, a pesar de la declaración Trumpista que reconoce al perdedor
Edmundo Gonzales como “presidente”.
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