Iba en moto. La “interceptan”. Se le cayó una carterita azul. Se graba
con una capucha. Convoca a sus seguidores y casi nadie llega. 24 horas después
graba otro video, y dice que la interceptó la policía nacional bolivariana.
Hombres que atacan a una mujer, según se queja. Que uno de sus acompañantes
perdió una pierna y se lo llevaron. El peor montaje de la derecha venezolana. Tal
vez Carlos Loret de Mola, tendría estudiantes seguros. En México, en la entrada
de la embajada de Venezuela, la derechista, Mariana Gómez del Campo, del PAN,
sobrina del narco Felipe Calderón, hablando de derechos humanos, pero su ella y
parentela han negado siempre los derechos de las madres, padres, niños y niñas
de la Guardería ABC.
Los medios corporativos internacionales y nacionales acusan supuesto “secuestro”,
pero al leer las notas afirman “que según el Comando que apoya a María Corina
Machado”, la fascista que busca derrocar a Nicolás Maduro, pero cuyos amigos ni
siquiera saben armar un montaje que se cayó a las pocas horas de que fue “secuestrada”.
Lamentable el sicariato periodista. La señora Machado intenta hacer un montaje
sobre su supuesto secuestro y se alinea la prensa nacional e internacional, Joe
Biden, Donald Trump, el narco Felipe Calderón, el marihuano Vicente Fox, la
Unión Europea, pero no hay evidencias de ningún tipo. Horas después de la
juramentación de Nicolás Maduro, graba un video en el que se le ve fresca y lee
lanza sin problemas su narrativa.
No hay verdad en lo que la fascista Machado plantea. Intentó armar una
narrativa mediática golpista, sabiendo que contaba con la complicidad de
Estados Unidos, y seguro con financiamiento de la oligarquía venezolana
asentada en las playas de lujo de Miami, pero que en menos de 24 horas se le
cayó estrepitosamente. El papel de los medios corporativos internacionales fue
esencial para la intentona. Asimismo, el “acompañamiento” del candidato Edmundo
González, exespía de la CIA, por algunos expresidentes latinoamericanos
derechistas, quienes finalmente se quedaron varados en República Dominicana,
desde donde el exespía de la CIA anunció que viajará a Venezuela cuando el
momento “sea propicio” para “asumir” la presidencia de ese país.
Ya es regular la intentona de la prensa internacional de reactivar el
golpismo mediático. De El País, periódico
español, no se duda, menos de cadenas televisivas como la estadounidense CNN,
aunque también destacan diarios regionales latinoamericanos como en Chile y
México. El ya casi exsecretario de Estado, Anthony Blinken, quien, junto con su
senil jefe Joe Biden, financian y cubren el genocidio en Gaza encabezado por el
sionista Netanyahu, afirmó que “apoya” al exespía de la CIA, Edmundo González y
el “retorno de la democracia” en Venezuela. Por ello, ofrecen 25 millones de
dólares por “información” para capturar a Maduro, el presidente venezolano que
no se ocultó en ningún país de la zona para juramentar su tercer mandado. Lo hizo
ante los poderes del Estado y el pueblo venezolanos.
Las protestas de algunos venezolanos asentados en México y otros países
de América Latina, quienes salieron de su país, no por ser reprimidos, menos
porque les arrebataron sus propiedades y su dinero, el cual se llevaron a los
países en los que actualmente viven holgadamente, mientras miles de venezolanos
de clase baja, media y en pobreza, arriesgan su vida para alcanzar el “sueño
americano”, no tienen grandes efectos, ni mediáticos ni políticos. Son pequeños
grupúsculos habilitados por la derecha para protestar. Nicolás Maduro no es de
mis dirigentes “progres” favorito, pero como la presidenta de México ha
puntualizados: respeto a la soberanía del pueblo venezolano y rechazo a la
intervención externa. Son los venezolanos que están en desacuerdo con Maduro y
los partidos políticos que actualmente gobiernan, muchos votados por una buena
parte de los ciudadanos de Venezuela, quienes deberán resolver los problemas
internos. El exespía de la CIA, fue la peor formula que la derecha eligió, como
fue el caso de Xóchitl Gálvez.
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