viernes, 10 de enero de 2025

La pifia de los medios corporativos y la derecha internacional

 

Iba en moto. La “interceptan”. Se le cayó una carterita azul. Se graba con una capucha. Convoca a sus seguidores y casi nadie llega. 24 horas después graba otro video, y dice que la interceptó la policía nacional bolivariana. Hombres que atacan a una mujer, según se queja. Que uno de sus acompañantes perdió una pierna y se lo llevaron. El peor montaje de la derecha venezolana. Tal vez Carlos Loret de Mola, tendría estudiantes seguros. En México, en la entrada de la embajada de Venezuela, la derechista, Mariana Gómez del Campo, del PAN, sobrina del narco Felipe Calderón, hablando de derechos humanos, pero su ella y parentela han negado siempre los derechos de las madres, padres, niños y niñas de la Guardería ABC.

Los medios corporativos internacionales y nacionales acusan supuesto “secuestro”, pero al leer las notas afirman “que según el Comando que apoya a María Corina Machado”, la fascista que busca derrocar a Nicolás Maduro, pero cuyos amigos ni siquiera saben armar un montaje que se cayó a las pocas horas de que fue “secuestrada”. Lamentable el sicariato periodista. La señora Machado intenta hacer un montaje sobre su supuesto secuestro y se alinea la prensa nacional e internacional, Joe Biden, Donald Trump, el narco Felipe Calderón, el marihuano Vicente Fox, la Unión Europea, pero no hay evidencias de ningún tipo. Horas después de la juramentación de Nicolás Maduro, graba un video en el que se le ve fresca y lee lanza sin problemas su narrativa.

No hay verdad en lo que la fascista Machado plantea. Intentó armar una narrativa mediática golpista, sabiendo que contaba con la complicidad de Estados Unidos, y seguro con financiamiento de la oligarquía venezolana asentada en las playas de lujo de Miami, pero que en menos de 24 horas se le cayó estrepitosamente. El papel de los medios corporativos internacionales fue esencial para la intentona. Asimismo, el “acompañamiento” del candidato Edmundo González, exespía de la CIA, por algunos expresidentes latinoamericanos derechistas, quienes finalmente se quedaron varados en República Dominicana, desde donde el exespía de la CIA anunció que viajará a Venezuela cuando el momento “sea propicio” para “asumir” la presidencia de ese país.

Ya es regular la intentona de la prensa internacional de reactivar el golpismo mediático. De El País, periódico español, no se duda, menos de cadenas televisivas como la estadounidense CNN, aunque también destacan diarios regionales latinoamericanos como en Chile y México. El ya casi exsecretario de Estado, Anthony Blinken, quien, junto con su senil jefe Joe Biden, financian y cubren el genocidio en Gaza encabezado por el sionista Netanyahu, afirmó que “apoya” al exespía de la CIA, Edmundo González y el “retorno de la democracia” en Venezuela. Por ello, ofrecen 25 millones de dólares por “información” para capturar a Maduro, el presidente venezolano que no se ocultó en ningún país de la zona para juramentar su tercer mandado. Lo hizo ante los poderes del Estado y el pueblo venezolanos.

Las protestas de algunos venezolanos asentados en México y otros países de América Latina, quienes salieron de su país, no por ser reprimidos, menos porque les arrebataron sus propiedades y su dinero, el cual se llevaron a los países en los que actualmente viven holgadamente, mientras miles de venezolanos de clase baja, media y en pobreza, arriesgan su vida para alcanzar el “sueño americano”, no tienen grandes efectos, ni mediáticos ni políticos. Son pequeños grupúsculos habilitados por la derecha para protestar. Nicolás Maduro no es de mis dirigentes “progres” favorito, pero como la presidenta de México ha puntualizados: respeto a la soberanía del pueblo venezolano y rechazo a la intervención externa. Son los venezolanos que están en desacuerdo con Maduro y los partidos políticos que actualmente gobiernan, muchos votados por una buena parte de los ciudadanos de Venezuela, quienes deberán resolver los problemas internos. El exespía de la CIA, fue la peor formula que la derecha eligió, como fue el caso de Xóchitl Gálvez.

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