Mostrando entradas con la etiqueta Joe Biden. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Joe Biden. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de marzo de 2025

Humillación en cadena internacional

 

El presidente de Ucrania recibió este viernes una devastadora humillación por parte de Donald Trump y el vicepresidente JD Vance. Ante el presidente del país todavía más poderoso del mundo, Volodymir Zelenski fue reconvenido, criticado acremente y humillado. El actor Donald Trump parecía cómodamente instalado en su programa televisivo The Apprentice, del que Zelensky fue expulsado de manera humillante, en parte porque se niega a acordar un alto al fuego en su guerra con Rusia, la cual fue, principalmente, promovida por la Unión Europea, la OTAN y aprobada por Joe Biden. La invasión de Rusia a Ucrania es indefendible, pero si se revisan los antecedentes del conflicto, bien se puedo haber resuelto el diferendo en una mesa de dialogo. Trump le reclamó que su país le había entregado 350 mil millones de dólares y tenía que pagarlos. Es decir, el imperio no obsequia nada. Arrebata, pero dádivas no.

Sin duda, el imperio no busca acuerdos, sino arrebatar. El supuesto acuerdo sobre tierras raras y otros materiales, no garantiza que Trump tenga todo a su favor, por eso presiona. Como es el caso de las tarifas a México, Canadá, China y Europa. Después de la humillación en cadena nacional y la expulsión de la Casa Blanca –se tenía preparada una comida, según fuentes del gobierno estadounidense, pero se les “pidió” a los miembros de la delegación de Ucrania que acompañaban a Zelensky, que se fueran, que no habría nada, todos fueron expulsados de la Casa Blanca, no solo de la Oficina Oval-, la Unión Europea arropó al comediante ucranio, pero saltan las preguntas ¿Qué harán los mandatarios europeos con Zelensky, si Trump no consigue lo que quiere? ¿Qué costo estará dispuesta a pagar la Unión Europea si Trump retira su apoyo a Ucrania y de paso margina a los europeos?

La humillación pública a Zelensky no tiene precedente, pero el ejemplo del primer ministro de Canada, Justin Trudeau, ampliamente publicitado, para que no fue atendido. Emmanuel Macron, el presidente de Francia, se equivocó al insistirle a Trump de que recibiera a Zelensky ¿Pero, de que sirve que el cuestionado mandatario francés lo arrope? Al parecer de muy poco. Sin duda, Donald Trump no requiere de Ucrania, menos de la Unión Europea para buscar un cese al fuego Rusia-Ucrania, lanzar un plan en el que Rusia se va a quedar con una parte del territorio ucranio –hasta donde la invasión ha avanzado- y conseguir un acuerdo para que Estados Unidos explote las tierras raras de Ucrania. No son solo los 350 mil millones de dólares –armas y dinero- enviados por Biden para sostener un conflicto que no podrá ser ganado por Ucrania, sino el retorno de un personaje que supone que su país debe recuperar su presencia imperial y dominación del mundo, sino también redireccionar la economía mundial a favor de Estados Unidos.

Si bien, los medios corporativos estadounidenses –New York Times, 01/03/2025- cuestionan la actitud de Donald Trump en su trato a Zelensky, y en general a los aliados europeos de Estados Unidos, no vislumbran las implicaciones del desatinado show protagonizado por Trump, Vance y Zelensky. Para la prensa de ese país es un “problema” con los aliados, pero la estrategia geopolítica de Trump va más allá de reconocer a Rusia y su invasión a Ucrania. Trump busca restablecer las condiciones mínimas del imperio en el mundo. Además de acabar con la globalización, protegiendo a la plutocracia, va por restablecer el poderío económico de Estados Unidos y el papel de su país en el contexto del avance de un orden trilateral, en el que China juega un papel central. Para Trump, el escenario bilateral –Estados Unidos-Rusia- es la mejor apuesta para impulsar a su país con políticas que ignoran el cambio climático y que alientan el fracking y el uso intensivo de combustibles fósiles. Por ejemple, a la prensa estadounidense, debería tener un significado menos formal el hecho de que, entre sus primeras órdenes ejecutivas, se haya salido de los Acuerdos de París, la OMS y todo aquello que le resulte adverso para relanzar el poderío del imperio.

sábado, 18 de enero de 2025

El complejo industrial-militar, redes sociales y los súper ricos

 

En su última alocución, Joe Biden, el presidente de Estados Unidos más mediocre y genocida de ese país, alertó sobre el gobierno de los súper ricos llegando a la Casa Blanca. Otra advertencia anodina y mediocre de un anciano senil que tuvo que ser sustituido por una afroindoamericana que tampoco hizo nada por refrendar una perspectiva demócrata que rescatara del desastre a su propio país. A dos días de tomar posesión del gobierno, Donald Trump obliga a Netanyahu a aceptar una tregua entre el Estado sionista genocida de Israel con Hamas. Seguro lo mismo le espera al comediante de 5ª Zelenski en la guerra con Rusia. Lo que demuestra que Biden, Blinken y el complejo militar-industrial, no solo actuaron por cuestiones de mercado, sino también por la intención de eliminar a una parte de la humanidad, los palestinos.

Acorde con algunas notas periodísticas, Donald Trump intentará, en sus próximos cuatro años de gobierno, de desmantelar el llamado “Deep State”, con el poderío que le confiere tener a los más ricos del mundo a su favor. Elon Musk no declinará sus intereses por políticos y conspiradores ocultos que le ponen obstáculos a sus negocios. Tampoco la oligarquía, con sus transnacionales que buscan depredar al mundo –lo que queda- para aumentar sus riquezas. Menos el complejo militar-industrial que, aunque Trump frene sus guerras, continuará produciendo y mejorando sus armas para aniquilar humanos en todo el orbe. Y las redes sociales se convertirán en un campo propicio. En X, propiedad de Elon Musk, la batalla entre fascistas, odiadores y algunos que defienden realmente la libertad de expresión y el derecho a la información sigue. En el conglomerado de Meta, propiedad del judío sionista Marck Zuckerberg, se acaba de abrir la apuesta: fuera verificadores, venga todo el odio fascista.

Joe Biden es un hipócrita. Su último discurso solo repite lo que está en marcha. El día de la toma de posesión de Donald Trump, habrá, a juzgar por los invitados, una especie de aquelarre derechista y fascista. Invitó solo a quienes podrían “acompañarlo” con sus decisiones extremas, pero a quienes quizás no acompañe en sus próximos golpes de Estado, como es el caso de Noboa, en campaña en una reelección que podría resultar en un monumental fraude electoral, o Milei, que después de colapsar Argentina, a pesar de las loas del FMI por haber bajado la inflación, pero con una pobreza indescriptible, galopante y trágica. Claro, al FMI y el BM, con sus más recientes pronósticos, solo le importan si sus presagios resultan y si el modelo neoliberal, el capitalismo salvaje, devastador, esclavizador, se cumplen. A ambos organismos multilaterales, como a la OCDE, al BID y otros nada les importa la humanidad.

A Donald Trump y a su gabinete nada les importa la debacle humanitaria. Aseguró ya que Estados Unidos se saldría de la OMS y, recientemente, la FED, que pronto estará a manos de seguidores fascistas de Trump, se retiró del mecanismo que monitorea el cambio climático. Y claro, todos sus funcionarios están a favor del fracking, la agricultura transgénica, la explotación hasta el colapso de los recursos naturales de ese país y, particularmente, de otros países. Los cuales obtendrá a la fuerza. Es el caso del petróleo y otros minerales de Venezuela y Groenlandia. La recuperación del imperio le llevará al fascista Trump cuatro años a marcha forzada. Por eso nombró a sus halcones. No busca acuerdos, sino imponer irracionales y estúpidas demandas. Si, por un lado, doblegó a Netanyahu a pactar una tregua con Hamas, lo que no augura el fin del genocidio, por otro lado, seguro hará lo mismo con Zelenski, no implica un mundo pacífico, como le dijo a Xi Jinping, el líder chino, sino el intento de reconstruir un mundo bipolar liderado por Estados Unidos.

Detrás de ese mundo bipolar está, sin duda, el complejo militar-industrial, las racistas, odiadoras, fascistas, misóginas redes sociales y las oligarquías globales. El sueño de George Soros se hará realidad, pero para promover un mundo fascista. Es el resultado de la globalización.

miércoles, 8 de enero de 2025

Venezuela o Trump

 

La izquierda buenaondita –solo escuchar a Julio Astillero esperando que sus entrevistados le den la razón y condenen a Nicolás Maduro por no haber presentado jamás las pruebas de su triunfo electoral, es patético- mexicana se ciñe a las directrices, no solo de la democracia burguesa sino a los intentos del imperio por “resolver” el tema venezolano. El 10 de enero de 2025, Nicolás Maduro asumirá la presidencia de su país de nuevo, desafiando al imperio y sus representantes, Corina Machado, la fascista que alienta la intervención de Estados Unidos por medio de Edmundo González, su nuevo Juan Guaidó. Joe Biden se va en unos días dejando a su país hundido política y diplomáticamente. El genocidio en Gaza, la guerra Ucrania-Rusia, la confrontación con China, el flujo de armas y dólares para las estúpidas guerras de Estados Unidos en otros lugares del mundo, son su legado. Reconocer a los fascistas Machado y González, es alentar la intervención e invasión de un país soberano que, con muchos cuestionamientos, intenta sobrevivir al imperio.

Al próximo presidente de Estados Unidos, Biden le deja una agenda política exterior cargada de conflictos y estupideces, pero de ningún modo caminos a la democracia. El senil Joe Biden perdió su centro político desde hace mucho, mientras Kamala Harris, perdedora histórica de una contienda electoral en la que repudiaron a Biden y a la propia candidata demócrata, sigue entrampada en sus propias contradicciones. En la agenda de Biden, está Venezuela. El respaldo dado a la extrema derecha venezolana, insistiendo en reconocer a Edmundo González, títere de Corina Machado, y otro Juan Guaidó, es la intentona final del “demócrata” para derrocar a un gobierno progresista. Por su parte, Nicolás Maduro, rechazado por la izquierda buenaondita mexicana porque argumenta que la izquierda “tiene que ser más democrática que la derecha” (¿?), debería aclarar su triunfo, pero jamás sucumbir ante el progresismo que parece alinearse a la derecha al rechazarlo.

La izquierda latinoamericana, desde el punto de vista de este escribano, no está obligada a ser “más democrática”, porque la democracia capitalista tiene reglas que a veces están reñidas con los procesos democráticos. Es el caso de México. AMLO y Claudia Sheinbaum, compitieron por la presidencia y por asentar un proyecto alternativo, con las reglas del neoliberalismo, pensamiento único y que impuso un orden para que jamás compitiera y ganara la izquierda. El hecho es que los neoliberales nunca contaron con el voto ciudadano, el que les ganó en su terreno, con su mañosa normativa. Entonces, la izquierda buenaondita se pierde en su estalinismo y adoración de sus supuestas hazañas y su agenda personal. No es que la izquierda buenaondita haya cambiado sus parámetros para juzgar a las otras izquierdas, sino que intenta erigirse en moralmente superior y prístina. Ni el EZLN, con rumbo propio, oculta su estalinismo como la izquierda buenaondita.

En Venezuela hay muchas cosas por corregir. Hace unos años, un reconocido economista estadounidense-mexicano me criticó agriamente por cuestionar al gobierno de Nicolás Maduro. En lo único que coincido es que ningún otro país, individuo o corriente política y oligárquica puede intervenir en las naciones soberanas. En sus inicios, el chavismo-madurismo tuvo real apoyo popular, a la muerte de Chávez, al asumir el poder Maduro, el rumbo bolivariano se fue perdiendo, sin olvidar el bloqueo estadounidense-europeo y el saqueo imperialista de las reservas venezolanas. Por ejemplo, Venezuela tiene una cantidad extraordinaria en oro depositada en bancos británicos, lo que le fue confiscado a causa de la supuesta “dictadura venezolana”. La venta de petróleo también fue mermada, por prohibiciones del imperio para que otros países le compren. Y sus productos de exportación, en general, han sido bloqueados, implicando una caída importante del bienestar de los venezolanos. Buena parte de las caravanas migratorias han estado nutridas por venezolanos, atraídos por el ofrecimiento de un estatus especial de Estados Unidos para refugiarse. Se trataba de alentar la caída del gobierno venezolano, ofreciendo a su población abandonarlo.

jueves, 3 de octubre de 2024

De genocidas a genocidas

 

Con el abyecto y brutal consentimiento de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y la candidata “demócrata”, Kamala Harris, quien como mujer no se distingue mucho de Donald Trump, y menos de su jefe Biden, Benjamín Netanyahu escala su carrera por superar al genocida Adolf Hitler. No solo en cuanto a políticas internas gubernamentales, grupales y familiares, en las que el odio al otro es una razón fundamental para el sionismo genocida, sino sobre todo en la orquestación de una guerra que ha perdido todo sentido como “derecho a la defensa”, un eufemismo que Occidente acuñó para justificar la eliminación de pueblos enteros que no se occidentalizaran. El sionista genocida Natanyahu avanza en medio oriente con la complicidad genocida de la Unión Europea y Estados Unidos, con el afán de eliminar al pueblo palestino y otros pueblos árabes, ocupar territorios que no le pertenecen y operar una guerra de limpieza étnica y religiosa.

No debe quedar duda que la guerra de Netanyahu no es solo “en defensa propia”; tiene marcados excesos antiétnicos, antireligiosos y un profundo odio fascista por el otro. Muchas naciones occidentalizadas –América Latina, el Caribe, África, Asia- podrían haber supuesto que el nazifascismo anidaría de nuevo en Occidente –como ha estado sucediendo en algunos países de Europa del este- y que el holocausto judío es una herida contra la humanidad que debía ser el gran motivo para no repetirla y repelerla contra viento y marea. Pero estamos asistiendo a una guerra de odio perpetrada por un sector de Israel que de víctima ha transitado a victimario. El sionismo es la impostura nazifascista del Estado de Israel que pretende justificar la limpieza étnica, la eliminación de pueblos enteros y el dominio de Occidente, a través de los sionistas asesinos, de un importante territorio asiento de pueblos árabes, étnica y religiosamente diferenciados, pero hermanos.

La atroz guerra sionista contra el pueblo palestino y otros pueblos árabes, no se distingue de la guerra nazifascista contra el pueblo judío. Netanyahu, con sus ataques a Líbano, Cisjordania, Yemen, busca incendiar con una guerra genocida una región de medio oriente, cuya respuesta podría convertir la zona en escenario de una nueva guerra mundial. El energúmeno sionista no tiene el menor interés por una “guerra de defensa”, tampoco por la paz. La humanidad debe darse cuenta que el sionismo es la impostura nazifascista que Europa le legó a un pueblo masacrado, pero que en estos momentos de IA, avances tecnológicos importantes, es asumido como herencia para masacrar a otros pueblos. Los israelíes sionistas no tienen justificación. Han asumido que eliminar a una parte de la humanidad es justificable. El sionismo supone que, para prevalecer y dominar, tiene que masacrar a un pueblo. El nazifascismo hizo lo mismo, pero fue detenido por Occidente. El problema es que ahora Occidente justifica la masacre, la limpieza étnica, religiosa, y la eliminación del pueblo palestino, como necesario.

Eliminar a un pueblo, a una parte de la humanidad, no es justificable bajo ninguna circunstancia. Pretender justificar tal atrocidad, es perverso e insano. Occidente no se distingue por ser una sociedad pacifista. Las cruzadas, la invasión y conquista de otras sociedades, son ejemplos de la necesidad, no solo de imponer una supuesta dominación blanca, sino también la necesidad de eliminar a pueblos enteros que se opusieran a la dominación blanca y occidental. El holocausto judío no ha sido suficiente para que Occidente se percate de su perversa y asesina búsqueda del mundo blanco. Occidente es protagonista y cómplice de crímenes de lesa humanidad y genocidios en su expansión colonialista. Occidente es una rémora de la civilización. Muchos expertos asientan en la importancia del proceso civilizatorio actual. Derechos para todos, cambios sustanciales, pero olvidan que todo lo conseguido ha sido a sido a fuego y sangre, a pesar de Occidente. Los pueblos de América Latina, África, Asia, serán otros sin Occidente.

viernes, 23 de agosto de 2024

Injerencismo y desestabilización

 

Para el éxtasis de la oligarquía, la derecha partidista, los medios corporativos y sus escribanos golpistas, el injerencista y desestabilizador embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, “habló fuerte y contundente”, contra la reforma judicial. Ignoran que hace unas semanas la postura de este personaje fue contraria. El hecho es que repite la conocida historia del injerencismo estadounidense en México, la que ha implicado invasiones militares, desconocimiento de gobiernos y desprecio a la soberanía. Al parecer, Joe Biden pretende abrir un frente guerrero al norte de América, con el discurso de su embajador, quien pisotea sin ambages una relación bilateral que prende de delicados equilibrios discursivos y el comercio. El presidente Biden abre también un frente político electoral que busca minar la retórica intervencionista, racista y guerrerista del candidato republicano Donald Trump, en sus andanadas electoreras contra la población mexicana nacida y residente en la Unión Americana, y contra México.

Ignorante como muchos estadounidenses de clase media blancos, al parecer devoto de los Tink Tank derechistas y fascistas de Estados Unidos, el embajador Salazar, desde su chato protestantismo –afirmó la intromisión de entes “diabólicos- vinculó la reforma judicial, en particular la elección popular de jueces, magistrados y ministros, con el comercio bilateral, el narcotráfico y otros aspectos, buscando proteger a bancos, empresas, financieros, calificadoras, etc., de su país. La justicia y la pudrición del Poder Judicial mexicano, no es preocupante. Al contrario, la oligarquía de su país hace negocios en México con la anuencia del corrupto Poder Judicial. A las empresas, bancos y demás “entes diabólicos” del capitalismo estadounidense, les preocupa perder el manto protector de un Poder Judicial podrido, al servicio de los poderes fácticos. El poder económico, tanto nacional como internacional, hacen negocios en los mejores términos del capitalismo salvaje, corruptos y saqueador.

En ninguna parte de su discurso, el embajador Salazar hace mención de que el Poder Judicial mexicano no imparte justicia -70 mil casos que al menos desde hace 15 años no han sido resueltos- pero libera delincuentes de cuello blanco y narcotraficantes. Asimismo, está hundido en la corrupción y el saqueo. Excepto la defensa de los bancos, empresas y negocios estadounidenses, al embajador de Estados Unidos, no le interesa lo que realmente anima la reforma judicial. 36 millones de mexicanos votaron el 2 de junio de 2024, incluyendo a prácticamente a todos los sectores y clases sociales de la sociedad mexicana, apremiando a Morena, PT y PVEM, a reformar el Poder Judicial. La oligarquía, los delincuentes de cuello blanco, los narcos, no sufren lo que miles de mexicanos cuando enfrentan al Poder Judicial –con razón o no- porque el poder del dinero, las corruptelas, los privilegios, la connivencia, dominan. Al embajador le hace falta información: periodistas de investigación y estudios de diverso tipo han documentado los vínculos entre jueces, delincuentes de cuello blanco y narcos, nepotismo, privilegios para unos pocos, saqueo, corrupción.

Como quiera, a Joe Biden, bancos, empresas, calificadoras, inversionistas, no les interesa la impartición de justicia y un Poder Judicial que no sea corrupto y saqueador. Negocios son negocios, sin importar si se corrompe a jueces, ministros y magistrados, para favorecerlos. En la larga lista destacan el maíz transgénico, el fracking, las energías “limpias”, la venta y distribución de gasolinas y otros combustibles, las inversiones en diversos sectores económicos, la minería a cielo abierto, la contaminación, el uso de agrotóxicos prohibidos en Estados Unidos, el pago de impuestos. Ahora bien, no solo se trata de negocios, también de dominar y desestabilizar al próximo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Es el intervencionismo, injerencismo y desestabilización de Estados Unidos. Los mexicanos ya lo saben.