miércoles, 27 de agosto de 2025

La agenda imperialista: México y Venezuela

 

Hace unos días, la DEA anunció un supuesto acuerdo –Portero, le llamó- con el gobierno mexicano, mismo que fue negado y rechazado por la presidenta de México en su Conferencia del Pueblo. Hace unos meses, aparte de las amenazas con aranceles, el bloqueo a la importación de ganado y los jitomates mexicanos, declaró terroristas a los carteles, con los cuales el gobierno estadounidense está negociando. En el caso de Venezuela, Estados Unidos ha comenzado una guerra mediática que incluye el despliegue militar en el Caribe. Previamente, había declarado al Tren de Aragua, terrorista, doblado la recompensa para capturar a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, y ligar al gobierno venezolano, vía la DEA, con las guerrillas colombianas y con un cartel del narcotráfico mexicano. En ambos casos, Donald Trump y los sectores fascistas de su gobierno, están dispuestos a invadir países soberanos, con tal de alimentar a sus votantes y seguidores, quienes de seguro ni saben dónde se ubican México y Venezuela.

Sin embargo, para Donald Trump, el criminal sentenciado por la justicia estadounidense, cualquier pretexto es suficiente para intervenir en países que no están sujetos a su dominio. Los aranceles son solo un pretexto para intentar recuperar la hegemonía de su país. No solo se trata de hacer del comercio mundial un nuevo escenario. También incluye guerras, genocidio, invadir países, amenazar mediáticamente. Lo que sea para alimentar la mentira de los WASP para supuestamente recuperar la hegemonía perdida. La agenda imperialista se ha topado, el caso de Venezuela, con la respuesta de la población como reservistas, lo que ha sido un golpe para la fascista Corina Machado, a quien paga el secretario de Estado, Marco Rubio, pues es obvio que esperaba que los venezolanos no se alistaran para defender a su país.

A Juan Guaido lo hicieron multimillonario, con el robo del oro venezolano en el Reino Unido, y a Corina Machado le creen que la mayoría de los venezolanos la apoyan y le creen. La salida de miles de venezolanos durante el gobierno de Joe Biden, fue una respuesta al cobijo “político” que el expresidente le ofreció, tanto a opositores como a venezolanos que se sumaron a esa ola, pero no a situaciones reales internas. Efectivamente, como sucede en Cuba, el bloqueo y amenazas al gobierno de Nicolás Maduro, han sido contraproducentes. Hay venezolanos que desean salirse de su país porque las restricciones económicas los golpean rudamente, pero hay otros ciudadanos de ese país que permanecen en Venezuela porque así lo deciden. Es lo que no entiende Marco Rubio.

Miles de venezolanos han respondido al llamado de Nicolás Maduro para el reclutamiento voluntario. Es decir, hay miles de venezolanos que siguen en su país, no porque crean en Nicolas Maduro, sino porque creen en su patria. Es lo que Estados Unidos ignora, porque a los WASP no les interesa dónde esté Venezuela, solo si los machos estadounidenses cumplen con su función: matar a otros para que su “especie” WASP se reproduzca.

En México, el gobierno de Claudia Sheinbaum, está afrontando, con firmeza y discreción, las amenazas de Donald Trump. Hasta ahora son amenazas mediáticas. Pero los medios corporativos golpistas, la comentocracia de la prensa escrita, televisiva y radiofónica, respaldan a la oposición en sus diatribas vendepatrias. Nuestro país experimenta el escalamiento de la diatriba derechista interna. El enemigo en casa. El choque encabezado por la derecha mexicana, exacerba el clasismo, el racismo y la discriminación. Para la derecha, solo la oligarquía debe gobernar, por ello la propaganda sobre la supuesta deriva de la economía y el “desastre”. Cuando 13.4 millones de mexicanos salen de la pobreza, la derecha intenta apropiarse de lo que contribuyó a tal situación: el aumento salarial lo dan los empresarios, dicen. Es gracias a ellos que no hay pobres. La mentira es insultante, porque si bien el aumento salarial es importante, los mexicanos deben recordar que tanto el PRIAN como los empresarios del periodo neoliberal se negaron a aumentar los salarios.

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