lunes, 19 de agosto de 2024

La lenta muerte: el infierno genocida en Gaza

 

Durante la Segunda Guerra mundial, el holocausto judío en la Europa dominada por Hitler y sus nazis, no tuvo la difusión que actualmente tiene el genocidio en Gaza. Muchos, nos enteramos de las atrocidades contra el pueblo judío décadas después. Los campos de exterminio exhibidos, fotografías del asesinato masivo, testimonios de los sobrevivientes, la hazaña de muchos para huir de la muerte hacia otros países, los contubernios de la Iglesia católica y los gobiernos de Francia, Italia, España, revelaron, poco a poco, la monstruosidad nazi. Asimismo, no solo se buscaba la muerte de los judíos, sino también de homosexuales, gitanos y todas aquellas comunidades minoritarias que no encarnaban el ideal racista hitleriano. Décadas después, el holocausto judío fue hollywoodizado: filmes, documentales, testimonios, fueron documentando la memoria histórica. También en el mundo académico y literario, se han escrito cientos, quizás miles de obras, tanto para denunciar como para comprobar la veracidad de los hechos, que aún hoy algunos blancos racistas pretenden negar.

Las atrocidades contra el pueblo judío no han sido suficientes para detener el holocausto palestino, el cual se ha convertido en parte de la perversa y esquizofrénica propaganda israelí, cuyo sionista primer ministro Netanyahu exhibe al mundo sin escrúpulos, sin re remordimientos, sin un dejo de vergüenza. Todo con la complicidad de Estados Unidos y la Unión Europea, que, en sus arrebatos racistas, clasistas, discriminatorios, pretenden justificar el asesinato masivo del pueblo palestino con la “salvación” de la blanca y fascista civilización occidental. Datos oficiales afirman que son ya alrededor de 40 mil palestinos masacrados, la mayoría mujeres y niños. La limpieza étnica en su pureza y perversidad: exterminar a las mujeres para que el pueblo palestino no se reproduzca, y asesinar niños, para que no se conviertan años después, en defensores de su patria robada. Pero, acorde con un reciente artículo de la revista científica The Lancet (Julio/12/2024), el número real de la masacre ascendería a 200 mil palestinos. La atrocidad de la cifra es devastadora. Estamos viendo en tiempo real cómo opera el sionista Estado de Israel, asesinando humanos.

Más allá de las cifras, y de si la masacre puede ser entendida como un genocidio, la que en la introducción del mismo artículo en línea de The Lancet, es cuestionada con parafernalia legaloide occidental, el mundo occidental está observando, algunas veces impávido, aunque las protestas contra Israel y Netanyahu crecen, cómo Occidente aniquila a una población que lucha por sus derechos a una tierra, a una patria, a una nación, a vivir en paz, a la vida, a la humanidad. El genocidio palestino tiene fines perversos y esquizofrénicos: limpieza étnica, aniquilación de un pueblo, asalto armado de sus tierras, ocupación de sus territorios. Una masacre del sionismo israelí, con la complicidad de Estados Unidos y la Unión Europea. Dinero, armas, negocios al amparo del aniquilamiento de un pueblo, sostén del aparato militar-industrial de Occidente. La democracia es lo que menos importa a Occidente. Con la cantaleta sionista israelí, el ejército sionista ha destruido objetivos con supuestos integrantes de Hamas, asesinando a miles de palestinos y palestinas.

En Estados Unidos, la Unión Europea, México y otros países latinoamericanos, las protestas en contra de la masacre perpetrada por Israel-Estados Unidos-Unión Europea, crecen y continúan. El caso de México es interesante. Ciudadanos han salidos a las calles para gritar el cese al fuego, pero la comunidad judía –buena parte de ella- sigue callada. Nunca he estado de acuerdo con las acciones de Hamas, pero es obscena la postura de la mayoría de los judíos mexicanos: autovictimización, silencios ominosos, desprecio por un sector de la humanidad que está siendo aniquilada por el sionista Estado de Israel. En Estados Unidos, la respuesta de jóvenes judíos ha sido ejemplar. Al grito de “no en mi nombre”, han protestado en contra del obsceno genocidio, pero las “democracias” occidentales callan, mientras su complicidad sigue matando palestinos.

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