jueves, 22 de agosto de 2024

Sobrerrepresentación y letrismo: torcer la ley

 

La derecha mexicana tiene una agenda política e ideológica bastante creativa. No pasa un día en la que inventan nuevos términos y realidades alternas, a los que rellenan de supuestos argumentos que reivindican su proclividad a torcer la ley. En diferentes momentos, la derecha gritó “la ley es la ley”, en distintos escenarios. Las marchas rosas fueron operadas para vociferar “el INE no se toca”, “el Poder Judicial no se toca” y, en general, a todos y todo aquello que les favorece y que usan para oponerse a gobiernos democráticos o para derrocar a gobiernos progresistas. Hoy, la retórica de la “la ley es la ley” está muy activa de nuevo: de la llamada “sobrerrepresentación” llegan a intentar violar la Constitución exigiendo evitar el “letrismo”, es decir, piden al INE y al TEPJF no respetar la Carta Magna, porque lo que señala es simple “letrismo”. Exigen “interpretar” lo que la Constitución establece de acuerdo a sus intereses partidistas, políticos, elitistas y oligárquicos les interesa.

Si bien, la derecha mexicana puede presumir “creatividad”, el relleno de los términos y realidades alternas que promueven, son mentiras, vacíos argumentativos, simples exigencias ideológicas y políticas para sus intereses. En pasadas elecciones, nunca objetaron lo que la Constitución establece sobre la asignación de diputados, pues les favorecía. Hoy que esa disposición constitucional no favorece sus intenciones y la de las elites y oligarcas que la financian, exigen que no se le otorgue a Morena y sus aliados PT y PVEM, lo que constitucionalmente les corresponde. Y la derecha miente cuando dice que la coalición Sigamos haciendo historia al haber obtenido solo 54% de los votos quiere quedarse con el 75% del Congreso. Ese criterio no es el que prevalece para la asignación de las curules. Se usa el porcentaje de votos que los partidos políticos obtuvieron por distrito electoral. Morena y sus aliados ganaron en 85% de los distritos, pero ese porcentaje no define el número de curules que le asignaría, sino lo que cada partido político obtuvo en cada distrito.

Ahora bien, el “letrismo” que ahora aducen los abajofirmantes –la derecha golpista de nuevo- es una novedosa narrativa derechista para exigir que se viole la Constitución. No se puede hacer caso a la letra constitucional, dicen. Solo falta que declaren inconstitucional la Constitución. Recordemos que el presidente de la República envió una iniciativa para reformar la norma constitucional electoral que evitaba lo que la derecha llama hoy sobrerrepresentación, pero fue rechazada por la oposición. Es decir, de haber sido aprobada esa reforma, la discusión actual quizás estaría en otro polo, y no en intentar robar diputados y senadores legítimamente ganados por la coalición Morena-PT-PVEM. Porque no se trata nada más de Morena, sino que, de hacer caso el INE y el TEPJF del griterío derechista para violar la Constitución, la coalición Seguimos haciendo historia se vería fuertemente afectada, mientras la alianza neofascista PRIANRD obtendría más legisladores de los que realmente obtuvo el 2 de junio. Asimismo, se estaría violentando el mandato popular, pues claramente millones de mexicanos votaron por el Plan C.

La oposición suele ser “creativa” –AMLO, peligro para México, deriva autoritaria, narcopresidente, mesías tropical, etc.- con sus epítetos antidemocráticos, pero solo exhiben el vació de sus intelectuales orgánicos y partidos políticos que detestan la democracia. Si no obtienen lo que anhelan –aunque la realidad no les cumpla sus anhelos- arrebatan. En la campaña electoral de 2006, la derecha amedrentó a los ciudadanos con su perversa propaganda. Incluso, la hoy autollamada “izquierda verdadera”, se creyó lo del comunismo y el chavismo-castrismo. En 2012, operó una mafia derechista que trastocó la votación comprando a manos llenas votos, vendiendo una falsa imagen televisiva. En 2018 y 2024, los mexicanos dijeron basta. La violencia propagandística de la derecha es tan evidente, que los ciudadanos decidieron por sí mismos.

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